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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

Pedro Sánchez mantiene en vilo a sus ministros: la mayoría no sabe si sigue

Reunión del Consejo de Ministros el 15 de febrero.

Irene Castro

Siete meses en funciones y, desde el 11 de noviembre, a pesar de haber ganado las elecciones, con la incertidumbre de cómo afectará en cada área el Gobierno de coalición con Unidas Podemos. La mayoría de ministros y ministras desconoce si seguirá formando parte del gabinete de Pedro Sánchez cuando concluyan las negociaciones que permitan que la investidura salga adelante. El presidente mantiene en vilo a la mayoría del Consejo de Ministros y la intención es no revelar los nombres que formarán parte del primer bipartito de la democracia hasta que el Congreso le dé el aval para constituirlo. El Ejecutivo prefiere no poner fecha a la investidura, pero no descarta que tenga que posponer el plan de llegar a Navidad con los deberes hechos.

Los dirigentes socialistas son optimistas sobre la posibilidad de llegar a un acuerdo y de que ERC acabe facilitando la formación de un gobierno, pero otra cosa es la configuración del mismo y los perfiles que busque Sánchez para un reto muy distinto al que asumió tras la moción de censura.

“Ni me lo ha dicho ni yo se lo voy a preguntar”, expresa una ministra sobre su posible continuidad en el Gobierno presidido por Sánchez: “Es él el que tiene la responsabilidad y el legítimo derecho a liderar la negociación con Pablo Iglesias como representante de Unidas Podemos con el objetivo de conseguir un Gobierno estable que esté en plenitud de funciones cuanto antes. También tiene el aval de la militancia socialista”.

“Que yo sepa no hay nada”, reconoce otro miembro del gabinete. En esa misma línea se pronuncian en la mayoría de ministerios, incluidos los que están al frente de las llamadas carteras “de Estado”, que previsiblemente serán para los socialistas. “No le han dicho nada. Primero que haya Gobierno y luego, lo demás”, dicen en el equipo de uno de los actuales ministros.

Por ahora Sánchez ha confirmado a Carmen Calvo que seguirá siendo la vicepresidenta primera, es decir, quien le sustituirá cuando esté fuera de España y se encargará de la coordinación de la coalición. También el secretario de Organización del PSOE, José Luis Ábalos, sabe que se mantendrá al frente de Fomento, una cartera sensible desde el punto de vista económico y territorial que resultará clave a la hora de asumir los compromisos con los grupos nacionalistas y los pequeños partidos. La titular de Transición Ecológica, Teresa Ribera, es otra de las confirmadas, así como la vicepresidencia económica para Nadia Calviño que Sánchez anunció en el debate como guiño al electorado más moderado y a Bruselas. En las filas socialistas también se da por hecho que María Jesús Montero seguirá en Hacienda, aunque fuentes gubernamentales no descartan que sume alguna otra responsabilidad, dado que se ha convertido en un valor en alza en el equipo de Sánchez.

Frente al 'Gobierno de la dignidad' con perfiles fundamentalmente técnicos que Sánchez constituyó en junio de 2018 tras la moción de censura, el líder socialista busca ahora personas con peso político para convivir en una coalición donde Pablo Iglesias acaparará muchos focos. Las vacantes que se tienen que suplir son las de Exteriores por la marcha de Josep Borrell para ser alto representante de la UE –uno de los nombres que suenan es el de la actual comisionada para la Agenda 2030, Cristina Gallach– y Política Territorial, que quedó vacante cuando Meritxell Batet fue elegida presidenta del Congreso.

En el PSOE dan por hecho que habrá alguna baja para incorporar a miembros de Unidas Podemos. Así, se da por seguro que Magdalena Valerio no tendrá la cartera de Trabajo, que será para los de Iglesias, según el acuerdo. La duda es dónde se encajará el departamento de la Seguridad Social. Otro de los ministros en “el alero” es Pedro Duque, que actualmente pilota Ciencia, Innovación y Universidades. La tercera pata se desgajará y la ocupará un dirigente de la órbita de los comunes.

La portavocía de Isabel Celaá también está en el aire. A partir de ahí, ministros y sus asesores están pendientes del posible encaje de bolillos para cómo se pueda configurar el Ejecutivo en el que se resituarán las competencias y se incorporarán algunas carteras. Sánchez se comprometió a crear un departamento específico para el reto demográfico.

En una conversación informal con periodistas en la conmemoración del 41º aniversario de la Constitución, Sánchez admitió que habrá “novedades” en el gabinete. En las filas socialistas no descartaban que el líder del PSOE se saque un as de la manga. Una de las principales novedades en esta legislatura fue la designación de Pilar Llop como presidenta del Senado. Se trata de una jueza especializada en violencia de género para enfrentar el discurso “negacionista de la derecha”, según reconoció Celaá. También sirve al PSOE para tener en la cuarta autoridad del Estado un contrapeso a Irene Montero al frente del Ministerio de Igualdad, que Sánchez ha cedido para asombro de un importante sector del partido al tratarse de una de sus tradicionales banderas.

Fuentes de los socialistas madrileños ven en esa designación una posible apuesta por Llop de cara a liderar alguna candidatura en la Comunidad o el Ayuntamiento dentro de cuatro años. En la federación también dan por hecho que Pepu Hernández asumirá alguna responsabilidad dentro del organigrama gubernamental –como el Consejo Superior de Deportes– tras la debacle en las municipales. Ferraz ya ha buscado salida para Ángel Gabilondo, a quien dan por amortizado después de dos intentos fallidos por hacerse con la Puerta del Sol, y el nuevo escenario les da una oportunidad para situarlo en alguna institución. Defensor del Pueblo es un cargo que han barajado en la cúpula del PSOE.

El nombramiento de Llop, además, ha dejado a un lado a Manuel Cruz, a quien Sánchez designó presidente del Senado en la anterior legislatura tras la negativa de los independentistas a facilitar la designación de Miquel Iceta como senador autonómico para situarle en ese puesto. El socialista quiso entonces hacer un gesto a Catalunya al colocar al frente de la Cámara territorial a un catalán y convencido federalista. Cruz también cumplía ese propósito, pero esta vez Sánchez le ha reservado otras “importantes responsabilidades” que no se han revelado, pero que podrían estar relacionadas con el Gobierno o en algún organismo del Estado.

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