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Twitter y el fotoperiodismo: cuando denunciar la violencia se considera violencia

Vaca agredida en la charrería mexicana.

Ruth Toledano

El pasado 14 de septiembre se celebró en México el Día del Charro, un festejo que el activismo local mexicano ha denunciado en numerosas ocasiones por maltrato a los animales. En 2016, la charrería fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, que la definió como “una práctica tradicional de comunidades de México dedicadas a la ganadería y el pastoreo del ganado a caballo. En sus orígenes, facilitaba la convivencia entre los ganaderos de diferentes estados del país”. Sin embargo, Trabajando en su proyecto Tras Los Muros, Aitor Garmendia obtuvo entre los años 2015 y 2017 imágenes que muestran el abuso y la explotación a la que son sometidos los animales durante el ejercicio de estas prácticas. Explica que en la charrería se enfrentan dos o más equipos que tratan de obtener la mejor puntuación en el manejo de una serie de prácticas (‘suertes charras’) ecuestres y ganaderas a través de las que los hombres compiten en destreza. Para ello, “los animales son perseguidos, montados, tirados al suelo y arrastrados con sogas”. En México, esta violencia es considerada deporte nacional, como en España es considerada fiesta nacional la tortura taurina.

En su cuenta de Twitter, Aitor Garmendia publicó un vídeo grabado por él en el que se ve cómo se agrede violentamente a un animal. ¿Qué sucedió entonces? Que Twitter bloqueó su cuenta, aduciendo que se trata de contenido violento. O lo que es lo mismo: Twitter consideró violencia la denuncia de la violencia. Garmendia apeló a Twitter por su decisión, obteniendo la siguiente respuesta: “Nuestro equipo de soporte determinó que sí se produjo un incumplimiento; por lo tanto no anularemos nuestra decisión”. Esto significa que el usuario no podrá acceder a Twitter a través de su cuenta. Aitor Garmendia lleva sin acceso a su cuenta desde el pasado 17 de septiembre, es decir, un mes y medio. Dice que no quiere eliminar el tuit “porque eso supondría darles la razón, y no la tienen. Si accedo a eliminar el tuit estaría aceptando que denunciar la explotación animal con imágenes no es legítimo”.

Las reglas y políticas de Twitter incluyen, sin embargo, la siguiente excepción a su norma: “Podrían darse excepciones en el caso de los contenidos de carácter documental o educativo”. Todo el trabajo de Garmendia -que ha sido galardonado con numerosos e importantes premios internacionales de fotografía y colabora con diversos medios, entre ellos eldiario.es- tiene un intrínseco carácter documental. De hecho, el vídeo que dio origen a la arbitraria e injusta decisión de Twitter documenta un aspecto, esencial, de las charrerías: un abuso contra los animales del que no se hace eco la UNESCO en su especista, antropocentrista descripción de esa actividad, ya que apenas los menciona. Es, por tanto, un material también educativo, puesto que enseña aquello que se intenta ocultar y contribuye al fomento de una cultura de la no violencia, tan distinta de la que promueve la UNESCO. En consecuencia, debiera considerarse, al menos, excepción a esa norma ya de por sí discutible, dado que es una norma a través de la cual se sustrae información de interés general y se interfiere de manera directa en el derecho a la libertad de expresión, llegando, como en este caso, a conculcarlo.

Aitor Garmendia no provoca violencia, muy al contrario: es un simple mensajero que expone, a través de imágenes captadas por sí mismo, la violencia que padecen los animales, y lo hace como una forma, rigurosa y objetiva, de denuncia de esa violencia. Resulta sospechoso que se considere violencia denunciar la violencia a través de imágenes de esa violencia, cuando en Twitter los cazadores cuelgan por sistema fotos de animales ensangrentados o moribundos a los que ellos mismos han disparado, incluso acompañados por menores también armados o que sujetan los cadáveres de esos animales. Como resulta sospechoso que el mundo taurino exhiba de continuo sus imágenes de tortura. La directora de Twitter España, Nathalie Picquot (casada, por cierto, con un primo de Felipe de Borbón, quien conserva la norma familiar de apoyar con su presencia las corridas de toros), debiera despejar esas sospechas con explicaciones convincentes. Nadie podrá, si no, creer sus palabras cuando dice que “Twitter es información, altavoz y diversidad”.

Que se lo diga a las más de cien personas con cuentas relevantes en Twitter que el pasado mes de julio difundieron un manifiesto denunciando las “políticas abusivas” que sufren sus usuarios. Bajo el hashtag #TwitterNosEcha, tuiteros con cientos de miles de seguidores, como Barbijaputa, Gerardo Tecé, Anita Botwin, Jonathan Martínez, Anacleto Panceto o Protestona, denunciaron fallos en los procedimientos o irregularidades como “shadowbanning, perdida de seguidores o bloqueos y cierres preventivos de cuentas como consecuencia de denuncias en masa sin ningún tipo de fundamento”. A través de denuncias falsas presentadas en masa, se dinamita una cuenta relevante, bien sea por el número de seguidores o por la naturaleza de sus contenidos. La cuenta de Aitor Garmendia es incómoda para los explotadores de animales porque sus imágenes los muestra en pleno ejercicio de la violencia contra ellos, y esa denuncia va contra sus intereses. En el caso de las charrerías, una denuncia masiva de 'charros' ha podido costarle la cuenta a este usuario. A este fotoperiodista cuyos reportajes e investigaciones sacan a la luz esa violencia. Información, altavoz y diversidad.

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