Demasiados años lleva el Partido Popular en las instituciones regionales. Tantos, que parece que existe una sociedad anestesiada que ni calcula, ni resiente los sucesivos atropellos democráticos que impulsa el presidente Tránsfuga de la Región de Murcia: compra diputados, revienta grupos parlamentarios y, por lo tanto, las mayorías que surgieron de las urnas. Ahora, reforma leyes desde la unilateralidad, compradas con los mismos con la única intención de intentar seguir en el poder.
Paralelamente a esto, nos encontramos en una Región que grita casi sin voz los derechos que ostenta. Mujeres que quieren tener sus hijos, pero que ven peligrar su vida y cómo López Miras las obliga a abortar en otras comunidades (o las expulsa del sistema sanitario sin acompañamiento psicológico, físico, ni médico ante un momento tan dramático, tan desesperado). A lo mismo nos enfrentamos con la muerte digna, la CARM impone un consejo asesor encargado de gestionar la administración del nuevo derecho, objetor de conciencia. El pasado viernes entraba en vigor el nuevo derecho, la libertad de ejercerlo, de poder morir sin sufrimiento y en la Región todo apunta en otra dirección.
En este sentido, tal y como nos tienen acostumbrados, en el mes de la libertad y el Orgullo tampoco los garantizan. Siguen sin aplicar las leyes que se aprueban en la Asamblea. En 2016 se aprobó la Ley de Igualdad LGTBI, a propuesta del PSOE, pero aprobada por unanimidad; y a mitad del 2021 sigue sin aprobarse un solo protocolo. Lo único que han puesto en marcha, el Observatorio, lo intentan con homófobos declarados, de cierta universidad privada, que rechazan participar debido a su odio. A su vez, marginan a los colectivos que se baten el cobre diariamente para defender los derechos y la dignidad de todas las personas que hemos sufrido, o sufrimos, lgtbifobia en la Región de Murcia.
Vivimos en una Región en la que parece que todo vale. El grito de libertad se resume en una comodidad cómplice de todos aquellos que pretenden seguir viviendo del cuento sin mejorar, ni un poco, la vida de las personas que peor lo pasan. Viven, en cambio, pensando que todo va bien y que nadie les va a parar los pies. Pero somos muchos más los que estamos hartos de esta dinámica.
Quiero vivir en una Región diversa y orgullosa. Una Región que deje de ser noticia solo por casos de corrupción o nepotismo político. Una Región, en definitiva, que vuele y acoja, que presuma de ser la mejor tierra por la libertad de ser y vivir de las murcianas y los murcianos. Vivo feliz pensando que esto va a ocurrir porque sé que pasará y cada orgullo es una muestra de ello.
La libertad no va solo de hacer lo que uno quiera, sino de respetar que los demás sean como se sientan. Es en este sentido ni el VETO, mal llamado PIN PARENTAL. promovido por los ultras y liderado por el PP, ni las fobias de la consejera de Educación, van a conseguir cambiar una tendencia que ya es mayoritaria en la ciudadanía española: un 76% de españoles están a favor del matrimonio igualitario, y un 77% a favor de que las parejas LGTBI tengan los mismos derechos en adopción o administrativos que las heterosexuales. Valores, todos ellos, que vienen garantizados en la asignatura de educación sexual introducida en el currículo académico por la LOMLOE.
Nos hemos cansado de tutelajes innecesarios de aquellos que no quieren que nada cambie. ¿Vivimos en la mejor tierra del mundo? Quizás sí, pero yo me conformaría con vivir en una buena Región que luche por la libertad y contra las desigualdades, también de las personas trans y su autodeterminación. Y eso solo depende de nosotras y de nosotros, también de ti. La Región puede y debe ser la mejor, si la ciudadanía y nuestros dirigentes creen en ella y eso está en nuestras manos.
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