Asturias espera una caída de casos que no llega aunque ha sido punta de lanza de las restricciones más duras contra la COVID
“Asturias está intentando ir siempre por delante”. Así explica el doctor Javier Padilla, miembro del Comité Asesor y de Seguimiento de la segunda ola de la pandemia en Asturias, la estrategia planteada por el Principado a la hora de tomar medidas restrictivas. Tras ser ejemplo de gestión durante el verano, los contagios se han disparado en la comunidad en otoño y la red hospitalaria afronta un desafío sin precedentes desde el inicio de la crisis sanitaria. Mientras, las autoridades intentan contener al virus con limitaciones que incluso han apuntado al confinamiento domiciliario, una medida que el Gobierno central, de momento, descarta. “Han intentado actuar antes que otras comunidades con unos indicadores menos severos”, añade el médico. “Aun así, son cifras que en cualquier otro lugar del mundo serían dramáticas”.
Desde mediados de octubre saltaron las alarmas en la región. La incidencia del virus creció abrupatamente, y con ella la presión asistencial en los hospitales, además de la tasa de mortalidad en la comunidad más envejecida de España. Ante esta situación, el Principado decidió adoptar las medidas más restrictivas del país. De esta manera se impuso el toque de queda desde las 22.00 a las 6.00, el cierre de toda la actividad no esencial y el confinamiento perimetral de toda la región, además del de los municipios de Oviedo, Gijón y Avilés. Esta semana las autoridades sanitarias han anunciado que estos cierres se ampliarán dos semanas más y que se incorporarán los de los concejos de la cuenca del Nalón: Langreo, Laviana y San Martín del Rey Aurelio.
Asturias está siendo la punta de lanza para algunas de las medidas más restrictivas contra el coronavirus. Fue la primera comunidad en solicitar al Ministerio de Sanidad un confinamiento en los hogares similar al de marzo “vital para el control de la pandemia”, en palabras del presidente del Principado, Adrián Barbón. Sin embargo, el Gobierno estatal no se lo concedió. “Todo hubiera sido más sencillo si se hubiese podido confinar”, opina el epidemiólogo Daniel López Acuña, también miembro del Comité de Seguimiento.
Anticipación y dureza a la hora de tomar medidas son las claves de la estrategia planteada por el gobierno regional y las autoridades sanitarias. El objetivo es “reducir la movilidad y la interacción social al máximo”, según explica el Consejero de Salud, Pablo Fernández Muñiz. ¿Los resultados? Después de dos semanas, aún están por llegar.
Las peores cifras del país
La primera ola se contuvo en Asturias mejor que en la gran mayoría de comunidades, con una tasa de seroprevalencia menor al 2%. Sin embargo, en esta segunda ola, la situación en la región ha empeorado hasta el punto de que el Principado ha registrado las peores cifras de contagios de España en la última semana. El miércoles Asturias contaba con la tasa más alta (345 casos) de contagiados por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días. La media del conjunto nacional se situaba en 193. Este viernes, Salud del Principado ha confirmado 316 nuevos casos de coronavirus, 96 brotes activos y una tasa de positividad del 7,09%.
En consecuencia, el sistema hospitalario lleva semanas al borde de la saturación. Actualmente se registran 826 hospitalizados por COVID-19, 149 en las UCI que solo disponen de un margen del 21% de su capacidad para tratar pacientes, según ha informado en rueda de prensa la directora gerente del SESPA, Concepción Saavedra. “El ascenso pronunciado de la incidencia y la gran elevación de la presión asistencial en Asturias requería y sigue requiriendo medidas drásticas que contengan la interacción entre personas”, afirma López Acuña. “No ha habido un problema ligado a no hacer los deberes sanitarios. Asturias ha incrementado seis veces su capacidad para hacer pruebas PCR, ha reforzado el rastreo, la Atención Primaria y la red hospitalaria”, añade el epidemiólogo.
Una segunda ola que desbordó las expectativas
“Si intentamos dar pasos de forma reactiva a cómo va la ola epidémica, vamos a ir siempre tarde”, explica Padilla, en referencia a la percepción que se tiene del Principado de Asturias como referente de las medidas más restrictivas. “En Asturias se ha apostado por una política anticipatoria”, en palabras de López Acuña. “En su momento se tomaron medidas que no se plantearon en otras comunidades. Esto ha sido clave para que la curva no se haya disparado aún más”, añade el epidemiólogo.
En las últimas semanas, ante el aumento vertiginoso de la incidencia y el riesgo de colapso sanitario, la flexibilización de las restricciones ahora mismo no está sobre la mesa. “Hemos tenido que endurecer las medidas iniciales de manera muy rápida”, comentaba ayer en rueda de prensa el Consejero de Sanidad.
Tras el verano en el que se registraron los mejores datos de contagios y también de ocupación turística, en el Principado se afrontaba el otoño con la sensación de que todo estaba bajo control desde el Gobierno regional y las autoridades sanitarias. Sin embargo, la segunda ola llegó “antes y más fuerte de lo esperado”, según el director de Salud Pública de Asturias, Rafael Cofiño, órgano que, asesorado por un comité de expertos desde comienzos de noviembre, decidió implementar lo antes posible todas las restricciones que fuesen legalmente posibles.
Para el Gobierno asturiano el confinamiento domiciliario era clave, y para el Ejecutivo de Pedro Sánchez, precipitado antes de conocer el resultado de las medidas. Habría que esperar entre dos y tres semanas. “Ha sido un error no aprobarlo”, considera López Acuña. “Hemos visto que, en países como Irlanda o Israel, los confinamientos cortos y drásticos han contribuido a abatir la curva epidémica con un efecto más rápido que el resto de medidas de carácter intermedio”, concluye el ex director de Asistencia Sanitaria en Crisis de la Organización Mundial de la Salud.
Prolongar y extremar las medidas
Ante la ausencia de esta restricción y el aumento de la incidencia en la última semana, Salud Pública ha decidido prolongar las medidas, además de establecer cribados masivos en puntos concretos para detectar posibles asintomáticos. Desde la Consejería piden a la población paciencia y un “autoconfinamiento domiciliario”. “Sabemos que son medidas muy duras”, afirma el consejero de Sanidad, Pablo Fernández Muñiz. “Pedimos a las personas que solo salgan de sus casas para lo imprescindible, como estudiar, trabajar o adquirir alimentos o bienes de primera necesidad”, añade el consejero que también propone a la ciudadanía franjas del día para hacer ejercicio físico.
Sin embargo, los resultados, después de más de dos semanas de restricciones, no llegan. “No hemos visto que descienda la incidencia, todo lo contrario, seguimos aumentando” explica Fernández Muñiz. Desde que se decretaron las medidas se han contagiado en Asturias cerca de 10.000 personas y fallecido 361. El consejero de Salud concluye con una apreciación que suena a deseo: “Puede que haya que esperar dos o tres semanas más”.
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