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La victoria de Ayuso, la más inquietante para Feijóo

Isabel Díaz Ayuso, José Luis Martínez-Almeida y Alberto Núñez Feijóo, en el cierre de campaña.

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El león y el unicornio, un breve ensayo de Orwell, comienza así: “Mientras escribo, seres humanos muy civilizados vuelan sobre mi cabeza intentando matarme”. Ochenta y dos años después, mientras yo escribo estas líneas, seres humanos muy civilizados cuentan los votos que han depositado los ciudadanos a lo largo del domingo. Es una obviedad que conviene recordar: la civilización avanza. Incluso a pesar de una campaña destructiva de la derecha.

El acontecimiento que promete ser más perturbador para la derecha es la consolidación del liderazgo de Isabel Díaz Ayuso y la fortaleza de Vox, que duplica sus votos en municipales y entra en varios gobiernos autonómicos. Pese a no ser la única Gran Ganadora en estos comicios, como seguramente pretendía, su victoria anuncia el recrudecimiento de las tensiones en el seno del partido.

La mayoría absoluta en Madrid era un objetivo ampliamente perseguido por Ayuso, y quizá sea la victoria más inquietante en Génova. Hace tan solo cuatro años, Ayuso obtuvo el peor resultado del PP en la región. Hoy tiene mayoría absoluta.

En 2019, ser candidata ya fue un éxito para ella. Se daba por hecho que el PP perdería el gobierno, pero gracias a Cs se convirtió en presidenta accidental. En 2021 supo convocar las elecciones en el momento que más le convenía. Su objetivo era absorber los votos de Ciudadanos y reafirmar su posición: lo consiguió. Silenció su gestión, se erigió en oposición al Gobierno de Pedro Sánchez y le dio resultado. 

En 2023 pretendía la mayoría absoluta. Lo ha logrado endureciendo su discurso aún más. Le ha funcionado aún mejor. Nadie ha ido tan lejos en el PP para decir, como ha hecho ella, que “ETA está viva”, o que el presidente del Gobierno llegó con un “pucherazo”. Su extremismo y su discurso de odio le ha permitido, tanto en 2021 como ahora, evitar el crecimiento de Vox. De hecho, en las encuestas siempre destacaba como la preferida por los votantes de la ultraderecha.

A cambio, la dureza de la campaña de Ayuso ha derechizado a todo el PP. No sólo ella, sino también líderes nacionales muy relevantes, como González Pons, han agitado el espantajo del fraude electoral. Tomando pie en los intentos de falsear el voto por correo, que han ocurrido en repetidas ocasiones antes, el PP ha ido muy lejos, sin temor al deterioro del sistema democrático. Pese a todo, no han conseguido frenar a Vox, que mejora mucho sus resultados globales en el nivel municipal, los duplica al 95% escrutado. Esto es algo que debería hacer reflexionar al Partido Popular seriamente. Cuando la derecha mira demasiado a la ultraderecha corre el peligro de acabar pareciéndose a ella. 

El ayusismo es un fenómeno muy madrileño, pero pensar en su extensión a toda España hace temblar a los más moderados del PP.  Sin embargo, una vez contenida la ultraderecha y situada en la mejor posición para la carrera del PP nacional, Ayuso puede optar por moderar su discurso en los próximos años. Para disponer de más opciones en la carrera nacional es consciente de que debe hacerlo. Y si algo ha demostrado es que ella y su equipo tienen pensamiento estratégico. 

No es casual que en la edición del sábado de distintos medios europeos se fijaran en ella. Lo hacía Político y también Le Monde. El periódico francés aseguraba: “Fiel a la línea de los neoconservadores del PP que gobierna Madrid desde hace 28 años, ella batalla contra el movimiento feminista, y a favor de las privatizaciones de la educación y la sanidad pública. Su principal enemigo es el comunismo, al que ve por todas partes”. 

Lo más preocupante para Feijóo es esta frase de Le Monde: “Si el líder del PP nacional fracasa a la hora de arrebatar a Sánchez el Gobierno de España, nadie duda de que ella dará codazos para tomar el relevo a nivel nacional”. La realidad es que Feijóo no tiene el camino expedito. Los ciudadanos no votan igual en municipales que en nacionales. Y sobre todo: el desgaste de compartir gobierno con Vox en distintas autonomías y municipios relevantes a partir de mañana no va a pasar factura a Ayuso, sino a Feijóo. El PP va a gobernar con la ultraderecha -sea dentro del Gobierno o apoyando desde fuera- en Comunidad Valenciana y Aragón con toda probabilidad, es posible que en muchas más, además de municipios muy relevantes. Todo sigue abierto para las elecciones de diciembre. No está claro que Feijóo haya ganado el plebiscito que planteó frente a Sánchez. Y ahora tiene abierta una vía de agua en Madrid. 

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