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Murcia y aparte es un blog de opinión y análisis sobre la Región de Murcia, un espacio de reflexión sobre Murcia y desde Murcia que se integra en la edición regional de eldiario.es.

Los responsables de las opiniones recogidas en este blog son sus propios autores.

Un altavoz para la causa más justa

Alejandro F. Romero

Murcia —

Permítame que le hable un poco de mí, antes de contarle cualquier otra cosa. Me llamo Alejandro, tengo 35 años y soy periodista. Formo parte del equipo fundador de un medio que podríamos llamar 'competencia' de eldiario.es Región de Murcia, Murciaeconomía, por lo que agradezco doblemente a Rafa, Pedro y María José que me hayan animado a escribir estas líneas.

También soy afectado por Talidomida, de los más jóvenes, pero tuve la suerte de nacer en una familia con dinero, y eso permitió a mis padres pagar operación tras operación hasta que consiguieron que me tuviera en pie y lograse caminar. De otro modo no hubiera sido posible. Acabé jugando al rugby, qué cosas.

Nací sin la mitad de los huesos que usted tiene en los tobillos. Nací sin peronés en ninguna de las dos piernas. Además, me falta la mano izquierda. Si estoy ahora escribiendo esto es en parte por el incorformismo y el tesón de mi madre, quizá porque de alguna manera se sentía culpable por haber ingerido esas pastillas que le recetó el médico, fabricadas por un laboratorio alemán. Pobre médico. Vaya cargo de conciencia. Muchos nacieron muertos.

También estoy aquí escribiendo esto por 'culpa' de Pepe Riquelme, un alcantarillero que fundó Avite, la asociación de víctimas de la Talidomida, quien me persiguió durante años para que me hiciera miembro, y que nunca aceptó ese pensamiento mío, ahora veo que un tanto estúpido y un tanto orgulloso, de “yo no quiero indemnizaciones, yo quiero vivir de mi trabajo y que nadie me regale nada”.

Riquelme me convenció para ir a una reunión de afectados en Madrid, y no fue hasta entonces cuando me di cuenta de que yo soy una excepción, un privilegiado. Muchos no tuvieron mi suerte, no tuvieron dinero para operarse o sus dolencias eran tan graves que ni todas las riquezas del mundo hubieran servido para paliarlas. Conocí gente que, como yo, no quería pensiones ni indemnizaciones, sino poder vivir y trabajar, y no podía.

Confieso que aquella convención en Madrid, en diciembre de hará tres o cuatro años, supuso para mí un antes y un después. Volví a Murcia pensando que qué clase de persona sería yo si, pudiendo hacer algo, no lo hiciera. Que, si no por mí mismo, por ellos, tendría que ayudar como mejor supiera.

Por eso, me propuse ayudar a que la asociación, su causa, tuvieran el altavoz que necesita. Una voz en los medios, porque, seamos sinceros: lo que no está en la tele no existe. Por eso seguramente usted nos habrá visto en algún 'telediario' protestando en la puerta de La Moncloa (que digo yo que está muy bien que Rajoy reciba a los campeones de waterpolo, de salto con pértiga o al ganador del Tour, que ojalá sea Valverde este año, pero que también podría ser el primer presidente de la democracia que escucha a este grupo de afectados), el Congreso saludando al Papa.

Por el camino nos hemos encontrado a un montón de buena gente que ha querido echar una mano por una causa que, les aseguro, es la más justa que conozco. Como la UCAM, o el Real Murcia, que se convirtió en el primer equipo de fútbol (no será el único) en poner a sus jugadores la camiseta de la asociación y apoyar a este grupo de 300 afectados.

También la gente que grabó el anuncio con el que felicitamos a la farmacéutica Grünenthal, que no hace más que poner obstáculos judiciales para que España siga siendo el único país del mundo cuyas víctimas de talidomida no han tenido ningún tipo de reparación, y que hace unos días nos hizo ganar uno de los premios del Festival de Cannes.

O los miembros del Parlamento Europeo en pleno (paradojas, también los del Partido Popular español que aquí nos niegan el pan y la sal). O las más de 125.000 personas que ya han firmado la petición en Change.org, algo que les puedo asegurar que anima, y mucho. Todos ellos van sumando voces al altavoz que cada vez suena más alto pidiendo justicia. Una justicia que, creo, va a tardar muy poco en llegar. Si este mundo es justo, no puede ser de otra manera.

Alejandro F. Romero

Periodista

@AFRomero_

 

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