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El 'no' de Sánchez a tocar el pacto de la reforma laboral abre la vía Ciudadanos que Unidas Podemos rechaza

Pedro Sánchez conversa con Nadia Calviño y Yolanda Díaz en el Palacio de la Moncloa.

Irene Castro / Laura Galaup

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La negociación de la reforma laboral ha reavivado las tensiones en la coalición de Gobierno. La negativa de Pedro Sánchez a introducir cambios en el texto pactado con la patronal y los sindicatos aboca a la vía Ciudadanos para garantizar más votos afirmativos que noes en el Congreso. Unidas Podemos, entretanto, trata de abrirse a cambios menores para garantizar la mayoría de la investidura.

Se trata de un proyecto legislativo clave, no solo porque se trata de una promesa repetida desde la izquierda para tumbar los recortes en derechos laborales que introdujo con el rodillo el Gobierno de Mariano Rajoy tras la mayoría absoluta de 2011, sino por su calado político.

Además de ser una de las medidas estrella del Gobierno de coalición, es también la carta de presentación con la que la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, pretende lanzar un proyecto político que aglutine el espacio a la izquierda del PSOE. Por eso, tanto para ella como para Unidas Podemos, es tan importante que el decreto se ratifique con la mayoría de la investidura y que esta no se quiebre precisamente para un asunto central en la coalición después de haber logrado lo más difícil: poner de acuerdo a patronal y sindicatos para implantar una reforma laboral, la primera que supone un avance en derechos, aunque haya obligado a hacer renuncias al Gobierno.

El plan de Díaz es convencer a PNV, ERC o EH Bildu para que apoyen el decreto ley y para ello ya ha mantenido reuniones con el president de la Generalitat, Pere Aragonés, y dirigentes del PNV como Aitor Esteban. Según explican fuentes conocedoras de la negociación a elDiario.es, en esas conversaciones se ha abordado la posibilidad de introducir cambios en el Estatuto de los Trabajadores para incluir la exigencia de estos grupos y que los convenios autonómicos primen sobre los estatales, algo que de momento no está en la reforma laboral, y que choca en principio con la posición del PSOE, partidario de no hacer cambios que puedan suponer el desmarque de los empresarios sobre un acuerdo ya firmado.

Las primeras conversaciones con los grupos parlamentarios han resucitado los recelos entre los partidos del Gobierno. Unidas Podemos cree que el comportamiento del PSOE persigue sacar adelante la reforma laboral con Ciudadanos y desmarcarse de ERC o EH Bildu. Con esa jugada, Sánchez lograría un triple objetivo: limitar el éxito de Díaz en este asunto, situarse en la centralidad que en otros momentos ha buscado y dejar fuera de juego al PP votando contra una legislación laboral que ha recibido el aval de los empresarios.

El socio minoritario ve en la actitud del ala socialista un intento por torpedear el éxito con el que Yolanda Díaz pretende impulsar su proyecto político. Así, consideran que la rotundidad con la que Moncloa descarta cualquier modificación en materia laboral busca dinamitar los esfuerzos de la vicepresidenta por mantener la mayoría progresista de la investidura y los Presupuestos, a pesar de que la propia Díaz defendió la voluntad de “respetar” el acuerdo alcanzado con los agentes sociales. 

Lo que Díaz está defendiendo en esos primeros contactos con ERC, EH Bildu o PNV es que secunden el decreto de la reforma tal y como está (sin que se tramite como proyecto de ley para que no se caiga la patronal) y dejar exigencias como la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales para un retoque posterior del Estatuto de los Trabajadores. El equipo de la vicepresidenta está convencido de que la patronal puede aceptar estos cambios o que incluso se pueda pactar una discrepancia con Garamendi.

Pero esa es una opción que, al igual que tramitar el decreto como proyecto de ley para incluir cambios, descarta el PSOE, donde aseguran que un escenario de negociación a futuro no se les ha planteado. “No se quiere convalidar con compromisos que desvirtúen el actual acuerdo. Todo escenario de futuro debe tramitarse con el diálogo social y el plácet del PSOE”, advierten fuentes socialistas el mismo día en el que CEOE ha rechazado formalmente reabrir la negociación en materia laboral para incluir cuestiones planteadas por las fuerzas nacionalistas para convalidar la reforma laboral. Fuentes de la cúpula socialista admiten que tienen poco margen para ofrecer ante las exigencias de los aliados habituales: “Ofrecemos la reforma laboral, que no es poco”.

Los empresarios amenazan con no volver a sentarse con el Gobierno si incluye cuestiones que quedaron fuera del acuerdo. Tanto PSOE como fuentes del Ministerio de Trabajo reconocen, además, que la prevalencia de los convenios autonómicos sobre los estatales tampoco convence a los sindicatos mayoritarios CCOO y UGT. El líder de CCOO, Unai Sordo, pidió a la izquierda el apoyo y advirtió de la “torpeza histórica” que supondría dejar la reforma laboral en manos de Ciudadanos. “Se tiene que pensar más en los intereses del precariado que en intereses electorales”, expresó.

Pero en la negociación emprendida en paralelo por Díaz, por un lado, y el sector socialista –mandatado por Bolaños y el portavoz parlamentario, Héctor Gómez–, por otro, también subyace la tradicional cuita por el acercamiento del PSOE a Ciudadanos en la búsqueda de una “geometría variable” que permita a Sánchez situarse en la centralidad del tablero frente a la radicalidad, donde coloca a la derecha de PP y Vox. A pesar de que Moncloa aseguró que priorizaría a los socios habituales en la negociación, fuentes socialistas reconocen que tienen margen para que el decreto ley salga adelante con los nueve diputados de Inés Arrimadas y los síes y abstenciones de un elenco de formaciones minoritarias que le otorguen la mayoría simple necesaria. Ciudadanos se ha mostrado dispuesto a avalar la reforma laboral en lo que sería un nuevo cambio de estrategia en plena campaña electoral en Castilla y León y tras haber reconocido su líder, Inés Arrimadas, que fue un error haber entregado todo el poder al PP tras las elecciones autonómicas y municipales de 2019. Por su parte, el portavoz socialista y el secretario de Organización, Santos Cerdán, mantendrán este jueves un almuerzo de trabajo con la cúpula del PNV en Bilbao para tratar de conseguir al menos su abstención.

El equipo de Díaz insiste en que “solo” contemplan sacar adelante el texto con aliados progresistas. El presidente del grupo parlamentario en el Congreso, Jaume Asens, defendió este martes que la vía de Ciudadanos es una “trampa”. “Ciudadanos no quiere apuntalar la reforma laboral de Yolanda Díaz. Ciudadanos quiere romper el bloque progresista del Congreso”, indicó en su cuenta de Twitter. 

“Es evidente que a Unidas Podemos le interesa que haya acuerdos por la izquierda con el bloque de la investidura. Eso implica negociar, aceptar que haya propuestas de EH Bildu, ERC y PNV que mejoren la norma inicial. En este país legisla el Parlamento”, indicó el exvicepresidente del Gobierno Pablo Iglesias en una tertulia en RAC1, donde también apuntó que “está muy bien que negocien los sindicatos y la patronal”, aunque “de momento” estas organizaciones “no tienen escaño en el Congreso”.

Para Iglesias la actitud del PSOE en este asunto forma parte de una estrategia electoral centrada en debilitar a Díaz, una figura que se ha convertido en un gran activo para Unidas Podemos. Actualmente, según el CIS, es la líder política más valorada (4,84), por delante de Pedro Sánchez (4,55). “El PSOE es perfectamente consciente de que si al final hay números para sacar la reforma laboral con la derecha, eso es muy duro para Yolanda Díaz. Y evidentemente no se lo van a poner fácil a una rival electoral”, indicó el ex secretario general de Podemos y antecesor de Díaz en la Vicepresidencia.

En plena tensión en el seno de la coalición, el portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, ha elevado el tono contra Díaz. El diputado catalán mantiene su negativa a la reforma laboral si desde el equipo negociador continúan planteando “que no se toca una coma” del acuerdo. “Eso en mi pueblo no se llama negociación, se llama chantaje”, ha continuado. El entorno de Díaz, que mantiene el “optimismo” pese a las críticas, evita entrar en el conflicto directo con Rufián, con quien dicen que no están centrando la negociación, que está en manos del president, Pere Aragonès, y el diputado Jordi Salvador. Otros miembros de Unidas Podemos –como los comunes– califican de “sobreactuación” las declaraciones del portavoz de ERC, quien este miércoles ha llegado a afirmar que su partido “no negocia ni vota proyectos personales”, en alusión a la reforma laboral.

Desde que salió adelante el texto en el Consejo de Ministros, el socio minoritario ha basado su estrategia en enfrentar su reforma laboral con la del PP para plantear que sería complicado para las formaciones progresistas del Congreso justificar –entre su electorado– su voto en contra. “Es difícil decirle que no a una norma que por primera vez en 40 años sirve para la recuperación de derechos de trabajadores y trabajadoras de nuestro país y que mejora las relaciones laborales en España”, indicó la vicepresidenta en una entrevista en Onda Cero. 

“Un grupo parlamentario de izquierdas”, replicó este miércoles Rufián, “no puede apoyar una reforma que no toca la indemnización por despido, que no dota de más medios a la inspección de trabajo, que no contempla o recupera los salarios de tramitación, que no dota a la administración de mecanismos para frenar ERE abusivos, que no lucha contra la precariedad o la falsa precariedad de contratos, o que no hace prevalecer los convenios autonómicos frente al resto”, añadió el portavoz de ERC, informa Íñigo Aduriz

El equipo de Díaz insiste en que la mayoría de estas medidas no forman parte del acuerdo de Gobierno que alcanzaron con el PSOE. Asimismo, recuerdan que este ha sido el texto alrededor del que han articulado el pacto alcanzado con patronal y sindicatos. Por lo tanto, desde el Ministerio de Trabajo enfilan la última etapa de las negociaciones con el objetivo de seguir escuchando a sus socios y llegar a un acuerdo que no modifique “sustancialmente” el pacto alcanzado en diciembre con los agentes sociales.

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