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El pacto de Estado contra la violencia machista reconocerá como víctimas a las madres cuyos hijos han sido asesinados

Concentración contra la violencia machista.

Marta Borraz

Lo alertó hace días Ruth Ortiz, la madre de los dos pequeños asesinados en 2011 por su exmarido José Bretón: el pacto de Estado contra la violencia machista se olvida de las mujeres cuyos hijos han sido asesinados por sus parejas o exparejas. Ahora, los partidos políticos se han puesto de acuerdo para incluirlo a propuesta del PSOE, que ha presentado un voto particular para incorporar este asunto como nuevo punto del pacto, según ha adelantado la Cadena Ser.

“Fue un fallo, un despiste. No se hizo porque fue algo que nadie mencionó. Ninguno de los expertos que comparecieron en la subcomisión lo comentó. Todos los grupos han dicho que sí, sin discusión”, explica la diputada socialista Ángeles Álvarez. Así, será incluido este reconocimiento en el informe que resultó de varios meses de trabajo y que gestó el pacto de Estado, que seguirá su recorrido parlamentario con el próximo debate y votación en el pleno del Congreso.

De esta manera, las mujeres cuyos hijos han sido asesinados por violencia machista podrán acceder a las prestaciones a las que tiene derecho cualquier víctima. Así lo recoge la iniciativa del PSOE que ha sido consensuada: “Es preciso que los apoyos psicosociales y derechos laborales, las prestaciones de la Seguridad Social, así como los derechos económicos recogidos en la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género sean de aplicación” en estos casos.

Violencia a través de terceros

El voto particular propone incorporar este punto en el apartado referido al perfeccionamiento de la asistencia, ayuda y protección a las víctimas. En él se detalla que este tipo de casos corresponden a la llamada violencia “por interpósita persona”, es decir, hacer daño a través de tercero –llamada violencia vicaria–.

La psicóloga Sonia Vaccaro ha estudiado este tema y lo ha definido como “una violencia secundaria a la víctima principal, que es la mujer”, de manera que el maltratador ejerce daño a través de otras personas, en concreto los hijos o hijas, porque “sabe que dañar y asesinar a los hijos o hijas es asegurarse de que la mujer no se recuperará jamás. Es el daño extremo”, afirma.

44 menores han sido asesinados en la última década por las parejas o exparejas de sus madres y 26 de ellos, contabiliza el PSOE en su iniciativa, lo fueron durante el régimen de visitas, según el registro anual de la Federación de Asociaciones de Mujeres Separadas y Divorciadas. Según estadísticas oficiales del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad son seis en lo que va de año.

Sin embargo no son consideradas legalmente víctimas directas “a pesar de que en la mayoría de los casos analizados durante la última década, la violencia mortal sobre los hijos fue el final de una violencia previa sobre la madre”. Así lo especifica el voto particular del PSOE: “Está documentado en las investigaciones policiales que en algunos casos los asesinos avisaron previamente a la madre con la intención de generar más daño, impotencia y desesperación”.

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