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ENTREVISTA | Luis Segura, exteniente del Ejército

“Las mujeres viven en un auténtico infierno en las Fuerzas Armadas”

Luis Gonzalo Segura, exteniente y autor de "El libro negro del Ejército español".

Laura Galaup

El exteniente del Ejército de Tierra Luis Gonzalo Segura analiza en El libro negro del Ejército español los casos más polémicos protagonizados en las últimas décadas por miembros de las Fuerzas Armadas. Según afirma, “existen patrones que demuestran de forma inequívoca la existencia de corrupción sistémica, abusos y acosos, privilegios anacrónicos, órganos de control cómplices y una cúpula militar negligente”. En una entrevista con eldiario.es repasa qué papel debe jugar la izquierda en el Ejército y las dificultades a las que hacen frente las denunciantes de acoso sexual en las Fuerzas Armadas.

¿Por qué decidió escribir un libro negro del Ejército español?

Primero, porque no existe un libro negro del Ejército español cuando existen libros negros de cualquier otra cosa: Vaticano, comunismo, capitalismo... Y porque de alguna forma lo necesitaba, me dicen que miento, que exagero, que lo cuento es ficción. Mis dos primeras novelas fueron vehículos de ficción y necesitaba de alguna forma legitimar mi discurso. Es un libro árido pero ya nadie me podrá decir que miento.

¿En qué consiste la investigación?

Lo intento explicar en el prólogo y me parece básico. De los únicos casos que hablo, son aquellos que se han publicado [en medios de comunicación] y tienen una cierta continuidad. La documentación es periodística.

En el libro hace un repaso por los últimos ministros. Dedica un capítulo a Pedro Morenés, al que denomina “señor de la guerra”. ¿A qué conclusiones ha llegado?

El perfil de Pedro Morenés es dantesco. Es una infamia absoluta que haya sido ministro de Defensa y que no haya sido forzado a dimitir por los poderes políticos ni por la sociedad. Por poner un ejemplo, la ministra holandesa de Defensa dimitió el año pasado por unas minas en mal estado que causaron la muerte a dos militares. Morenés atesora [durante su mandato] las muertes en helicópteros de rescate: siete muertos en dos accidentes y eso es suficiente para haber dimitido. Sin embargo, no dimitió. Su vinculación con la empresas armamentística es algo que salta a la vista.

El retrato que se hace de los últimos ministros: tres del PP y tres del PSOE es lamentable. Por poner un ejemplo el accidente de Hoyo de Manzanares en el que fallecen cinco militares se produce con Chacón, un capitán condenado por 28 agresiones sexuales se produce con el PSOE en el poder y no toman ninguna determinación para que esto no vuelva a suceder. De hecho, aunque todo es más apariencia que otra cosa, ha hecho más Cospedal en un año imponiendo elementos correctores contra el acoso sexual y laboral, que lo que hizo el PSOE en todo su mandato.

¿Se ha notado la llegada de Cospedal al mando de la cartera de Defensa? ¿se ha notado algún cambio en la persecución al acoso sexual en las Fuerzas Armadas?

Ninguno. Si vemos el número de condenas, siguen siendo las mismas. Ha sido todo apariencia. Ha creado unidades de protección frente al acoso, pero eso no es la solución. La solución es muy sencilla pero hay que querer afrontarla. Primero, hay que eliminar la justicia militar, como han hecho en casi todos los países de Europa. Y lo segundo eliminar el artículo del Código Penal Militar que permite a oficiales y suboficiales condenados a menos de tres años a seguir en las Fuerzas Armadas. Como demuestro en el libro, más de 100 oficiales y suboficiales han sido condenados por delitos y están dentro de las Fuerzas Armadas. Eso se debe a la justicia militar y a ese artículo del Código Penal Militar, que ni PP ni PSOE han tocado

Es cierto que todo lo que está haciendo Cospedal es más cosmético que real porque con unidades no se termina con el acoso. Se termina cuando se acaba la impunidad y esa es la clave. No hay mensaje más didáctico que ver a varios militares en prisiones civiles y con sus carreras militares terminadas.

¿Por qué aboga por eliminar la justicia militar?

Está compuesta por militares. Por ejemplo, a mi me juzgaron en el tribunal militar central dos militares que eran jurídicos y un tercer militar que ni siquiera era jurídico, era un comandante de infantería. Es obvio que esta figura es de comisario político, un personaje que controla que todo se está desarrollando como se tiene que desarrollar.

Objetivamente hablando esta justicia carece de imparcialidad. Y también carece de un tercer elemento, que también debe ser importante, la publicidad. Todos los procedimientos jurídicos civiles ordinarios son públicos, se puede acceder a las resoluciones. En el caso de la militar, no hay publicidad. Donde hay opacidad, no hay independencia ni imparcialidad. Se trata de una justicia endogámica. A lo único que conduce es a una perpetuación de privilegio, de acoso y de abuso. Esto es un proceso que han iniciado casi todos los países europeos, empezando por Alemania y nosotros nos hemos quedado retrasados.

En los últimos meses los casos de acoso sexual están adquiriendo visibilidad en los medios, ¿se están produciendo más denuncias o están recibiendo más seguimiento periodístico?

Que haya habido personas que comenzamos en 2014 a abrir la brecha mediática está generando que ahora haya más casos mediáticos. Somos varias las personas que denunciamos que las cosas no se están haciendo bien, eso al final abona el terreno para que cuando se produzca un caso pueda estallar el chispazo.

Realmente que actualmente haya más casos mediáticos solo se debe a la existencia de casos puntuales que han llamado mucho la atención. Por ejemplo, el caso de Málaga en el que se denunció una presunta violación grupal, que se recogió por las televisiones, ha permitido que se tenga más conocimiento del problema. Además a rebufo han salido más casos. También pasó con el caso de Zaida [Cantera], después salió algún caso más.

¿Qué protección tienen las víctimas en las Fuerzas Armadas?

Ninguna. Además, no solo eso, hay que decirlo claramente: las mujeres viven en un auténtico infierno en las Fuerzas Armadas. Por ejemplo, vamos a ponernos en el caso de una mujer agredida sexualmente. Ella denuncia y sabe que en el 88% de los casos esa denuncia se va a archivar y solo por denunciar va a sufrir acoso laboral. Eso es algo que demuestro en el libro.

Sistemáticamente todas las mujeres que denuncian acoso sexual, sufren acoso laboral. No solo eso, sino que además si consiguen una condena [a su favor] sus agresores van a seguir dentro de las Fuerzas Armadas. Ella, no solo va a sufrir acoso, terminará fuera de las Fuerzas Armadas. Ni cambiando de destino consiguen sobrevivir dentro de las Fuerzas Armadas porque quedan marcadas para siempre. Normalmente [para sus compañeros] la culpa es de ellas.

¿Cómo persigue a las víctimas estas denuncias?

Ahora, me viene a la cabeza el caso de una chica que ha cambiado de unidad tras denunciar. En el nuevo destino le recibió un teniente coronel y dos mandos intermedios y le preguntaron qué le había pasado en su otra unidad. Al final, el mundo militar está entrelazado. Todo el mundo conoce a casi todo el mundo, entonces cuando realizas una denuncia de acoso sexual es muy escandalosa. Para la víctima es muy difícil escapar de ella. Sin embargo, los oficiales que son condenados sí que escapan a esos casos. Una vez que han cumplido la condena se reintegran en el mundo militar.

Al final, el hombre que es condenado por acoso sexual acaba dando lástima [a sus compañeros] y la mujer, vaya donde vaya, es una persona con la que piensan que tienen que tener cuidado. Estamos en una estructura machista y clasista. En esta estructura, una subordinado nunca puede tener razón ante alguien de mayor rango. En el libro se muestran varios casos.

Está presentando el libro en muchos colectivos e incluso sedes de partidos de izquierdas. ¿Qué papel crees que deben jugar la Fuerzas Armadas en la izquierda?

Es una batalla tremenda. Yo soy de izquierdas y estoy trabajando con colectivos de izquierdas para que no consideren a las Fuerzas Armadas como un enemigo. Es cierto que tenemos unas FFAA compuestas generalmente por altos mandos absolutamente fascistoides. No están cumpliendo un servicio para la ciudadanía, se centran en intereses empresariales, incluso geopolíticos.

Además, han sido órganos de represión durante muchas décadas. No olvidemos que los mandos policiales de los años 80 que torturaron a muchos ciudadanos, eran mandos militares. La Policía Nacional estaba comandada por militares. Esto es algo que no se ha olvidado. Pero me parece un error, creo que la izquierda debe asumir que el Ejército es una parte de la sociedad porque sin él no se puede construir un Estado. Una vez que asumas que es una parte de la sociedad hay que fiscalizarla y criticarla, cuando se hagan las cosas mal. Y hay que estar con ellos cuando realmente se hagan cosas bien o realmente lo necesiten.

¿Han sabido los partidos de izquierdas gestionar las relaciones con los trabajadores de las Fuerzas Armadas?

La izquierda debe tomar esa posición porque si la abandona, se la regala a la derecha. Por ejemplo, cuando los militares de 45 años van a ser expulsados, ahí tiene que estar la izquierda. Igual que está con el obrero cuando le despiden de su fábrica, cuando el militar va a ser expulsado por cumplir 45 años, tiene que estar sentimentalmente con él.

Con los trabajadores de Coca- Cola En Lucha, con toda la razón del mundo, la izquierda se volcó y pensaban despedir a 1.000 personas. Sin embargo, no ha estado con la misma intensidad en las FFAA cuando se ha despedido ya a 10.000 militares y han contratado a 3.000 ¿ En qué sector hubiese permitido la izquierda que eso sucediese? ¿en qué Ministerio o en qué fábrica hubiese tolerado que eso sucediese? Sería inasumible y en este caso la izquierda ha pasado de puntillas. Creo que es una política que debe de cambiar y me estoy encontrando con muchas personas que están realmente abiertas a cambiar

¿Se puede llegar a una regeneración en la cúpula militar?

No, ni mucho menos. Hace 40 años la izquierda optó por pensar que las futuras generaciones iban a ser más modernas. Y fracasaron. Ese militar blanco que se exige, solo sirve de puertas para fuera. Pero de puertas para dentro la tendencia claramente dominante es la ultraderecha. Esa mentalidad es la que claramente se impone. En el libro hay un capítulo dedicado al franquismo en el que analizo las manifestaciones franquistas de altos mandos y veo que reiteradamente son las mismas.

Las Fuerzas Armadas no se van a regenerar por sí solas, ni se van a regenerar porque venga ningún ministro y consiga regenerarlas. En esencia, al PP y PSOE les interesa que las FFAA sean retrógadas, hay una serie de intereses cruzados económicos con empresas que son las mismas que sostienen al PP y al PSOE, que sostienen a sus medios de comunicación y que invierten en la industria armamentística. Para que se produzca un lucro enorme en la industria, es más fácil conseguirlo si la institución militar está corrompida, que nadie cuestione que paguemos 4.000 millones de euros por un submarino que no flota.

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