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División en el vestuario del Alhama Pozo ante las denuncias al entrenador por tratos vejatorios a las jugadoras

El entrenador Randri García con algunas de las jugadoras del Alhama ElPozo

Olga Lorente

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El fútbol femenino español vuelve a estar en el foco, lamentablemente, por cosas totalmente extradeportivas. El año en el que el fútbol femenino ha sido reconocido por el Consejo Superior de Deportes como deporte profesional y se ha firmado un convenio colectivo para las jugadoras, no paran de salir noticias sobre las quejas de éstas por la mala praxis de sus entrenadores. Sucedió hace algunos meses con la selección española absoluta, a la que la mayoría de las denunciantes siguen sin acudir, contra Jorge Vilda y está pasando esta semana en el Alhama ElPozo sobre Randri García. En el caso del equipo murciano la situación es algo más especial ya que el técnico es el hijo del presidente del club, el marido de la directora deportiva (la que se encarga de confeccionar la plantilla) y lleva dirigiendo al equipo, que vive su primera temporada en la máxima categoría, desde que se fundó la entidad. Es decir, que es el alma del proyecto.

El pasado lunes por la tarde saltaba la noticia de que las futbolistas del Alhama ElPozo estaban recibiendo por parte de su entrenador, reiteradamente, insultos y faltas de respeto sobre su físico y su orientación sexual. El detonante para hacer públicas estas denuncias es una fotografía enviada a las jugadoras después de ganar un partido importante (el equipo está jugándose la permanencia en la Liga F), que alguna de ellas considera inapropiada por su contenido sexual. No todas las integrantes de la plantilla lo perciben así. Según fuentes cercanas al club que ha podido consultar este diario, en dicha imagen no aparece el entrenador, pero sí miembros del staff técnico, hombres, desnudos en la ducha tapándose sus partes íntimas.

Tras hacerse públicas estas graves acusaciones, la entidad murciana emitía un comunicado en sus redes sociales un tanto contradictorio. En él, textualmente, negaba “cualquier incidente grave en relación con sus jugadoras”, pero a su vez sí reconocía que “han sido atendidas todas las quejas que se han recibido en el día de hoy (por el lunes), sin que se hayan notificado insultos, vejaciones o cualquier comportamiento similar”. Sobre el asunto de la fotografía dicho texto también es algo confuso: “En relación con la supuesta difusión de una imagen, advertimos de que no son ciertas muchas de las informaciones que se están publicando y que, al respecto, el club inició hace varios días una investigación interna y se está siguiendo el protocolo conforme marca el propio convenio colectivo para el fútbol femenino, una de cuyas exigencias es que se tramite de forma confidencial para proteger los derechos de todos los afectados”.

Cruce de comunicados

Al día siguiente de estas informaciones, el sindicato de futbolistas profesionales Futpro expresó en otro comunicado que “tras haber tenido constancia de que el entrenador del primer equipo femenino del Alhama Club de Fútbol ha podido tener conductas vulneradoras de los más elementales derechos laborales de las jugadoras, durante las últimas semanas se han presentado diversas denuncias ante Inspección de Trabajo, Federación Española de Fútbol (RFEF) y Consejo Superior de Deportes (CSD), así como otro tipo de procedimientos. Además, desde nuestra asociación se quiere remarcar que en cuanto se tuvo constancia y pruebas de lo sucedido, se pusieron en conocimiento del club estos comportamientos a fin de que se active el protocolo del convenio colectivo para garantizar la protección de las futbolistas y apartar al entrenador de forma provisional e inmediata”. Ante esta denuncia, de nuevo fuentes cercanas al club aseguran no tener constancia de que también se haya llevado por la vía judicial.

La situación dio un giro cuando horas después, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) lanzaba un escrito firmado por 17 de las 22 futbolistas que integran la plantilla del Alhama ElPozo. En él afirman que “es falso que hayamos denunciado un supuesto comportamiento inapropiado por parte del entrenador. No estamos de acuerdo en acusar al entrenador como un acosador sexual, algo que es de una enorme gravedad”. También quisieron subrayar que “en ningún momento nos hemos sentido acosadas con gestos o hechos que pudieran vulnerar nuestra dignidad e intimidad personal y profesional. Si estos hechos se hubieran producido, los habríamos denunciado de inmediato en todas aquellas instancias que fueran necesarias”.

Este comunicado ponía de manifiesto la clara ruptura que hay dentro del vestuario del club murciano entorno a la figura de su entrenador, Randri García, al no estar firmado, con nombre y apellidos, por todas sus integrantes. De él se extraen también las identidades de las futbolistas que no lo rubricaron, con lo que se pierde en cierto modo ese principio de confidencialidad que marca el convenio colectivo anteriormente citado. Hay que dejar claro que no firmar ese comunicado no quiere decir que las convierta en denunciantes puesto que no se sabe cuántas futbolistas son las que denuncian. Es más, después 15 de esas 17 jugadoras que firman ese texto publicaron un vídeo en redes sociales exculpando a su entrenador de acoso sexual. Únicamente se centraron en eso, no se pronunciaron sobre otros asuntos.

Según ha podido saber este diario, el mismo martes (día después de saltar el asunto) el equipo entrenó por la mañana bajo las órdenes de Randri García. Lo hicieron todas las futbolistas que componen la plantilla, incluidas las que no firmaron ese comunicado de AFE en el que –en cierto modo- se respalda a su entrenador. El club impidió la entrada a los medios de comunicación que querían presenciar la práctica y tampoco está previsto ninguna nueva comparecencia pública ni pronunciarse sobre este tema. Es más, mañana jueves había programada una rueda de prensa del técnico previa al partido que su equipo disputa el viernes, como es habitual, pero parece que ésta no tendrá lugar. De momento, el club y sus futbolistas optan públicamente por el silencio. La situación del Alhama ElPozo en lo deportivo es complicada ya que están jugándose seguir en la máxima categoría del fútbol femenino español o descender. Es decir, tener un contrato profesional o no, con todo lo que ello supone.

Sí se ha pronunciado una exjugadora del conjunto murciano, Nazaret Segura: “Me he quitado un peso de encima. Sólo pude estar seis meses en el club, no lo aguanté más. El entrenador te infravalora tanto que sientes que no sirves para nada. Randri hacía comentarios muy duros y vejatorios hacia su plantilla, aludiendo en muchas ocasiones al físico. Nos decía estás gorda, no sé qué haces jugando al fútbol. Yo hablo de acoso laboral, lo del acoso sexual no creo que haya existido. Por esa parte entiendo el comunicado de las 17 jugadoras, para defenderle de un acoso sexual que no creo que haya existido. El club es él y no puedes ir contra él”.

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