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El Colegio de Pedagogos propone cambiar la EBAU por una evaluación continua

Aula en la facultad de Odontología de la Universidad Complutense de Madrid durante la Evaluación para el Acceso a la Universidad (EvAU).

EFE

Barcelona —

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Los alumnos llegarán este año “agotados psicológicamente” a las pruebas de selectividad, por lo que el Colegio de Pedagogos de Cataluña (COPEC) propone sustituirlas por una evaluación continua, como en Francia, ha explicado a Efe M.Victoria Gómez Serés, vicepresidenta de la entidad y profesora de Bachillerato desde hace 30 años.

En una entrevista con Efe, Gómez Serés, que da clases de Lengua y Literatura castellanas y que acompaña cada año a los alumnos a las pruebas de Evaluación para el Acceso a la Universidad (EBAU), ha criticado que “la fórmula de examen planteada en España no tiene en cuenta como debería la situación excepcional que estamos viviendo”.

La crisis generada por la pandemia del coronavirus se evidencia a nivel sanitario, educativo, laboral, relacional y en vidas humanas, y por tanto los alumnos “acabarán segundo de bachillerato con una gran carga emocional, que el sistema no ha valorado a la hora de seguir programando las pruebas de acceso a la universidad”, ha subrayado la docente.

“Ahora, lo que necesitan los estudiantes, también los de bachillerato, es sobre todo apoyo emocional y acompañamiento”, ha añadido M. Victoria Gómez.

Para la profesora, que es doctora en Pedagogía, los estudiantes “tienen que poder acabar el curso con una educación en línea basada en competencias y no obsesionados por una nota y en seguir los temarios del curso”.

Como profesores, “no se trata de que añadamos a los estudiantes más presión que la propia de la situación” y “sí de que entiendan que les educamos para que aprendan y para la vida y no para sacar una nota”.

Ante la necesidad de contar con una calificación al acabar segundo de bachillerato para acceder a los estudios universitarios deseados, la profesora ha argumentado que el día en que finalizaron la clases presenciales “ya habíamos evaluado la primera y la segunda evaluación, lo que representa el 66 % del curso”.

Por tanto, “sólo falta evaluar el 33 % restante, cuya valoración numérica debería depender de una evolución cualitativa del último trimestre y de los resultados de los dos trimestres anteriores”, ha apuntado.

La docente ha planteado que a la vuelta de Semana Santa y para lo que queda de trimestre, las materias de segundo de bachillerato se tendrían que pensar con ejercicios de carácter competencial y con una evaluación con rúbricas para valorar los conocimientos cualitativamente y no de manera exclusiva con notas numéricas.

Además, a la elevada tensión a la que están siendo sometidos los alumnos durante todo el curso, y especialmente desde que acabaron las clases presenciales, “se añade que en algunas comunidades los exámenes para acceder a la universidad se harán dos semanas después de la fecha de finalización del curso”, ha apuntado la docente.

Durante estos quince días, los alumnos “seguirán conectados a las plataformas virtuales para preparar los exámenes” con el cúmulo de tensión provocado por su confinamiento, el estrés por ver cómo se lleva a cabo el desconfinamiento progresivo y la presión por la EBAU, ha señalado la profesora.

Todo ello, según M. Victoria Gómez, “seguirá aumentando la tensión, con lo que los resultados de los exámenes serán más un reflejo de ello que de los conocimientos adquiridos”.

Tal como la plantea el Ministerio de Educación, con varias preguntas para que los alumnos puedan escoger según el temario trabajado, la EBAU “permite la picaresca”, ya que, “en la práctica, los estudiantes podrán escoger las preguntas que mejor se sepan”, ha criticado la profesora.

Para conseguir una evaluación igualitaria, y teniendo en cuenta que hay institutos que califican de una manera más estricta que otros, la docente ha apostado por organizar, como en Francia, valoraciones externas de las notas finales de los estudiantes y tener en cuenta otros aspectos, como la asistencia a clase.

“Estamos viviendo una situación muy compleja, excepcional y de gran magnitud, a la que los alumnos no son ajenos en absoluto”, ha sentenciado la profesora, y “al mantener la EBAU no se tiene suficientemente en cuenta la carga emocional que todo ello comporta”.

Además, desde el punto de vista de la amenaza sanitaria, también se debería de valorar qué puede suponer el hecho de congregar a centenares de personas en espacios reducidos para examinarse, ha añadido.

Carme Picart

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