El cabreo sanitario
Los aplausos a los sanitarios son necesarios desde el inicio de la crisis. Lo seguirán siendo día a día hasta el final. Para mostrarles gratitud por lo que hacen, y para intentar transmitirles algo, parte o toda la fuerza que están necesitando en su lucha. Que es la nuestra porque, en definitiva, es a nosotros a quienes protegen.
Por todo eso, se resquebrajan las conciencias, hierve la sangre en las venas, se hincha la yugular y enrojece la cara de ira cuando llegan historias de riesgos que afrontan simplemente para hacer lo que saben: atender enfermos o posibles enfermos. Y esto les afecta a todos los que componen ese sector, desde celadores, a administrativos, auxiliares, enfermeros, médicos...
En un hospital público céntrico de Murcia varias decenas de sanitarios de Urgencias han firmado un escrito dirigido al gerente en el que protestan por “no contar con el material adecuado (EPIs)”, léase equipos de protección individual, “para una correcta atención a posibles casos de COVID-19”, cosa “que debería cumplirse según el Real Decreto 664/1997 de 12 de mayo”, sobre “protección de los trabajadores contra riesgos relacionados con la exposicióna agentes biológicos durante el trabajo”.
La paradoja, por decirlo suavemente, es que “después de haber acudido al curso de manejo de EPI, impartido por el Servicio de Riesgos Laborales de este centro (…) nos encontramos en una realidad totalmente contraria y fuera de la normativa vigente ya que el entorno de trabajo debe ser seguro y el ejercicio de la actividad laboral no debe ser perjudicial para el trabajador”.
Dice más cosas el escrito que los trabajadores pretendían entregar el lunes. Y es solo un caso en un lugar concreto de los muchos similares que se están produciendo en el nivel más básico e inmediato de la atención médica: atención primaria y urgencias.
En ese primer y primordial nivel de los centros de salud, también hay problemas similares al reseñado de un hospital público. En uno de eso “ambulatorios”, también del centro de Murcia y que es de los más grandes de la región, un responsable ha recomendado a los médicos que visitan y hacen pruebas a posibles infectados que consigan por su cuenta equipos de protección individual, los citados EPIs. Alguno han recurrido a amigos para pedir un pantalón y/o una chaqueta impermeable, lo que tuviera. El responsable dizque daba por descontado que los EPIS de verdad ni estaban ni eran esperados en un futuro razonablemente próximo.
Son dos ejemplos de los muchos habidos en cualquier centro sanitario de la región… y de casi todo el Estado, no nos engañemos. Cito a Íñigo Sáez de Ugarte en este diario, anteayer mismo: “El PP tiene el poder en la Comunidad de Madrid desde 1995, y por tanto es el mayor responsable de la Sanidad madrileña desde hace 25 años. La estrategia de atacar al Gobierno de Sánchez a la menor oportunidad es una forma de presentarse como víctima de la situación, no como corresponsable, junto al Gobierno central”.
Sustituyan “Madrid” por “Murcia” y verán que no les resulta extraña la frase, publicada el mismo día que el inefable presidente murciano sacaba de nuevo los pies del plato, para demostrar una vez más que es lo mejor que sabe hacer. No solo él es responsable, aunque se refugie en el “yo no he sido, yo no estaba, yo no había nacido”. Aquella carta de los sanitarios de Urgencias ha estado en buena parte provocada por la disconformidad rayana en la indignación que sentían cuando conocían la información que transmitía a diario el consejero de Salud, Manuel Villegas.
En su última aparición el jefe del Ejecutivo empezó por “el Consejo de Gobierno ha decidido...” y terminó con un “exijo que...”, pasando de la asunción corporativa de responsabilidad a la personal. Con la segunda no merece perder el tiempo. Con la primera sí.
Esa línea política tan arraigada en Murcia de sálvese quien pueda contribuye, como siempre, a intentar crear por intereses electoralistas y en beneficio propio la sensación de que hay comunidades de primera y otras de segunda. Y las culpas nunca son de aquí. Cuéntenselo a los sanitarios que aplaudimos por las noches. A ver qué dicen. Dejo, para terminar una guinda por si quieren abundar en la cuestión. Vale.
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