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El novio de, la mujer de, la boda de y el padre de

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, saluda a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, antes de contraer matrimonio con Teresa Urquijo.
7 de abril de 2024 22:11 h

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Como nuestra actualidad política es más bien aburrida y nunca pasa nada, nos ha dado últimamente por hablar de allegados, familiares y vida íntima de nuestros gobernantes. Fíjate en las portadas de los medios de esta última semana: unas hablan de un novio, otras de una esposa, aquellas de una boda, y en algunas asoma también un padre. La deriva española alcanza por fin las alcobas.

Por supuesto, todos ellos comparecen en las portadas en condición “de”. El novio “de”, la mujer “de”, la boda “de” y el padre “de”. Y el interés de unos y otros es variable, depende del medio: los hay que dedican toda su atención al “novio de” y los hay que solo tienen ojos para la “mujer de”; los hay que festejan la “boda de” y quienes la critican; los hay que aplauden al “padre de”, y quienes censuran su presencia. Veamos quiénes son todos estos allegados.

El novio es, obviamente, el de Ayuso. Las noticias las protagoniza el novio, pero no hablamos del “caso del novio de Ayuso”, sino del “caso Ayuso”. Y es que por mucho que la presidenta madrileña intente poner cortafuegos, limitarlo a un asunto privado, o denunciar una cacería dictatorial contra un particular, el caso es suyo: ella es la que vive en el piso de un delincuente fiscal confeso, con un segundo piso altamente sospechoso, una obra ilegal reconocida, y usando a su equipo de asesores y matones para defender al “particular”. Además, es su Gobierno y no el novio la que adjudica contratos millonarios a la compañía a la que él hace trabajitos. El nivel de escándalo es tal que cabe recuperar aquella frase tan española de “en cualquier otro país europeo ya habría dimitido por menos”.

La mujer es la de Pedro Sánchez, señalada por varios medios y por el PP con acusaciones inconsistentes, en lo que parece un intento de tapar un novio delincuente con una esposa sospechosa: ¿el novio de Ayuso? ¡Pero mira tú la mujer de Pedro Sánchez! Yo diría que se trata de la esposa presidencial más discreta de nuestra democracia, y no sabríamos nada de ella, ni su nombre, de no ser por los bulos que la derecha y la ultraderecha lanzan sobre ella desde hace algún tiempo. No soltarán ese hueso, e insistirán en dedicarle portadas, tertulias e intervenciones parlamentarias mientras sirva para tapar algo de aquel novio, hacer ruido y que creamos que todos son iguales, que da igual el novio o la mujer, todos corruptos.

La boda es la del alcalde de Madrid, que ha demostrado que cierta prensa necesita cada poco tiempo una boda de relumbrón para llenar minutos y páginas con listas de invitados, detalles de indumentaria y simpáticas anécdotas. Como no tenemos ninguna infanta casadera, pues casemos al alcalde de la capital del reino, que encima se emparenta con una aristócrata y da para photocall de lo más rancio de la corte capitalina, incluidos empresarios y presidentes de clubes de fútbol. A mí lo que haga Martínez-Almeida con su vida privada me importa bien poco, la verdad, y allá él si quiere una boda pija en la calle Serrano. Pero que los medios, incluidos medios públicos, nos lo cuelen como sucedáneo alimenticio de boda real (¡la boda del año!, leo en varios medios y ninguno es el “Hola”), resulta otra catetada a las que nos tiene acostumbrados la derecha madrileña.

Ah, y falta el padre. El del rey Felipe. El padre del rey, también conocido como rey emérito, aprovechó la excusa de la boda (cuyo parentesco insisten en subrayar los periodistas cortesanos: ¡es primo de la abuela de la novia! ¡No podía faltar!) para reírse otra vez en nuestra cara: primero las regatas gallegas, y ahora de fiesta en Madrid, como si nunca se hubiera ido a vivir a un emirato, como si nunca hubiera ocultado dinero ni cobrado comisiones por negocios dudosos. Para más cachondeo, es recibido con reverencia por la derecha política, vitoreado al llegar, y presentado acríticamente por la mayoría de medios.

Ahí los tienes: un novio, una mujer, una boda y un padre que sirven como termómetro de la prensa española.

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