María Pellicer, manager de Second y 'el Kanka': “Las plataformas digitales han logrado la democratización de la música”
María Pellicer, manager musical, fundadora de la empresa de representación y contratación Eo! Música, nos descubre los entresijos que se esconden tras las luces y sonidos de cualquier escenario que se precie. De su mano, y codo con codo, avanzan las carreras de bandas tan consagradas como Second y cantautores como Juan Gómez, 'el Kanka', así como emergen otras como las de Kuve, Carmen Boza o Mr Kilombo. Hacemos con María Pellicer un acercamiento a todo cuanto desconocemos de la industria musical.
¿Quién es María Pellicer según una misma?
Una apasionada de su trabajo. Es algo que forma parte de mi vida, por lo que podemos decir que María Pellicer es Eo! Música.
¿Y qué es Eo! Música y a qué se dedica?
Pues es una oficina de management, de contratación, de promoción… lo hacemos todo. Nos dedicamos a la representación de los artistas y a gestionar sus carreras. También es un sello discográfico. Por ejemplo, los discos de Second ('Anillos y Raíces') y Kuve ('Castillos de fuego') vieron la luz del día bajo el sello de Eo! Música, que distribuye Altafonte a nivel digital y físico.
Cuando somos niños y niñas siempre nos imaginamos siendo algo el día de mañana… ¿Qué te ha llevado a esta profesión? No creo que a lo que te dedicas hoy estuviera dentro de tu trending topic de la niñez
Pues mira, te voy a ser sincera: yo quería ser cantante. Pero a pesar de sacar un ocho en canto, lo cierto es que lo hago muy mal. Tuvo que ser mi madre, que es una mujer muy sincera, la que viéndome empeñada en ir por un camino que no era el mío, me dijo: “Hija, la cosa es que tú cantas mal”, por lo que desistí. En esa época el tema de los managers era una cosa que todavía era menos visible que hoy en día, no sabía que existía una industria detrás de un artista. Y bueno, yo iba a muchos conciertos y una vez me dio por pensar cómo había llegado ese cantante al escenario. De repente me fijaba en personas que salían por el escenario recogiendo cables, cambiando guitarras…, y empecé a investigar y descubrí que había gente que se dedicaba a lo que estoy haciendo yo justamente ahora. De pequeña ni por asomo se me pasó por la cabeza, menos cuando simplemente quería ser vagabunda, otro de mis retos (risas).
¿Cuáles son las funciones de un manager, a qué te dedicas en el día a día?
Yo te voy a hablar de mí, pues en este mundillo cada maestrillo tiene su librillo. Cada uno trabaja de forma diferente. La cuestión es que cuando por ejemplo te hablo de Second, yo me incluyo, son ellos cuatro y yo; cuando hablo de El Kanka, de Kuve o de cualquier otro artista, somos ese artista y yo. Así que mi día a día es despertarme y pensar, ¿qué necesitamos en Second? ¿Qué necesitamos para Carmen Boza o Mrs. Kilombo? Y así, atendiendo a esa respuesta, paso mi día. Aunque no te niego que otro de mis primeros pensamientos es: ¿qué marrón me va a venir hoy? (risas). Y no se trata de marrones graves, pero me siento responsable de ellos, así que cuando falla cualquier mínima publicación, o un disco que no ha llegado a un destino, o algo que no ha salido bien… siento como que me ha pasado a mí directamente.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo? ¿Cuál es ese momento en el que dices, “mi trabajo merece la pena”?
Sin duda, cuando acaba un concierto. Cuando veo las caras de felicidad tanto del grupo como del público que viene. Sea el público que sea, con independencia del lugar donde se haya actuado. Escuchar cosas como “Qué felicidad”, “Ha sido el día más feliz de mi vida”… Las sensaciones de la gente, en definitiva, me llenan un montón.
¿Cómo va lo del caché de los artistas, quién lo estipula, y en función de qué sube o baja?
Los cachés se determinan inicialmente calculando los gastos de la banda: si adicionalmente hay más músicos contratados o no, el sueldo de los técnicos, el sueldo del staff, gastos de alojamiento, desplazamiento, alquiler de backline… Luego se le suma un pequeño margen de ganancia y también se calcula un poco lo que el artista puede estar generando para la ciudad, para el festival o para donde esté tocando. No se trata de que lo que hayas vendido es lo que vales, sino que más o menos se hace un cálculo.
¿Y cómo se hace lo de priorizar? Es decir, ¿cómo una decide si mañana va en coche con el Kanka, o coge un vuelo para estar en otra ciudad con Second o cualquier otro artista?
Pues es una cuestión difícil. Me gustaría estar en todas partes la verdad. Siempre intento que no coincidan las cosas, pero eso es un imposible. Sobre todo me muevo por el sentido común, dependiendo de si creo que soy más útil en un sitio que en otro. Estoy pendiente de todos los conciertos. Ha habido días de tener cuatro conciertos a la vez, y bueno, pues cada uno lleva su personal y yo estoy en contacto continuo con ellos siempre, sea la hora que sea. Aunque también hay otros factores que pueden influir, por ejemplo, si ha salido algo mal durante la semana o no nos hemos entendido en alguna cosa. En definitiva, también cuando siento que el grupo necesita apoyo.
Oye, y ¿son caprichosos los artistas a la hora de exigir cosas?
Supongo que habrá de todo. Yo particularmente tengo mucha suerte. De hecho, en ocasiones digo: “Hijo, venga, un poquito de pedir algo que no pasa nada”. Así que cero caprichos, todo el mundo es súpersensato. También te digo que no podría trabajar con gente caprichosa. Soy afortunada, tengo el roster que siempre había deseado tener. Trabajo con los artistas que en algún momento había dicho en mi vida: “Me gusta este proyecto”.
¿Cuáles son los pasos que se siguen para llegar a un artista? ¿O son ellos los que llegan a ti?
Se pueden dar los dos casos. Ha habido artistas que he sido yo quien se ha acercado a ellos, y otros que han venido. No hay ninguna fórmula. En los principios, cuando comenzaba a trabajar, a mí no me conocía nadie, por lo que era difícil que me vinieran a buscar. Obviamente, cuando empiezas a destacar con algún artista ya hay quien se va interesando por ti. En mi trayectoria mi punto de inflexión fue sin duda 'el Kanka', de hecho Eo! Música lo creamos por ello. Llevamos ocho años juntos y yo lo creé todo con él. Mi carrera ha ido en paralelo a la suya. Cuando quedé la primera vez con él yo no había llevado ningún grupo de música antes, no tenía ni idea, me inventé todo lo que le dije. Afortunadamente ya lo sabe (risas).
Como vemos, tu labor conlleva un montón de tareas diversas, ¿el aspecto psicológico hasta qué punto lo tocas? Eso de la figura del coach, que está tan de moda, ¿también es de tu competencia?
Sí, por supuesto que sí. Es normal, alguien tiene que tirar del carro. Esta profesión es dura tanto para los artistas como para la gente que estamos detrás. Y cuando eres independiente, que todos los artistas con los que trabajo lo son, todavía más. Ninguno de ellos tiene una multinacional detrás que esté metiendo dinero. Cada céntimo que ganan lo hacen con su sudor, y cada persona que consiguen que vengan a una sala o a un concierto, se la han ganado a pulso. Hay muchos momentos de bajón, y una tiene que estar ahí para tirar hacia delante y hacerles ver que baches siempre hay, pero que no pasa absolutamente nada.
Estamos en plena era digital, hay millones de formas de darse a conocer. De hecho, cada vez más se maneja el tema de la autogestión, encontrando muchos grupos que sacan sus propios trabajos. ¿Cómo afectan estas cuestiones a tu oficio? ¿Te perjudican en algún sentido?
Para mí es lo mejor que ha podido pasar en la industria de la música. El hecho de que haya aparecido internet, que todo el mundo le teníamos un poco de miedo, con plataformas digitales como Spotify: ¡nos echábamos las manos a la cabeza porque se podía escuchar música de forma gratuita! Y realmente lo que han logrado las plataformas digitales es la democratización de la música. Ello nos ha permitido que podamos llegar a todo el mundo. Sería impensable que, por ejemplo, un grupo como Second pudiese ir a México a hacer una gira. Si no existiese Spotify, si no existiese Youtube sería muy difícil. So pena de que tengas una multinacional detrás que haga un plan estratégico por la zona, con la gran inversión que eso conlleva, claro.
Los formatos van cambiando, vemos cómo el directo pasa a ser la base de los grupos de música más, incluso, que la venta de discos… ¿Cómo crees que va a seguir evolucionando la industria, tienes alguna remota idea?
Tengo la ligera sospecha de que se volverán a vender discos. En el mundo todo es cíclico. Fíjate en la moda: hemos pasado de vestir con ropa un poco futurista a volver a ponernos vestimentas de los noventa. Ahora de repente irrumpen los vinilos, ¿cuánto hace que la gente no se compraba un vinilo? Todo va a seguir evolucionando en relación a lo digital, está claro. Pero creo que habrá un momento en el que se volverán a vender discos físicos.
¿Qué podrías reivindicar, políticamente hablando, en favor de tu profesión?
Respeto. Respeto por la música y por la cultura. En este país hay cero respeto hacia la cultura. Y en concreto hacia la música creo que lo hay mucho menos. Yo siempre pongo el mismo ejemplo: partiendo de la educación, cuando era pequeña, que era bastante rebelde, mis profesores me castigaban sin música cuando no me portaba convenientemente. Y eso es significativo a todos los efectos. Así que respeto es lo que reivindico, simplemente.
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