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Cobijo para personas sin hogar en tiempos de coronavirus: “Estamos muy agradecidos”

Personas sin techo alojadas en el albergue El Valle, en Murcia

Santiago Cabrera Catanesi

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La pandemia global del coronavirus ha afectado a nuestra forma de vida. Desde que se proclamara el confinamiento en todo el país el 13 de marzo, y se permitiera solo salir de casa para cubrir necesidades básicas, las calles se han vaciado. Con una ampliación del aislamiento obligatorio hasta el 11 de abril, y el crecimiento diario de infectados, se hace más necesario que nunca la responsabilidad cívica.

Sin embargo, hay muchos que no pueden cumplir el confinamiento marcado. No se trata de sanitarios o transportistas, que trabajan diligentemente en la lucha contra el COVID-19 en primera línea. Hablamos de las personas sin hogar, aquellas que no tienen un techo y viven en la calle, lo que les expone en mayor medida al coronavirus y los convierte, a su vez, en un foco de contagio.

Por ello, la Consejería de Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social de la Región de Murcia, dirigida por Isabel Franco, ha dispuesto 207 plazas en cuatro establecimientos diferentes para dar cobijo a sintecho en varios puntos de la Comunidad.

El parque regional El Valle, en Murcia, acogerá a 52 personas, mientras que el residencial El Coto y el hotel Los Habaneros, en Cartagena, asistirán a 40 y 25 respectivamente. Por su parte, El Peñasco, en Mazarrón, dará alojamiento a 90 sintecho. Los cuatro emplazamientos se encargarán de cubrir las necesidades habitacionales mientras dure el estado de emergencia por el COVID-19. En el último recuento realizado el viernes 26 de marzo a primera hora, el 85 por ciento de las plazas estaban ocupadas.

Cáritas, Hogar Sí, la Dirección General de Protección Civil, Cruz Roja y el Servicio de Emergencia Móvil y Atención Social (SEMAS) del Ayuntamiento de Murcia colaboran con la iniciativa de la Consejería de Política Social.

“Me siento un privilegiado”

David Marín que vive en la calle desde el 11 de marzo, es de un pueblo de Murcia y se encontró de repente con una crisis sanitaria que vació la ciudad. Llegó al albergue del Valle gracias al SEMAS y asegura sentirse “muy agradecido” por el “buen trato” que está recibiendo.

Jorge Antonio llevaba dos meses en la calle y con problemas con el alcohol cuando se proclamó el estado de alarma por la pandemia: “Me siento un privilegiado, tienen todo lo esencial en higiene, alimentación, medicación y medidas de segurida”. Ahora mismo se encuentra bien sin beber y piensa seguir así.

Juana se escapó de su casa con su novio y vive en la calle desde hace un mes. Su madre ya no la acepta y no tenían dónde ir en plena lucha por contener el contagio de COVID-19. Al tener la oportunidad de ser acogidos se sienten muy agradecidos al SEMAS y a Cáritas: “Está todo perfecto”.

Antes de ser asignados a uno de los cuatro establecimientos, los sintecho se someten una revisión médica básica en busca de síntomas que cuadren con el COVID-19, “no queremos mezclar con personas sanas a infectados que deban ser tratados”, señalan fuente de la organización de la Consejería de Política Social. Luego, se separa a las personas que sufren adicciones, las mentalmente inestables y aquellas que no presentan problemas mentales ni dependencia con las drogas. “Los adictos son diagnosticados y reciben los fármacos que requiere su tratamiento”.

Conforme van ingresando en los alojamientos se les dispone material sanitario para evitar contagios: guantes y una mascarilla, además de ser rigurosos en las medidas básicas de higiene, y respetando la distancia de un metro y medio recomendada.

La Dirección General de Servicios Sociales y Relaciones con el Tercer Sector ha coordinado el acondicionamiento de los sitios de hospedaje para muchas personas que solo podía acudir a comer a Jesús Abandonado, pero no disponían de plaza para pasar la noche. El año pasado atendieron o acompañaron 2.400 personas sin hogar en toda la Región, con un presupuesto de 740.000 euros.

Cáritas gestiona tres de los cuatro establecimientos

José López Mellado, director general de Servicios Sociales, destaca el apoyo de Cáritas que, además de encargarse del acompañamiento y la intervención social de las personas sin hogar trasladadas a El Valle, gestiona el residencial El Coto y El Peñasco. O sea, se encargan de tres de los cuatro recursos habilitados por la vicepresidenta y consejera Isabel Franco para no dejar a nadie en la calle durante el estado de alarma generado por el COVID-19. Por su parte, la Delegación del Gobierno se ha hecho cargo de garantizar la seguridad en los accesos a los cuatro emplazamientos.

López Mellado apunta que la empresa Ferrovial se encarga de la limpieza y desinfección del albergue de El Valle y El Peñasco y el Ayuntamiento de Cartagena de los otros dos recursos ubicados en su municipio, además de la vigilancia. Estas labores cumplen con las exigencias y recomendaciones de la Consejería de Salud.

El director general de Servicios Sociales también destaca la colaboración de la empresa transportista Disfrimur, que les brinda la oportunidad de ofrecer alimentos que precisan mantener la cadena de frío: “Hablamos de frutas, hortalizas y verduras, muy importantes en esta época del año”. También hace hincapié en el beneficio que representa la cercanía con la agricultura murciana. “La calidad de los alimentos es muy importante y de difícil acceso para personas necesitadas, vulnerables y sin hogar”.

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