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Podemos pasa la página de Pablo Iglesias y confía a Ione Belarra el mando para relanzar el partido

La nueva secretaria general de Podemos, Ione Belarra, tras ser proclamada en la IV Asamblea Ciudadana del partido celebrada en Alcorcón (Madrid)

Aitor Riveiro

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El Podemos post Pablo Iglesias ya está en marcha. La IV Asamblea Ciudadana del partido, convocada de forma extraordinaria por la dimisión de su fundador y primer secretario general tras las elecciones en Madrid, ha concluido con el resultado previsto. Ione Belarra asume los mandos de la organización en unas primarias que han registrado la participación más baja de las cuatro celebradas desde 2014. 53.443 han votado, aproximadamente un 10% del censo total y un 30% del censo activo. La ministra de Derechos Sociales ha obtenido 45.753 apoyos, un 85,6% del total. Su lista al Consejo Ciudadano, encabezada por Irene Montero, también ha arrasado, lo que le permitirá controlar el principal órgano del partido, que deberá reunirse de forma inminente para elegir a la nueva ejecutiva.

La participación, con todo, se ha quedado cerca de la que ratificó a Iglesias hace un año, en la III Asamblea Ciudadana, que se celebró íntegramente de forma telemática por la pandemia. Entonces, participaron 59.201 inscritos. La caída en la implicación de las bases en los procesos asamblearios parece haberse ralentizado, aunque lejos quedan los números de las anteriores asambleas: en Vistalegre 1 participaron 107.488 inscritos, algo menos de la mitad del censo de 2014, que rondaba el cuarto de millón de personas. En Vistalegre 2 el número aumentó y se marcó el récord de votos en unas primarias para elegir a la dirección del partido: 151.340. Era febrero de 2017 y el enfrentamiento abierto entre Iglesias e Íñigo Errejón se dirimió durante meses en directo, con un capítulo final en forma de triunfo arrollador del primero.

En la dirección del partido se muestran satisfechos por le nivel de movilización, máxime cuando ha pesado más la necesidad de hacer una transición rápida que la de patrocinar un proceso más profundo, pero también menos controlable, en mitad de un cambio quizá más grande e importante para el futuro del espacio político: el de constituir un liderazgo de Unidas Podemos más coral y encabezado por la vicepresidenta tercera del Gobierno, Yolanda Díaz. El objetivo, lograr el sueño que tocó Iglesias con los dedos en 2016 de convertir al espacio político articulado alrededor de Podemos en la primera fuerza del campo progresista, por delante del PSOE, y encabezar un futuro Ejecutivo de coalición.

Así lo planteó Belarra al comienzo de la campaña para su elección. Y así lo ratificó este domingo, en su primer discurso tras ser proclamada secretaria general. “Podemos no nació para gobernar en minoría, nació para ganar”, apuntó. “No renunciamos a ninguno de nuestros objetivos. No nos conformamos”, concluyó.

Detrás de ella, las que serán las principales dirigentes del futuro Consejo de Coordinación. La primera, la ministra de Igualdad y número dos de Podemos, Irene Montero, quien le dedicó emocionadas palabras durante su intervención previa: “No quepo en mí de orgullo por lo que representas, lo que eres. Es un privilegio caminar a tu lado. Aquí tienes una amiga para toda la vida y lo que haga falta”. Pero también Idoia Villanueva, Noelia Vera, Isa Serra, Alejandra Jacinto, Sofía Castañón, Lilith Verstrynge o Jéssica Albiach, entre otras. Nombres de entre los que saldrán las principales responsabilidades de la futura dirección.

“Crecer y ganar”, son los dos mandatos que se ha autoimpuesto la nueva secretaria general. Si los planes se cumplen, y en política eso es mucho decir, tiene dos años por delante para conseguirlo. La música sonó similar en este sentido a lo que dijo Yolanda Díaz en su primera intervención ante los diputados del grupo confederal: “Vamos a por todas”, arengó entonces.

Una asamblea exprés para pasar página

Podemos ha pasado rápido el trago de elegir a la sucesora del que ha sido su principal referente desde su irrupción hace siete años, en una Asamblea que ha llorado la marcha de Iglesias a lo largo de todo el fin de semana, en la fase final del proceso, la presencial, en el anfiteatro Paco de Lucía de Alcorcón (Madrid). La lectura de una carta en memoria del primer secretario general y la proyección de un vídeo que repasaba su historia al frente del partido pusieron en pie a la gente que asistió al evento en el arranque de la segunda jornada, después de un primer día que pasó sin pena ni gloria.

Efectivamente, la presencia institucional de la nueva secretaria general y de buena parte de su equipo, con importante presencia de miembros del Gobierno y buena parte de la anterior dirección, ha garantizado a su candidatura mayor visibilidad. Las dos alternativas, Fernando Barredo y Esteban Tettamanti, no han logrado movilizar a los militantes, entre los dos han logrado poco más del 10% de los votos totales. Ninguno contaban con posibilidades reales de articular una candidatura a nivel estatal que pudiera competir con la de Belarra. Si alguna vez existió un tiempo en Podemos en el que eso pudiera ocurrir, ya ha pasado.

De hecho, durante el discurso para exponer su proyecto ante los asistentes, Barredo recibió algunos, leves, abucheos del público, que le recriminó que no presentara medidas organizativas o políticas, solo críticas. Tettamanti, con un planteamiento más constructivo, arrancó aplausos en algunos momentos. El primero obtuvo 3.106 votos. El segundo, 2.730.

El concejal de San Lorenzo de El Escorial sí logró una ovación cuando mencionó el legado de Pablo Iglesias y lamentó que no se le haya puesto su nombre a la IV Asamblea, como él mismo propuso. La mención al fundador sacó de su letargo al medio millar de personas que asistieron a una desangelada primea jornada de cierre del proceso. De las 1.200 entradas reservadas, menos de la mitad del aforo se completó el sábado. La falta de competencia real, la ausencia de los principales rostros (la propia Belarra estuvo solo de visita, sin intervenir, para que fueran otros miembros de su equipo los que defendieran su propuesta), el desánimo por la forma en la que se ha ido Iglesias (quien tampoco ha aparecido, para evitar eclipsar a su sucesora), y algún fallo de organización deslucieron el día.

Más atención, y respaldo del público asistente, obtuvieron los cuatro representantes de la candidatura de Belarra que defendieron su proyecto. El diputado murciano Javier Sánchez Serna defendió la trayectoria de Podemos desde su fundación y los logros obtenidos, tanto fuera, como dentro del Gobierno. Desde la ruptura de bipartidismo a la subida del SMI, la creación del ingreso mínimo o la articulación de una mayoría parlamentaria que ha permitido unos Presupuestos de 2021 sin Ciudadanos. “Estamos orgullosos, ha sido gracias a la militancia”, dijo. Cerró la terna Lilith Verstrynge, quien defendió un horizonte republicano para España: “Defender los servicios sociales, a los jóvenes o la igualdad de hombres y mujeres, es republicano. España ya es republicana y solo necesita un poco más de tiempo para darse cuenta”.

Junto a ellos, la portavoz, Isa Serra y el líder del partido en Castilla y León, Pablo Fernández, terminaron de desgranar un proyecto que, en líneas generales, poco difiere del que salió de la III Asamblea, celebrada hace apenas un año, mención aparte de la ausencia de Pablo Iglesias.

La segunda jornada, celebrada este domingo, tuvo otro cariz, con el aforo completo y la participación de los principales líderes del espacio político ajenos al partido, como la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, el ministro de Consumo, Alberto Garzón (en representación también de IU), o el coordinador de Alianza Verde, Juan López de Uralde; así como de dirigentes sindicales, de movimientos sociales o partidos políticos (PNV, ERC, Bildu, Compromís,...).

Belarra: “Aunque les moleste, vamos ganando”

La proclamación de los resultados dio paso al discurso de Belarra, que coincidió en el tiempo con el momento álgido de la concentración de PP, Vox y Ciudadanos en la madrileña Plaza de Colón para protestar contra la previsible concesión de los indultos a los presos del procés. La secretaria general electa llamó a “construir un nuevo país frente al odio de Colón”. “Las derechas vuelven a petrificarse de nuevo en una foto en blanco y negro . El odio y el enfrentamiento, la corrupción y la defensa de sus privilegios es la única forma de hacer política que conocen”. Y ha zanjado: “España no se merece esta oposición”.

“Aunque les moleste, vamos ganando”, dijo, para defender la labor del Gobierno, especialmente de los ministros de Unidas Podemos, pese a la franca minoría con la que cuentan en el Ejecutivo. “Con 35 diputados y cinco ministros hacemos maravillas, cambiaremos lo que podamos cambiar”, dijo, para añadir: “No nos resignamos, no renunciamos a ningún objetivo: la igualdad entre hombres y mujeres, el acceso a la vivienda, luchar contra la emergencia climática, lograr la redistribución de la riqueza, crear una empresa públicas que plante cara al oligopolio y baje la factura de la luz, que no se persiga a cantantes por decir que los Borbones son unos ladrones o lograr una España que sea una república plurinacional”. Todo ello dependerá de su éxito en las urnas, porque “los cambios serán proporcionales a la fuerza de Podemos”, zanjó.

También se dirigió al público asistente, a través de un vídeo, la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz. “Quiero dar las gracias a Ione [Belarra] por dar este paso al frente”, dijo. “Ahora empieza una nueva. Podemos y todas nosotras hemos madurado”.

Díaz también defendió la labor del Gobierno. “Lo mejor de nuestro trabajo no abre los telediarios, pero sí cambia la vida de la gente”, dijo para citar, entre otras, la subida del SMI, los ERTE o la reversión de los recortes en Dependencia. “Nuestra gente se merece más, y no nos vamos a conformar”, zanjó.

En el acto intervinieron también Alberto Garzón, quien alabó la figura de Iglesias y defendió la unidad de IU con Podemos, y demás fuerzas del cambio, como única opción posible pese a las diferencias: “Lo que tenemos por delante es de tal magnitud que tenemos que subrayar lo que tenemos en común”, dijo, para terminar: “Tenemos que caminar unidos. El adversario, el enemigo, no distingue entre los que van de morado, de verde o de rojo. Todos somos un problema para los privilegiados”. También el secretario general del PCE y secretario de Estado, Enrique Santiago, hizo un alegato en este sentido: “España es mejor que antes de que existiera Podemos. Habéis revolucionado la vida política, se acabó el bipartidismo, el monopolio del Gobierno de los que nos recortaban derechos”. Santiago también glosó las alianzas parlamentarias tejidas, dijo, por Unidas Podemos como una “alianza con fuerzas nacionalistas de izquierdas de este país para que nunca más haya gobiernos de la derecha”. 

Referencias a la unidad que también plantearon en sendos mensajes la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, o la vicepresidenta de la Generalitat valenciana y dirigente de Compromís, Mónica Oltra.

Así se cerró la cuarta Asamblea Ciudadana de Podemos en siete años. Un número vertiginoso que da cuenta de la velocidad adquirida por la política en la última década. Un proceso asambleario que se ha resuelto demasiado rápido, para algunos. No solo para los rivales de Ione Belarra, quienes han denunciado, con poco éxito entre las bases, las supuestas carestías democráticas del proceso. Otros dirigentes, algunos veteranos, recelan de lo cortos que han sido los plazos para abordar debates organizativos y políticos. Todo esperan expectantes la configuración de la próxima ejecutiva y que arranquen los trabajos de la futura dirección para calibrar si la ausencia de Iglesias debilita el proyecto o si este sale reforzado tras el paso al lado del fundador, consciente de que su figura era más un lastre que una ventaja en la tarea de relanzar hacia las próximas elecciones el bloque histórico que él mismo armó en 2016.

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