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No hay plan de desescalada para las residencias de mayores: “El aislamiento les está afectando mucho”

Una cuidadora atiende a uno de los ancianos alojados en una residencia de Madrid EFE/Mariscal/Archivo

Sofía Pérez Mendoza

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Las residencias de mayores, el principal foco de mortalidad en la epidemia, van a ser el último eslabón en la desescalada. El plan diseñado por el Gobierno de Pedro Sánchez no recoge en ninguna de las fases la recuperación de las visitas a los geriátricos aunque el Ejecutivo asegura que lo tiene “previsto en la fase III”, es decir, a partir del 8 de junio. El documento reza, sin embargo, que en esa fase se hará una “previsión de la desescalada y una revisión del modelo de residencias”. La nueva normalidad en estos centros exigirá, además de medidas de protección continuadas, un replanteamiento del modelo que garantice que los geriátricos están preparados ante posibles nuevas olas, advierten los expertos.

Sanidad recogerá las fechas y las condiciones de las visitas en una orden futura. Los criterios todavía no se han concretado, explican fuentes de Sanidad. El departamento que dirige Salvador Illa avanza que “tendrán que ser dentro de la misma provincia” aunque está por determinar “las condiciones, distancia y tiempo” en las que se podrán producir.

“Las visitas de familiares, como ya sabemos, puede ser un foco de contagio. No queremos en ningún caso poner en riesgo a nuestras personas mayores”, apuntaban desde la Moncloa tras la presentación del plan de desescalada. Sanidad planteará condiciones “más limitativas” si los visitantes son personas mayores, vulnerables o con patologías previas.

El Gobierno menciona de puntillas a las residencias de mayores en su plan mientras sigue sin hacer públicos los datos de fallecimientos y contagios que les proporcionaron las comunidades autónomas hace más de dos semanas. Desde entonces, Sanidad asegura que está analizando la información y que la dará a conocer “a la mayor brevedad”. El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha sido este miércoles de nuevo preguntado por estos datos sin dar más detalles.

Para los expertos, “el planteamiento es sensato” porque las residencias han concentrado una gran parte de los fallecidos y son un espacio lleno de personas potencialmente de riesgo donde un nuevo brote puede ser letal para muchos usuarios. Sin embargo, los epidemiólogos consideran que también hay que “hacer compatible la protección con otras cuestiones que también influyen en la salud”. “Para mucha gente mayor y para los hijos, las visitas son la vida”, expresa Fernando Rodríguez-Artalejo, director del Departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM).

Rodríguez-Artalejo ve factible empezar a organizar en las próximas semanas visitas con cita previa y horario limitado siempre que la residencia esté en una situación estable. “Las medidas de control tienen que estar funcionando bien. Solo así esto se puede hacer en condiciones seguras. Es decir, que hayan hecho test de anticuerpos para identificar a los usuarios que ya han pasado la enfermedad y se haga PCR periódicamente al resto para identificar rápido a aquellos que estén en fase aguda (contagiosa)”, explica el experto, que subraya no obstante la dificultad de agendar citas controladas tirando del personal “justo” que hay en las residencias.

Alargar la separación con sus familiares ahondará la tristeza de los residentes, advierte una trabajadora de un centro de Carabanchel, que asegura que manifiestan un estado de ánimo bajo, “los que se enteran más lo verbalizan y los que no, te lo muestran de otras maneras”. El aislamiento “les está afectando mucho”. No pueden moverse de sus habitaciones y sufren cambios constantes de ubicación. La aparición de síntomas marca la reorganización de las plantas para separar a las personas sanas de las infectadas o sospechosas. Y eso implica que pierden la pista a sus compañeros de habitación con frecuencia.

“No son muy conscientes en general de lo que está pasando. Una señora me preguntaba el otro día que si el bicho estaba ya aquí dentro. Y yo no me atrevo, porque creo que es innecesario, decirle que han muerto más de 20 personas”, cuenta la gerocultora. La impresión general es que los usuarios están “más desorientados”, prácticamente sea cual sea su estado preconfinamiento. Los mayores, dice la trabajadora, “preguntan mucho que por qué no viene su familia a verlos, que cuándo van a venir”.

“El modelo inexcusablemente debe cambiar”

Otra tarea pendiente, que ya anticipa el Gobierno en el plan de desescalada, es la “revisión del modelo de residencias”, diseñadas para cuidar y no para curar. “Son de las cosas que inexcusablemente tienen que cambiar”, señala Fernández Artalejo. La crisis del coronavirus ha dejado al descubierto las carencias de atención sanitaria y el manejo de esos pocos recursos ha puesto en entredicho la gestión de algunos gobiernos autonómicos entre acusaciones de falta de transparencia y dejación de funciones. La “medicalización” prometida por gobiernos como el de Isabel Díaz Ayuso, en Madrid, sigue siendo una tarea pendiente.

La Comunidad de Madrid ha contabilizado 5.811 fallecidos con el virus confirmado o con sospecha de tenerlo desde el pasado 8 de marzo. Son una gran parte de los fallecidos en la región, que ha registrado 8.105 muertos (aunque en este dato solo se suman las personas confirmadas por una prueba). De los 10.073 fallecimientos en Catalunya, 2.902 se han producido en residencias. En la Comunitat Valenciana un tercio del total de víctimas mortales procedían de residencias.

La Fiscalía mantiene abiertas 110 investigaciones penales sobre las muertes en geriátricos de todo el país, según ha informado este miércoles la Fiscalía General del Estado. Del conjunto de diligencias, 42 se han abierto en Madrid, donde algunos ayuntamientos también han demandando al Gobierno regional, y 24 en Catalunya.

Algunas comunidades como Madrid pidieron el lunes al ministro de Sanidad, Salvador Illa, que incluyera un apartado específico de desescalada en residencias de mayores en el plan general, según Telemadrid. Pero finalmente no ha sido así. El Gobierno sí contempla, sin embargo, las visitas a las residencias para personas con discapacidad y pisos tuteados en la fase II. En este punto, el Ejecutivo aclara por escrito que esta medida no es extensible a los geriátricos. “Sabemos la afectación y el impacto que han tenido las visitas en estas residencias”, aseguran desde la Moncloa.

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