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La reconquista abertzale de Pamplona: los socialistas derriban el último muro con EH Bildu y Asiron será alcalde de nuevo

Joseba Asiron y Cristina Ibarra, en el primer pleno de la legislatura en junio

Iker Rioja Andueza / Rodrigo Saiz

Pamplona —

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Durante el proceso de investidura de Pedro Sánchez, hace unas semanas, Sumar, PNV, Junts o ERC, los socios del PSOE, fueron firmando uno por uno sus acuerdos y contrapartidas. Se habló de Rodalies, de transferencias estatutarias a Euskadi o, desde luego, de la amnistía. EH Bildu no entró en ese carrusel. Desde la misma noche electoral del 23 de julio la coalición dejó claro que sí o sí apoyaría una opción progresista frente a una alternativa de la derecha. Pero, por otro lado, era evidente que el anhelo último de EH Bildu era recuperar para Joseba Asiron la alcaldía de Pamplona, ciudad calificada en su día por Arnaldo Otegi como “la Jerusalén de los vascos”, la capital del viejo reino. Porque, no, no es nuevo que Pamplona tenga alcalde independentista: el propio Asiron fue regidor entre 2015 y 2019. Eso volverá a ser una realidad el 28 de diciembre, el día de los Santos Inocentes. Una moción de censura acabará con el breve periplo de Cristina Ibarrola, de UPN.

En la anterior etapa de Asiron no fue necesario el concurso del PSN. Bastó con otros socios. En 2019 sí lo era y los socialistas se negaron en redondo. No solamente eso. Es recordada la intervención de la entonces portavoz local, Maite Esporrín, en la que celebró los resultados electorales como una victoria a pesar del tercer puesto felicitando a UPN y con un repetido “Agur Asiron! Agur, agur, agur!”. “Es una satisfacción inmensa”, clamó Esporrín. Ni siquiera el apoyo continuado, presupuesto a presupuesto, de los abertzales a la presidenta María Chivite, que también se estrenó en 2019, supuso un cambio en la cerrazón socialista a cruzar esa línea.

Ahora, en cambio, los socialistas han decidido derribar su último muro con la izquierda abertzale y han acordado apoyar el 28 de diciembre una moción de censura que desalojará a una derecha, la foralista, que no hace tanto era aliada en Navarra. Sostienen en la sala de máquinas socialista que el PSN de Pamplona “es otro” en la actualidad y que incluso “Asiron también es otro”. O, al menos, es diferente lo que representa EH Bildu para ellos después de años de confianza. Además, inciden en que operan claves locales: años sin presupuestos -los últimos se los aprobó el PSN a UPN-, proyectos con contestación ciudadana y una alcaldesa que veían como jefa de la oposición a Chivite y a Sánchez desde su baluarte institucional.

El PSN, en un movimiento conocido y compartido no solamente por la nueva portavoz local, Marina Curiel, sino también por su predecesora, Elma Saiz, ahora ministra y una de las que aplaudían a Esporrín en 2019, por la secretaria general y presidenta navarra, María Chivite, y desde luego por el 'número tres' de Ferraz, el navarro Santos Cerdán, ha firmado con EH Bildu un acuerdo del que también forman parte Geroa Bai (la marca navarra de PNV y Socialverdes) y Contigo/Zurekin (la confluencia de Podemos, IU o Batzarre). Son las cuatro fuerzas que también operan en coordinación en el Gobierno de Navarra. Eso sí, ni EH Bildu forma parte del gabinete autonómico ni el PSN entrará al de Asiron. Geroa Bai sí se ha ofrecido a cogobernar en la ciudad.

La negociadora principal comisionada por EH Bildu para esta compleja operación política ha sido Miren Zabaleta (Pamplona, 1981). Es la responsable de la formación en Navarra, como antes lo fue de su principal partido, Sortu. Es hija de Patxi Zabaleta, histórico dirigente de la extinta Herri Batasuna que condenó el terrorismo y creó un partido nuevo, Aralar, luego integrado precisamente en EH Bildu. Su hija fue una de las encarceladas junto a Otegi en el denominado 'caso Bateragune'. La portavoz, que ha explicado el acuerdo primero en castellano y luego en euskera, ha negado la mayor: “No hay ninguna causa-efecto entre la investidura de Sánchez y la moción de censura”. Zabaleta es miembro de la mesa política nacional de EH Bildu. Es la misma que decidió el lunes proponer a Pello Otxandiano como candidato a lehendakari. Es la misma en que se ordenó a los asistentes a que dejaran fuera de la sala móviles y portátiles para evitar filtraciones.

Pero sí hay al menos una evidente gestión de los tiempos. La composición del plenario municipal es la misma hora que el 17 de junio, cuando fue proclamada Ibarrola (Pamplona, 1969), pero entonces estaba ya lanzada la precampaña de las generales y el PSN no se avino a apoyar a la segunda fuerza en las urnas en los comicios locales de mayo. UPN logró nueve escaños y EH Bildu ocho. Quedó tercera la ahora ministra de Sánchez con cinco. El PP sacó dos, Geroa Bai otros tantos y Contigo/Zurekin retuvo uno. También se gestionaron los tiempos y se pospuso a después de las generales la investidura de Chivite en Navarra, donde la abstención de EH Bildu fue decisiva por segunda legislatura consecutiva, aunque es igualmente cierto que antes de esta etapa EH Bildu estaba en el Gobierno foral con dos consejeros, una de ellas al frente de Interior.

Ni siquiera cristalizó una fórmula intermedia bautizada como 'operación Balduz II'. El primer alcalde democrático de Pamplona fue Julián Balduz, el hombre que cerraba las listas de Saiz en las elecciones de mayo. No ganó las elecciones en 1979. Ni mucho menos. ¿Cómo lo logró? Por aquel entonces también el centro-derecha -representada por UCD- y la izquierda abertzale -Herri Batasuna (HB)- eran las fuerzas principales y Balduz quedó tercero, con únicamente cinco de los 27 ediles. Pero, con tal de que no gobernaran los de Adolfo Suárez, HB cedió sus votos al PSN -entonces una filial del PSOE vasco- y, unidos a los del PNV, logró el poder. Y pudo repetir una segunda legislatura. Él mismo lo contó en mayo en una conferencia. En junio tanto Txema Mauleón, de Batzarre y referente de Contigo/Zurekin, como Geroa Bai ofrecieron esta posibilidad. Si el PSN no quería votar a EH Bildu, ambas fuerzas podían coincidir en apoyar a un tercero progresista y, luego, avanzada la legislatura, reordenar el panorama. No fue posible.

EH Bildu y PSN insisten en que la moción de censura bebe mucho de la mala gestión de estos meses en Pamplona y que es un pacto cerrado en Navarra y para Navarra. También en que se persigue crear un marco de estabilidad en el Ayuntamiento, con aprobación de los primeros presupuestos desde 2021. El PNV, parte de Geroa Bai, apunta que era algo imprescindible por la “parálisis” de la ciudad. Sin embargo, Andoni Ortuzar ha dicho en la misma entrevista en Onda Vasca en la que le han preguntado por Pamplona otra reflexión muy distinta sobre la coalición en el marco de su pugna de cara a las próximas elecciones vascas: “[EH] Bildu lo que quiere es que esto no salga bien. El país le da igual. Toda la vida le han dado igual las instituciones. No me creo que ahora sean importantes. La gestión es un medio para llegar al poder sin más. El día en que lleguen al poder... Bueno, nosotros vamos a impedir que eso suceda”. La referente de Podemos en Navarra y consejera Begoña Alfaro ha calificado de “gran noticia” el giro en la capital porque “la inmensa mayoría de la ciudadanía apostó por opciones progresistas” en mayo.

Fuera de los firmantes, el pacto ha supuesto un nuevo terremoto político en España. UPN ha dicho, textualmente, que el PSN “va a entregar Pamplona a los terroristas de EH Bildu”. Su presidente, Javier Esparza, que ha anunciado la ruptura de todas las relaciones con el PSN, ha comentado la noticia en X (la antigua Twitter) asegurando que los socialistas han negociado “con miembros de ETA”. La organización terrorista cesó en su actividad criminal en 2011 y desapareció en 2018. El futuro alcalde, Asiron, firmó en 1998 un manifiesto de condena del asesinato del concejal Tomás Caballero, de UPN. “Nosotros, euskaldunes navarros en el umbral del siglo XXI, ante el criminal atentado cometido en Pamplona, queremos manifestar nuestra más firme y total condena del injustificable asesinato de Tomás Caballero [...]. De la misma forma que no queremos ningún tipo de imposición o violencia contra nosotros, tampoco la deseamos para nadie. Esas vías no dan fruto alguno, son estériles y frustrantes. Ese crimen cometido en nombre de Euskal Herria es también un atentado en contra de todo lo euskaldun de Navarra”, suscribió el historiador y profesor.

Dos de los siete colaboradores de Asiron en el Ayuntamiento, Maider Beloki y Borja Izagirre, no solamente son de EA, partido socialdemócrata integrado en EH Bildu, sino que forman parte de su sector crítico, que ha cuestionado en innumerables ocasiones las posiciones orgánicas y políticas de Sortu, también en relación a ETA. El PP ha insistido en su tesis de los “pactos encapuchados”, en palabras del propio Alberto Núñez Feijóo. Se da la circunstancia de que el PP debilitó las opciones de la derecha en Pamplona al dinamitar Navarra Suma, la coalición que mantenían con UPN y Ciudadanos. En mayo, por separado, UPN logró nueve escaños y el PP dos. Unidos habrían llegado a doce con los mismos votos y le habrían quitado uno... a los socialistas. El PP presentó una lista propia encabezada por Carlos García Adanero, quien junto a Sergio Sayas reventó el acuerdo para apoyar la reforma laboral de Yolanda Díaz cuando eran diputados de UPN en el Congreso.

Pero las críticas también han llegado desde las filas socialistas. Javier Lambán, expresidente de Aragón y secretario general de la comunidad vecina, ha lamentado que los “herederos de ETA” se lleven Pamplona y le invade una “profunda desolación” por el hecho de que vaya a ocurrir con apoyo del PSN. Fuentes socialistas indican que también se ha hecho una llamada para explicar la situación al PSE-EE. La federación vasca ha insistido mucho en las últimas fechas en que, de cara a las elecciones de 2024, no se plantean hacer lehendakari a nadie de EH Bildu aunque alcancen acuerdos “puntuales” con esa formación. Eneko Andueza, secretario general y candidato, ha insistido en esa idea, aunque ha admitido que hay motivos políticos en Pamplona para realizar esta operación. Su familia es de origen navarro.

“No necesitamos que nadie nos diga quién es EH Bildu y su trayectoria. Hemos sido víctimas de ETA”, ha replicado Ramón Alzorriz, el secretario de Organización del PSN, que ha admitido que el acuerdo puede no ser entendido por muchos aunque es necesario. “Hay que ser valientes”, ha argumentado. Ha recordado que ETA acabó hace “doce años”. El PSN ha consultado con su asamblea de Pamplona el acuerdo en una reunión cerrada este mismo miércoles. No se oculta que pueda producirse una pequeña contestación de quienes siguen aplaudiendo el “Agur Asiron!”, aunque en todo caso minoritaria. En las filas socialistas se tiene muy presente que la derecha, en la que se incluye UPN, se manifiesta y critica “un día sí y otro también” al partido. “Te voy a decir una cosa. Esto se tenía que haber hecho mucho antes”, sostenía en la puerta de la sede del paseo de Sarasate un veterano militante antes de la asamblea.

La moción de censura ha implicado la firma de dos documentos. El primero es la petición como tal ante el registro del Ayuntamiento. Ha sido sellada a las 10.09 horas de este miércoles, dos horas después de anunciada y hora y media antes de que la explicaran Zabaleta y Asiron. Incluye la firma de los 16 ediles de EH Bildu, PSN, Geroa Bai y Contigo/Zurekin y la aceptación de Asiron de su condición de candidato y futuro alcalde. El segundo documento es un pacto a dos bandas entre el PSN y EH Bildu, por ese orden. Se inicia con un diagnóstico de la situación en “Pamplona-Iruña” -“bloqueo”, “parálisis”, ...- y, a petición expresa de los socialistas, se introduce un párrafo sobre ETA. “Nos comprometemos a trabajar para generar un clima político de entendimiento que mire al futuro, sin olvidar el pasado, desde la convicción política y ética de que es necesario el reconocimiento y reparación de las víctimas generadas por la violencia de ETA, evitando en todo momento que se puedan generar situaciones de humillación, así como manteniendo en buen estado los elementos de recuerdo y homenaje a las víctimas del terrorismo”, se puede leer. En ese acuerdo se menciona también una “intervención” en el mausoleo en honor a los “caídos” del bando franquista -el monumento de ese tipo más importante en España después de Cuelgamuros-, a configurar unos Sanfermines “libres de tensiones políticas” -pero nada se dice del maltrato animal- y a impulsar el euskera como una de las dos lenguas “propias” de la ciudad.

Antes, en octubre, ya se produjo un movimiento significativo que adelantaba el actual. El PSN levantó por primera vez el veto que mantenía impuesto a EH Bildu y facilitó con sus votos que la izquierda abertzale presida la Federación Navarra de Municipios y Concejos. El alcalde de Tafalla, Xabier Alcuaz, se impuso así al de UPN, Alejandro Toquero, de Tudela. La formación regionalista ha revelado que el 28 de noviembre ya tuvieron constancia de una petición para poder utilizar el 28 de diciembre la plaza del Ayuntamiento. En los últimos años no es infrecuente que en las investiduras locales, de uno u otro signo, haya movilizaciones a favor y en contra. Así fue también en 2015.

La alcaldesa depuesta, Ibarrola, completará un recorrido de apenas seis meses. Para encontrar un precedente de brevedad hay que viajar a la Transición. En 1976, Pamplona tuvo durante ocho meses un regidor antifranquista e izquierdista que no fue elegido democráticamente, Javier Erice (nacido en 1928 y todavía vivo). Fue expulsado por el gobernador civil por un presunto delito de prevaricación, como contó 'El País'. Luego, en el período democrático, pasó por formaciones como UNAI, EE, PSOE o IU. Lo que no será novedoso será que repita un alcalde. Ha ocurrido con Enrique Maya pero incluso está el sorprendente caso de Tomás Mata, carlista. Fue regidor con Alfonso XIII, en la II República y en la Guerra Civil y en la dictadura. “Seré el alcalde de todos. La pluralidad es un bien a proteger. Hay que evitar el sectarismo. No es momento de venganzas, sino el de unir a toda una ciudad. Respetaré todos los sentimientos y tradiciones de Navarra”, solemnizó Asiron, en los dos idiomas oficiales, en 2015 durante su primera toma de posesión. En unos días tendrá que preparar una segunda a sus 61 años.

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