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Los poderes del Estado se entregan al dictador Xi Jinping en la búsqueda de nuevos negocios con China

el presidente chino Xi Jinping

Gonzalo Cortizo

Trece años bastan para hacer historia. Ese es el tiempo que ha pasado desde la última visita oficial de un presidente chino a nuestro país. Un periodo suficiente para que Pedro Sánchez haya dado ese carácter trascendental a la presencia de Xi Jinping en España. Todos los poderes del Estado, a excepción del judicial, lo han parado todo para recibir al dictador, líder de la segunda potencia económica del planeta. 

Madrid ha sido este miércoles una ciudad diseñada para la visita. Las calles por las que estaba previsto el paso de las comitivas se han cortado al tráfico, los reyes le han abierto el Palacio Real y el Senado se ha vestido de gala para acoger al presidente Xi Jinping.

No se ha reparado en detalles para agasajarle, hasta el punto de que la Policía se ha preocupado de alejar a un hombre disfrazado de Winnie The Pooh, que a diario entretiene a los turistas en la Puerta del Sol. Los agentes pretendían que la presencia del personaje no molestara al mandatario asiático. La figura creada por Alan Alexander se asocia en China a la disidencia y la crítica con el régimen de partido único. 

Xi Jinping se lleva de Madrid las llaves de la ciudad, que le ha entregado personalmente la alcaldesa, Manuel Carmena. El dirigente asiático ha asegurado que utilizará esas llaves “para que más chinos hagan turismo en la ciudad”. 

Encuentro con empresarios y sin periodistas

Durante la presencia de Xi Jinping en nuestro país se han sellado una veintena de acuerdos comerciales, de los que el más mediático es el que permite que el jamón ibérico pueda entrar por fin en un mercado potencial de 1.300 millones de consumidores. “China es un país prioritario no solo desde el punto de vista comercial y empresarial, sino también desde el punto de vista afectivo y cultural”, ha dicho el presidente, Pedro Sánchez, durante un foro empresarial organizado alrededor de la visita. 

Sánchez ha destacado la importancia de China para la economía española y ha calificado como “relación especial” la que mantienen ambos países. En medio de la guerra comercial que enfrenta a China con EE.UU y a pocos días del inicio de la trascendental cumbre del G-20, España ha decidido alinearse con el gigante asiático. 

Las intervenciones de los dos mandatarios durante el encuentro con empresarios ha sido difundida en diferido y sin que los periodistas hayan sido convocados al encuentro. No ha habido ninguna rueda de prensa para valorar el encuentro entre ambos dirigentes. España ha respetado el estilo del invitado para no desairar los acuerdos económicos que dependían de un viaje que Pedro Sánchez ha definido como “histórico”.  

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