La tarde del diluvio madrileño, cuando Arganda del Rey se convirtió en un parque acuático
La tarde del 26 de agosto de 2019 pasará a la memoria de muchos madrileños como la del diluvio, en especial para los vecinos de Arganda del Rey, que vieron cómo sus calles eran engullidas por una riada de hielo y lodo según se termina el día. La tormenta y las lluvias torrenciales que cayeron a últimas horas de la tarde en la localidad madrileña, y en buena parte de la mitad oriental de la Comunidad, dejaban un reguero de incidencias que anegaron bajos y locales comerciales, cortaron avenidas y accesos a la capital, convirtieron las líneas de metro en improvisados canales fluviales y provocaron retrasos en las salidas y llegadas del Aeropuerto de Madrid-Barajas.
Las escenas, más propias del arco mediterráneo que del corazón peninsular, causaban incredulidad y sorpresa con cada foto y vídeo que alguien subía a las redes sociales. El combinado de lluvia torrencial, granizo, y la particular orografía de Arganda del Rey, encajada entre dos lomas, sirvieron de cóctel explosivo en el que coches, mobiliario urbano y bajos se llevaron la peor parte.
Una DANA como origen del caos
La jornada del lunes 26 de agosto comenzaba con medio territorio peninsular bajo algún tipo de aviso meteorológico, la mayoría por tormentas y precipitación acumulada en una hora, y un aviso especial de la Agencia Estatal de Meteorología como consecuencia de la formación y paso por el interior peninsular de una Depresión Aislada en Niveles Altos, o DANA, por el acrónimo con el que se le conoce en la jerga meteorológica. La popular 'gota fría' tan asociada al levante peninsular.
Desde últimas horas del domingo, el descuelgue de un 'embolsamiento' de aire frío en capas medias hasta el litoral atlántico de la Península Ibérica, iba a generar una progresiva inestabilización de la atmósfera peninsular como consecuencia del 'choque' de masas y la oportuna canalización de humedad oceánica hasta el interior. Los ingredientes estaban sobre la mesa y la tarde del lunes no defraudó.
Con las primeras horas de la tarde el interior peninsular comenzó a estallar. La abundante humedad entraba en ebullición con el avance del centro de la depresión hacia el oeste, activando mecanismos de disparo convectivo, que empezaban a salpicar buena parte del territorio con tormentas, en muchos casos de tipo severo.
Primero el sur de Extremadura, después el interior de Andalucía, y por último el interior de la Meseta norte y sur. Con lluvias torrenciales, intensas granizadas y hasta la formación de un par de tornados en Campillos, provincia de Málaga, se fue desarrollando la tarde. En ese momento, la Agencia Estatal de Meteorología elevaba a naranja los avisos en las áreas que se estaban viendo más afectadas por la formación de tormentas, dos de ellas en Madrid, en el Área Metropolitana y en la demarcación Sur de la Comunidad.
El aviso aumentaba el riesgo por precipitación acumulada en una hora a más de 30 litros, y formación de tormentas con posibilidad de granizo superior a 2 cm de diámetro. El radar de lluvia de la AEMet ubicado en Aranjuez dibujaba en esos momentos una tormenta severa, alargada, que avanzaba hacia el nor-noroeste y abundante actividad eléctrica. El 'barrido' que hizo la tormenta por la mitad oriental de la Comunidad entre las 19:00 y las 21:00 horas dejaba 57 litros de lluvia acumulada en la estación meteorológica de Arganda del Rey, la mayoría concentradas en espacio de una hora.
La fuerte intensidad, unido al granizo y la orografía convirtieron las principales avenidas de la localidad madrileña en auténticas pistas acuáticas, con las pendientes haciendo las veces de aliviaderos, llevándose a su paso todo tipo de mobiliario.
La tormenta, aún con menor intensidad, también se dejaba sentir en la capital, donde la red de transporte se vio golpeada. Hasta 33,6 litros se contabilizaban en el pluviómetro del observatorio que AEMet tiene instalado en el Retiro, muy similares a los 32,8 litros registrados en la estación meteorológica del Aeropuerto de Barajas.
¿Es posible achacar el episodio de Arganda del Rey al cambio climático?
Esa será la pregunta que muchos se hagan y que posiblemente quede sin respuesta. Por el momento la posibilidad de atribuir fenómenos meteorológicos adversos a las consecuencias del cambio climático es difícil de realizar, y normalmente se hace en estudios de atribución que estudian estadísticamente la 'ocurrencia' de un fenómeno determinado para una región concreta, a una escala mayor que la de un episodio local.
La formación de DANAs y su afectación a la Península conforme el verano llega a su fin es muy frecuente, síntoma de que la atmósfera del Atlántico Norte empieza a entrar en su configuración de 'invierno', cuando borrascas y bajas aisladas desplazan progresivamente su trayectoria hacia el sur. Lo que sí sería posible atribuir sería la mayor ocurrencia de este tipo de bajas presiones, de naturaleza bastante caótica, como consecuencia de cambios en la dinámica del “Jet Stream” o “Corriente en Chorro”.
Por el momento no parece sensato asociar las tormentas del centro peninsular de la tarde del lunes con efectos directos del cambio climático, por mucho que el impacto visual del fenómeno señale en esa dirección. Deberán de ser estudios de atribución los que digan si la formación y paso de la DANA entraba dentro de la normalidad meteorológica de finales de agosto o si es y será consecuencia de una atmósfera en proceso de reajuste climático. El tiempo dirá.