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De mujeres y hombres: un punto de vista

EFE/Jorge Zapata.

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“Zeus y los que estáis en el cielo, haced que mi hijo crezca y se convierta como yo en uno de los primeros troyanos… de modo que se pueda decir de él cuando vuelva de la guerra: es mucho más fuerte que su padre”. Leemos en el libro VI de La Ilíada cómo Héctor está a punto de enfrentarse a Aquiles, líder de los Aqueos, en un duelo que resultará fatal para él. Antes se despide de Andrómaca, su mujer, y tomando a su hijo pequeño, Astianacte, lo besa y lo hace saltar en sus brazos a la vez que invoca a los cielos.

Se trata de una bella imagen literaria que incluye la fuerza del hombre y del padre, su valor y ternura, a la vez que es consciente de que el hijo tendrá un destino propio. Despunta una generosidad que conjuga plenamente con la paternidad, y en la que no tiene cabida la prepotencia, que es una mala lectura de lo que puede ser la mejor versión de la masculinidad, que siempre es inclusiva de la diversidad. 

A través del WhatsApp he realizado con mi hija mayor una divertida encuesta, rápida y personal, entre sus amigas, mis alumnas y nuestro entorno, a las hemos pedido que, sin pensar, nos digan tres adjetivos que definan cómo desearían que fuera un hombre. La edad de las protagonistas se expande desde los 22 hasta la juventud de aquella madre que, a la pregunta de su hijo acerca de si era joven o mayor, le contesta: “llevo demasiados años siendo joven, hijo mío”.

Aun más divertidas, las respuestas han fluido con rapidez y entusiasmo. Reflejan la polisemia de un feminismo de las mujeres, cuyo venero es la tolerancia pujante de quien no tiene que demostrar filias ni fobias, porque vive en la mayoría de edad conseguida a pulso.

Más de la mitad de los mensajes empezaban con el refrescante Jajajajaja… Una brillante abogada expresaba dudas iniciales: “Un hombre, ¿para marido? ¿persona? ¿profesional?”, que se han disuelto inmediatamente por sí solas. Una periodista abrigaba la inquietud: “Ostras, ¡qué pregunta más difícil, miedo me das!”; mientras que una colega admitía: “Esta es fácil”.

Nadie se ha hecho un lío, sino que todas han reaccionado con la naturalidad de lo sabido, aunque no siempre verbalizado. Hay a quien la encuesta de marras le ha dado que pensar: “Bueno, positivo, y el tercero te diría con intereses/aficiones. No se cómo poner el último punto, te dejo buscar un adjetivo… para mí sería una persona que está 'viva' en intereses, en aprender, en conocer, etc, etc.” Para segundos después añadir:“ te cambio positivo por divertido; voy a ser sincera, reconozco que me tira mucho más”.

Una líder en política municipal se lanza: “Bueno, listo y guapo. Sin pensar. Paso de los tópicos de simpático que me haga reír, para eso me compro un mono”.

La obediencia ha sido ejemplar, solo tres se han excedido, aunque con un tacto encantador: “listo a fuerza de inteligente, honesto y comprometido. Lo de que además sea un cañón, ya es pedir mucho ¿no? 😂”. La segunda: “honesto, admirable, inteligente. Y ya si me río con él ¡es la leche!”

Por motivos que cualquier lectora y lector fácilmente advertirá, damos curso excepcional a la tercera encuestada rebelde, que late en toda su amplitud y resonancia vital: “fuerte, valiente, decidido, firme, des-complicado, el que defiende, el que protege”. Noblesse oblige.

La muestra no tiene validez estadística, pero ofrece pistas para deambular por un terreno pantanoso, donde casi nada es realmente lo que parece. Las respuestas proceden mayoritariamente de profesionales españolas de muy variado trasfondo, con prioridades vitales diversas, convicciones personales que cubren todo el espectro ideológico y que acompañan comportamientos personales distantes de la uniformidad de antaño. Es la vida, que, como los diccionarios enciclopédicos previos a la Wikipedia, necesita muchos apéndices.

Al elenco se añaden mujeres de latitudes europeas, americanas, africanas y asiáticas. Tienen en común que consideran importante lo que encierra la pregunta, quizá porque las contestaciones hablan singular y derivadamente de ellas mismas.

Vamos a las respuestas. Las chicas más jóvenes consideran que sus amigos son por lo general (y por orden en el consenso) simples, des-complicados, poco sentimentales y expresivos, fuertes, atrevidos, básicos, prácticos, resolutivos, seguros, orgullosos, competitivos, nobles, exigentes, independientes y brutos. La gracia estriba en ponderar qué pone la que mira en lo que ve, y, por lo tanto, qué porción de la realidad justamente refleja su mirada. Si el espejo está bien bruñido, entonces la realidad supera los sesgos del espectador. Ante la espontaneidad esgrimida pensamos, según la expresión clásica italiana, que si non è vero, è ben trovato.

A las mujeres que pertenecen a las generaciones de sus hermanas mayores y madres, como anunciamos más arriba, les hemos abordado con una pregunta similar en versión tuneada: que, sin pensar, en tres adjetivos describan sus gustos. La mayoría coinciden en destacar en primer lugar el rasgo de inteligente, lo que nos lleva a pensar que quizá abunden los atontados, torpes, obtusos, limitados, estúpidos o ignorantes.  

A renglón seguido, resaltan rasgos morales que inspiran confianza y otros psicológicos que favorecen la vida en común: buena persona (que se pronuncia también con buen corazón), y, al alimón, honesto y divertido; a los que se añaden: noble, empático, generoso, trabajador, respetuoso, humilde, cariñoso (en undécimo lugar, ojo), leal, valiente, culto, con principios; y les siguen: amable, auténtico, soñador, feminista, caballeroso, incondicional, estable, vividor, ordenado, admirable, dócil, equilibrado, prudente, responsable, servicial, con carácter y, también, sin ego. 

Esto último, en sentido literal, es antropológicamente imposible, aunque a la encuestada le trae sin cuidado. Denota, asimismo, que aprecia la personalidad pujante sin el precio del narcisismo siempre rácano.

En el entorno internacional aparecen en cabeza: honest, funny y good person, para continuar con reliable, sweet, proactive, ambitious, sociable, common sense, intelligent, o clean. Sorprendentemente, loving tampoco tiene reservado un lugar internacional estelar. A bote pronto, los lados cambian, pero las personas no tanto.

Las respuestas conducen inevitablemente a una nueva pregunta: ¿siguen las mujeres buscando en el hombre alguien que sea distinto, pero con el que puedan mantener una relación enriquecedora?

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