Las dos líneas rojas en la protección animal por ley: el sacrificio cero y las colonias felinas

El movimiento de protección animal lo tiene claro. Hay dos línes rojas que son innegociables a la hora de mediar, promover, asesorar e impulsar la reforma de leyes autonómicas y de ordenanzas municipales de protección animal.

1. La regulación de los gatos ferales y de las colonias felinas.

2. El sacrificio cero de los animales recogidos por servicios municipales (perreras, “protectoras de animales” o empresas privadas).

¿Qué es un gato feral?

El gato feral es un gato abandonado o su descendiente, que se puede haber extraviado, o ser autopaseante, que haya aprendido a vivir en la calle. Normalmente vive en la calle, jardines, parques y entornos urbanos o cercanos a núcleos poblacionales. Su alimento procede del ser humano, los que tienen más suerte, se alimentan de pienso seco proporcionado directamente por los gestores de colonias felinas. Los que tienen menos suerte, se nutren de los restos de comida que “roban” de los contenedores de basura. Se les conoce popularmente como gato callejero y pertenence a la misma especie felina que la del gato que habita en una casa y/o tiene poseedor, ya que ambos son felinos domésticos. De ahí que se reinvidique a nivel legal su inclusión de forma expresa en las normas administrativas de protección animal que regulan los animales domésticos.

¿Qué son las colonias felinas?

Son las agrupaciones de gatos ferales que viven juntos en una misma zona, calle, jardin, parque u otro sitio, en forma de clan cerrado. Son muy territoriales y no suelen admitir en su “gueto” a felinos procedentes de otras colonias o  que aparezcan por su zona de repente tras haber sido abandonados o extraviados.

Cuando se regula el gato feral y las colonias felinas en una norma también se recoge en el texto legal la aplicación del método C.E.R., (Captura, Esterilización y Retorno del gato feral al punto donde fue capturado) porque es la forma más ética, efectiva y eficiente de gestionar con dinero público las colonias felinas, en lugar de realizar capturas masivas para dejarlos hacinados en perreras y/o sacrificarlos, por su carácter poco sociable y por ende no adoptables.

¿Qué es el sacrificio cero?

Implica que no se sacrifican animales domésticos recogidos por el servicio municipal de un Ayuntamiento, salvo que el animal esté sufriendo y no haya tratamiento, siendo su eutanasia, la única forma de evitarle sufrimiento.

Afortunadamente para los animales domésticos y para el movimiento de la protección animal se están modificando muchas de las leyes autonómicas de protección animal de la década de las 90, para ser más garantes del bienestar de los animales domésticos. Las leyes autonómicas de protección animal de la citada década tienen como denominador común la legalidad del sacrificio de animales en perreras municipales y la ausencia de regulación de forma expresa de los gatos ferales. Salvo la excepción de la ley de protección animal de Asturias, que es del año 2002, que regulaba de forma expresa a los gatos ferales si bien los cita como “gatos errantes”.

Actualmente se han modificado varias leyes autonómicas de protección animal como por ejemplo, la de Cataluña, Madrid, Galicia, Murcia, La Rioja, Navarra y el reglamento de protección animal de Ceuta. Todas estas nuevas normas administrativas de protección animal contemplan de forma expresa tanto la regulación de los gatos ferales, colonias felinas y aplicación del método C.E.R. como el sacrificio cero.

Es decir, que no se puede sacrificar a animales domésticos sanos o que puedan tener una vida digna y sin sufrimiento, en el caso de que los animales domésticos sean recogidos por casos de abandono, extravío, maltrato o porque hayan sido incautados por haber causado lesiones graves y/o reiteradas a personas o a otros animales o  porque sus poseedores y/o propietarios los hayan “cedido” al citado servicio municipal de recogida de animales.

El sacrificio cero y la protección de los gatos ferales son las dos líneas rojas e innegociables para las entidades de protección animal que velan por una garantía legal y real del bienestar de los animales de compañía. Sino fuera por las entidades de protección animal, por el movimiento de protección animal y por los juristas especializados en derecho animal, aún sería legal sacrificar animales en las Comunidades Autónomas citadas anteriormente.

Por desgracia, a día de hoy, en el resto de Comunidades Autónomas es legal contratar un servicio de recogida municipal de animales donde se pueda sacrificar animales por exceso de cupo. Si transcurrido un plazo concreto de días, desde la recogida del animal y puesto en adopción, éste no fue adoptado, al igual que es legal que no regulen de forma expresa el gato feral, las colonias felinas y el método C.E.R.

Hay que puntualizar que afortunadamente hay Ayuntamientos de diferentes Comunidades Autónomas que aún no teniendo obligación legal de tener contratado un servicio municipal de recogida de animales con aplicación de sacrificio cero y no tener regulado las colonias felinas, sí que están aplicando el sacrificio cero y la aplicación del método C.E.R., como por ejemplo ocurre, en los municipios de Torrevieja, Guardamar del Segura y Rojales.

Por todo lo expuesto, las entidades de protección animal y los profesionales especializados en derecho animal que asesoramos, a los legisladores autonómicos y municipales en materia de protección animal defendemos legalmente “a capa y espada” que se regule el sacrificio cero y las colonias felinas.

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