Isabel Franco e Isabel Borrego han lanzado un SOS a los diputados socialistas murcianos para que sean valientes y traicionen al PSOE ante el futuro gobierno que muy probablemente saldrá mañana elegido.
El argumento de la vicepresidenta es tan grotesco e hipócrita, que si no fuera por la trascendencia de sus palabras, sería para anotarlo en la misma página de sus dislates dialécticos.
“Obráramos como habláramos”, decía aquel profesor de universidad. Y es que lo primero que debería hacer la flamante vicepresidenta y ganadora en la sombra de sus primarias, es cundir con el ejemplo.
La diferencia fundamental es que Ciudadanos se ha quedado en Murcia sin representación, y el Partido Socialista ganó las elecciones, y sacó una diferencia con Ciudadanos de 110 escaños.
Cada vez entiendo más por qué me dijo que la primera palabra que le salía al escuchar el nombre del presidente López Miras, era inmaduro. Después de escucharla pidiendo a los diputados socialistas que cumplan con la palabra dada en campaña electoral, me temo que entre inmaduros e inmaduras anda el juego.
Pero si lo de Isabel Franco y Ciudadanos, con Inés Arrimadas empeñada en seguir arrinconando a su partido en la derecha, ya es decepcionante, lo de Isabel Borrego exigiendo a los Saura y compañía que voten en contra de Pedro Sánchez, raya el insulto no a la inteligencia, sino a la decencia política.
Si tan negativo y peligroso creen que un gobierno de coalición pone en peligro la unidad de España y su futuro como país, en vez de pedirle a quien ganó las elecciones que se traicionen entre sí, tendrían que haber hecho un verdadero acto patriota, y simplemente abstenerse un puñado de diputados, entre ellos, los propios diputados populares murcianos.
Hubiera sido un detalle que, en vez de pedir a sus adversarios políticos que se apuñalen en nombre de la España que ustedes quieren, hubiesen salido a denunciar las presiones que algunos diputados están sufriendo para que cambien su voto de manera despótica e intolerable. Pero quizás eso sea un detalle de madurez, la misma de la que carece el conjunto del gobierno regional y algunos diputados nacionales.
La España política, que no social, es posible que se haya partido en dos, pero deberían saber que quienes la están dividiendo no son los independentistas ni los de Bildu, sino ustedes mismos: los partidos de la derecha que siguen empeñados en romperla en mil pedazos, sin importarles las consecuencias.
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