Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
La ONU advierte de que “las represalias son ilegales” a Israel e Irán
El Ayuntamiento de Marbella recalifica los terrenos de la mansión de la alcaldesa
Opinión - Cómplices de la impunidad de Israel. Por Rosa María Artal

Campos de trabajo para recuperar la Memoria Histórica

Detalle del 'cementerio de las botellas'

N. Elia

En el llamado “cementerio de las botellas”, se encontraron los restos de 131 personas cuando se procedió a su excavación en el año 2010. Eran presos del penal habilitado por el régimen franquista en el Fuerte de San Cristóbal y habían fallecido durante su confinamiento en dicha cárcel. Muchos de ellos fueron enterrados con una botella a la altura de las rodillas que contenía la documentación identificativa del fallecido. Con el objetivo de colaborar en el mantenimiento del buen estado del lugar, jóvenes de entre 18 y 30 años han participado durante un par de semanas en unos talleres para limpiar y acondicionar el cementerio.

Cualquiera podría pensar que pasar las vacaciones desbrozando maleza en un cementerio franquista no es el mejor plan estival, pero esta oferta de 25 plazas que ha promovido el Instituto Navarro de Deporte y Juventud, con financiación de la dirección general de Paz, Convivencia y Derechos Humanos, no sólo se cubrió en su totalidad, sino que también hubo una larga lista de espera de jóvenes que querían participar en la iniciativa.

Los integrantes de los talleres procedían de lugares tan dispares como Taiwán, Rusia o México, además de diversas localidades españolas. El taller se desarrolla en castellano e inglés. Durante las dos semanas que duran los trabajos (concluyen el 8 de agosto), los jóvenes se han alojado en la residencia Fuerte Príncipe de Pamplona, y los desplazamientos hasta el monte Ezkaba se hacen en autobús colectivo.

La experiencia tiene un marcado carácter histórico y, entre otras actividades, incluye una visita guiada a Gernika o una charla a cargo del especialista en memoria histórica Koldo Pla, de la asociación Txinparta.

Las otras 25 plazas ofertadas en un segundo taller tenían como objetivo la localización y recuperación de los búnkeres de guerra de las localidades de Orreaga y Burguete. La llamada “línea Pirineos” fue diseñada por el régimen franquista a lo largo de toda la cordillera fronteriza, para intentar frenar una posible invasión de otros países ante la previsible derrota de Alemania en la II Guerra Mundial. Fueron construidos por los esclavos del franquismo, de costa a costa, formando una línea defensiva que los historiadores consideran que podría estar compuesta por entre 10.000 y 15.000 búnkeres.

Los 25 jóvenes que participan en este taller se han repartido entre los denominados centros de resistencia 209 y 210, en la zona de Tres Hayas de Burguete y en Ibañeta. La parte técnica del trabajo corre a cargo de los arqueólogos de la empresa Gabinete Trama, bajo la dirección de Irene Jiménez, que han documentado los 91 búnkeres de la zona. Básicamente, la labor de los jóvenes consiste en retirar la maleza que se ha ido introduciendo en las construcciones defensivas, acondicionar sus accesos y limpiar el interior y las mirillas de los búnkeres.

La iniciativa fue propuesta por el Ayuntamiento de Burguete al Gobierno. El consistorio entendió que los búnkeres abandonados desde 1952 pueden representar un reclamo turístico si se recuperan y se configura una ruta a través de ellos. A la dirección general de Paz le convenció la idea, financia los talleres de localización y acondicionamiento y, además, cuando concluyan los trabajos quiere convertir la “línea Pirineos” en un espacio para la recuperación de la memoria histórica.

Los arqueólogos del proyecto y el profesor de la UPNA Fernando Mendiola impartieron a los jóvenes una charla en la que explicaron que fueron unos 1.000 presos republicanos del régimen franquista quienes construyeron las estructuras defensivas de hormigón. También hubo testimonios de personas que explicaron cómo influyó en las localidades la militarización del monte, las dificultades para cruzar la frontera o la persecución del contrabando.

En paralelo a estas dos iniciativas de campo, el Gobierno ha anunciado para septiembre otra importante actividad de recuperación de la Memoria Histórica. Se trata de un reconocimiento institucional a los 500 navarros que fueron internados en el campo de concentración de Gurs (Aquitania), cuando huían de la persecución del régimen franquista durante la guerra civil y tras la victoria del bando nacional.

Etiquetas
stats