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Fallece un trabajador de una residencia de Vitoria con coronavirus

Entrada de Caser Alto del Prado de Vitoria

Iker Rioja Andueza

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Un auxiliar de la residencia de Caser Alto del Prado de Vitoria ha fallecido este jueves con COVID-19, según ha comunicado el centro al Instituto Foral de Bienestar Social, el órgano competente de la Diputación de Álava para la gestión de estas instalaciones. Fuentes de la Diputación indican que se desconoce aún si el coronavirus es la causa principal de la muerte. Este trabajador es el primer fallecido durante la pandemia en residencias vascas y se suma a la muerte de dos sanitarias, una de Osakidetza y otra de una clínica privada.

Según familiares de los residentes, Carlos, que rondaba los 50 años, era uno de los cuidadores más queridos del centro y uno de los más conocidos por su envergadura. Trabajaba en un ala llamada URSS (Unidad Residencial Sociosanitaria, concertada con Osakidetza y con la Diputación). “Todo el día estaba de bromas con los ancianos”, indican estas fuentes, que aseguran que las denuncias por falta de materiales de protección venían siendo una constante desde hace semanas pero sin que nadie diera el paso de salir públicamente a denunciarlo. En elevado número de trabajadores había contraído el virus, desde el médico hasta personal directivo.

Este centro de Caser es uno de los muchos de Vitoria que acumula positivos por decenas entre sus internos y también un número elevado de fallecimientos, aunque la cifra exacta se desconoce porque Álava informa del dato general de defunciones en el territorio pero no del desglose centro por centro. En todo caso, fuentes oficiales indican que las muertes están “alejadas” de la denuncia realizada por el comité de empresa, que habla de hasta 30 decesos en esta residencia. No todas estas personas que han ido falleciendo tenían un diagnóstico positivo confirmado.

Con este fallecimiento, sumarían al menos 143 los fallecidos en los centros de Álava: 134 residentes y este trabajador en las instalaciones controladas por la Diputación, cinco en los centros del Ayuntamiento de Vitoria (al menos) y dos en centros de discapacitados. En el conjunto de Euskadi, la cifra ronda las 450 muertes, si bien el dato de Bizkaia no se actualiza regularmente. En esta mapa se encuentran los datos.

Este periódico hizo un reportaje sobre Caser Altos del Prado el pasado mes de marzo contando la muerte de Carlos, de 85 años, uno de los internos. Este hombre fue diagnosticado de cáncer en febrero y a principios de marzo se decidió que lo mejor para su tratamiento era que fuese a una residencia. Allí pronto contrajo la COVID-19. Se suspendió el tratamiento y quedó aislado, sin televisión -un amigo le regaló una y tardaron días en instalársela- y alimentado con purés a pesar de ser una persona autónoma. Su esposa, una mujer mayor y que constituye su única familia, nunca pudo hablar con los sanitarios de Caser para conocer el estado de su marido mientras su vida se apagaba. Finalmente, tras la mediación de la Policía, una madrugada Carlos fue trasladado al hospital. Pero era tarde. En pocos días murió.

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