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“La Comunidad Valenciana no está obligada a ser la capital de la corrupción, sino de la transparencia”

Manuel Alcaraz, Conseller de Transparencia, Responsabilidad Social, Participación y Cooperación de Valencia.

Andrés Gil

A Manuel Alcaraz (Alicante, 1958) le llaman Asuntos Internos sus compañeros del Gobierno valenciano. Este abogado y profesor universitario, miembro de Compromís, es el conseller de Transparencia del Ejecutivo presidido por Ximo Puig. Un modelo, el valenciano, que está muy presente en el actual proceso de investidura como ejemplo de acuerdo entre el PSOE y fuerzas a su izquierda.

Ahora se habla mucho, sobre todo por parte de Podemos, de Gobierno a la valenciana, si bien Podemos no forma parte del Ejecutivo, compuesto por PSOE y Compromís.

Me siento muy orgulloso de la presencia de Compromís en este nuevo ciclo político, marcado por la aparición de alternativas al bipartidismo. Hemos conseguido que por primera vez la Comunidad Valenciana sea un actor de la política española. Se hablaba de Catalunya; de Euskadi; de Galicia, poco; de Andalucía; y, a veces, hasta de Canarias. La Comunidad Valenciana no era un actor, y ha tenido efectos evidentes en la financiación. Es bueno para España que la pluralidad sea más amplia.

El famoso tripartit catalán ha sido muy maltratado y se le hizo una pinza a una alternativa. Pero hemos aprendido: faltaba esa pieza que es el mestizaje, estar colaborando en cada uno de los departamentos. No hay consellerias de Compromís o del PSOE, son todas del Gobierno, del Botanic. Es un buen ejemplo de cómo organizar una realidad de la vida política en la que se han acabado el bipartidismo y los gobiernos absolutos y hay que buscar una fórmula.

¿La única fórmula es la que quiere la derecha de la gran coalición? No, y sería malísimo, provocaría una corriente de decepción de millones de electores que sería malo para España, que es mucho más plural de lo que algunos tertulianos tienen en la cabeza.  Aunque, claro, cuando Podemos habla del pacto a la valenciana algunas cosas chirrían porque Podemos no está en el Gobierno.

Nosotros hemos dicho que vamos a colaborar para que haya un gobierno progresista.

¿Puede haberlo con Ciudadanos?

Se podría llegar a algunos acuerdos en algunas materias si Ciudadanos pierde el elemento de radicalismo de no transigir con otras fuerzas de la izquierda. Ciudadanos tiene dos almas. Nuestra relación con ellos en la Comunidad Valenciana no es mala, hacen una oposición bastante consecuente y serena. Se puede llegar a acuerdos concretos en infinidad de temas, con todo lo que tiene que ver con regeneración democrática. El problema está en que el 'apriorismo' anti todo lo que se salga de un esquema de entender la unidad de España uniforme les lleva a muchos problemas. No creo que Ciudadanos no pudiera llegar a acuerdos con lo último que está diciendo Podemos en materia social o económica. Evidentemente no es lo mismo, pero los gobiernos de coalición son eso. Se podría llegar a acuerdos, hablemos también del referéndum.

¿Les condiciona su comportamiento en la investidura compartir Gobierno con el PSOE en la Comunidad Valenciana?

No. Tenemos un convencimiento ideológico, de izquierdas y progresista, y creemos en un gobierno de progreso en España. Y por otro lado, o hay ese gobierno o la Comunidad Valenciana lo va a pasar muy mal. Para nosotros lo peor es volver a tener a Rajoy o Montoro en el timón. Necesitamos un interlocutor y con Pedro Sánchez sería más factible.

Si se repiten las elecciones, ¿se repetirá la confluencia valenciana?

Eso en este momento no lo sabe nadie. Dependerá mucho de la situación concreta que se dé hasta entonces, de lo que pase, del momento, yo no me atrevo a decirlo.

¿Y por qué hay tanta discusión sobre eso en Compromís?

Hay una cierta discusión en el BNV, que está en un proceso congresual, y es normal que uno de los temas de los que se hable sea la política de alianzas. Pero, sin embargo, el candidato y la candidata que se perfilan tienen claro profundizar el proyecto de Compromís, y en eso estamos todos de acuerdo. Había diversas sensibilidades, pero es que Compromís es una realidad complicada, en sí mismo somos ya una coalición, el mestizaje puro muchos años. Hay que afinar. Y si se vuelve a plantear, habrá otro debate. En todo caso, lo que es importante es que en el Congreso nuestros cuatro diputados están teniendo una presencia muy activa, muy dinámica y están presentando una cantidad ingente de iniciativas en los grandes temas que interesan a todos los ciudadanos.

¿Podemos entrará en el Gobierno valenciano?

Depende de Podemos. Esa puerta siempre ha estado abierta, estaba implícito en el pacto del Botanic. Ellos se sienten cómodos en su actitud de condicionar, tener iniciativas sin asumir los compromisos cotidianos de la tarea de gobierno. Podemos es una fuerza nueva y necesita también su tiempo para reflexionar, formar cuadros, tener ligazones con la sociedad civil... Hay mucho respeto y lealtad, y no se les presiona, aunque haya habido votaciones en las que no hemos coincidido.

Cuando se piensa en la Comunidad Valenciana se piensa en corrupción. ¿La transparencia contribuye a limitar los espacios a la corrupción?

Se produjo la tormenta perfecta. Unos gobiernos muy reiterados durante muchos años con mayorías absolutas, en las Cortes, diputaciones y ciudades principales. Provocó una sensación de impunidad brutal. Lo que se explica determinados comportamientos de políticos y empresarios es que pensaban que eran impunes, que con ellos no iba. Y, al mismo tiempo, una economía fulgurante de piratas donde lo importante no era la inversión sostenida en el tiempo, valores como la productividad o la formación o la innovación, sino el negocio inmediato.

El poder político ha favorecido los pelotazos inmobiliarios o el desvío de fondos públicos a obras megalomaniacas que servían para pagar favores y amigos. Ahí es donde se ha producido esa tormenta perfecta y lo vamos a pagar durante años, y también en imagen: muchos valencianos asumieron que esa era la forma de hacer las cosas. 

El encargo que tenemos es luchar contra eso trayendo transparencia, poner luz donde había opacidad, es fundamental.

La transparencia de estos años parece limitarse a grabaciones de prácticas corruptas que saltan de los sumarios a los medios.

Pero esto es una transparencia tan a posteriori que no previene la situación. Nosotros entendemos en el diseño que es preciso establecer muchos pequeños, medianos y grandes cortafuegos para evitar la corrupción. Para que la gran corrupción se produzca primero se tienen que haber dado pasos previos. Tiene que haber mucha gente que piensa que una pequeña infracción no es grave. Y una vez que le has convencido, que una segunda no es grave. Y poco a poco vas consintiendo más en tener comportamientos en algunos casos ilegales o simplemente contra una ética pública aceptada por la mayoría de la sociedad. En la jurisprudencia alemana hay un concepto que me gustaría se generalizara en España que es el de los climas pro corrupción, como la admisión de determinados regalos fuera de control o una cuantía exorbitante iban debilitando la fuerza moral y pueden acabar por generar ese clima cuyo siguiente paso sea la corrupción.

Lo primero que hemos hecho es un portal de transparencia muy potente en un tiempo récord, que estamos mejorando. En ese portal, cosas que fueron auténticas guerras en el Parlamento porque el PP se negaba a dar información, están a dos clics de cualquier ciudadano: contratos, regalos, viajes, personal, sueldos... 

Hemos firmado un convenio con Transparencia Internacional para someternos a un control todavía más exahustivo. Hemos empezado a hacer cursos de formación para funcionarios, ahora nos ha propuesto ampliar ese convenio con pactos de integridad para ofrecer garantías suplementarias en la contratación pública. En tercer lugar, vamos a desarrollar nuestra ley de transparencia elevando los estándares de control, y vamos a aprobar el primero de los reglamentos que lo desarrollan en mayo: un código de buen gobierno de los más avanzados de España.

Y a partir de ahí estamos haciendo intervenciones de microcirugía, controlando los gastos de caja fija, todo lo que tiene que ver con contratación, hemos quedado una norma de transparencia en caso de catástrofes –como el ébola–, y políticas de más largo plazo: tratar de impulsar la innovación implicando a jóvenes y universidades en políticas de transparencia, vamos a crear una cátedra en Transparencia de la Universidad Politécnica de Valencia para la realización de aplicaciones informáticas específicas para el buen gobierno.

Hay que convencer de que la Comunidad Valenciana no está obligada ser la capital de la corrupción, sino de la transparencia, donde vamos experimentar mecanismos de prevención.

¿Hasta qué punto la sociedad demanda transparencia pero no la ejerce?

Somos conscientes. Convivimos en una época en la que la demanda de transparencia no se hace en un vacío intelectual, se hace en un marco cultural donde la tensión entre el cotilleo y la reivindicación de intimidad es una constante. Pedir a los ciudadanos, que están constantemente bombardeados por una serie de programas televisivos, que cuando se dirigen a los políticas piensen otra cosa cuando vemos que hay programas televisivos que copian el modelo de la prensa rosa... Esto es pedir un milagro. Nosotros lo que planteamos es que lo importante es que el ciudadano tenga el derecho, pero no podemos funcionar según el clima que generan las audiencias televisivas. Transparencia son normas, instrumentos y una cultura.

¿El exceso de datos desinforma?

Sí, estamos de acuerdo.

Sobre todo si se presentan en bruto.

Este es el gran problema que tenemos. Nos comprometimos a sacar los gastos de caja fija de los últimos 7-8 años. Está toda la época dorada del PP, pero son 70.000 documentos. Lo que estamos haciendo es crear un buscador, para que no esté en PDF. Por centro de gasto, cuantías, autor del gasto... También tenemos el compromiso de llegar a todo con dos clics, porque a partir de tres va decayendo. Pero muy pocos ciudadanos lo saben.

Aunque no entren muchos ciudadanos, ¿el hecho de hacerlo público previene?

Claro. Ahora, la última fase es generar una cultura de la transparencia. A mí me llaman Asuntos Internos, porque a los primeros que tuve que perseguir es a los altos cargos, para que publicaran declaraciones de bienes y actividades.

También es necesaria la confianza del ciudadanos, para creer que las declaraciones de bienes son reales, que en la agenda pública está todo lo que ha de estar...

Es verdad, con esto corremos riesgos. ¿Hay que poner los actos de partido en la agenda pública? El otro día puse una reunión de Compromís con Mónica Oltra y me titularon que hacíamos una reunión secreta para atacar al PSOE. Son los riesgos de las agendas. ¿Tiene que estar todo? Tenemos un debate. ¿Un mitin? Unos opinan que es hacer propaganda al partido, pero mi opinión es que debe estar porque el ciudadanos tiene derecho a saber si yo dedico parte de mi tiempo a mi partido. Que es normal en un sistema de partidos y plural.

Con los regalos, nosotros recomendamos que no se diga que no se va a aceptar ningún regalo, porque a lo mejor llega un día que tienes que aceptarlo. El otro día estuve en la Cruz Roja y me dieron un osito de peluche para mi hijo, ¿y qué hago? ¿lo devuelvo? Como ha dicho Ximo Puig, nos hemos encontrado el problema del péndulo, con un informe negativo de Intervención de pagar un ramo de flores a una señora que cumplía 100 años en un centro de mayores de la Generalitat. Hay que buscar equilibrios. Nosotros en el código de buen gobierno hemos rehuido una expresión que se ha generalizado mucho que es la de la ejemplaridad. Yo no me quiero poner de político ejemplar, quiero actuar con dignidad, integridad. Yo no soy creyente, pero en esto el principio evangélico de que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda me parece estupendo. Esto de hacer ostentación de lo guay que soy no me gusta en absoluto.

Después de haber oído a la confesión de Enrique Ortiz, el debate está abierto.

Ortiz me cita en Brugal, pero para insultarme. Es verdad que ha habido otras épocas, pero son cosas de sentido común. ¿Vas a aceptar una caja de turrón? No; pero dos pastillas de turrón, sí. Y me ha pasado, y la doné a un centro de solidaridad. Si me regalan un libro... Es que es bueno para la sociedad. Los que ahora no te hacen ningún regalo son las asociaciones de empresarios, que se han aprendido el mensaje. 

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