Los Funkos ya no son rentables: las ventas no paran de bajar y consideran que probablemente tengan que cerrar más pronto que tarde

Los responsables de la compañía estudian desde la venta parcial del negocio hasta una adquisición completa por parte de otra empresa

Héctor Farrés

12 de noviembre de 2025 13:00 h

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Los compradores formaban cola ante los escaparates de jugueterías y tiendas especializadas para conseguir una figura recién llegada. Las cajas apiladas, con personajes de todas las sagas imaginables, se agotaban en cuestión de horas. Los funkos se habían convertido en un fenómeno que traspasó edades y países, y muchos aficionados desembolsaron cantidades elevadas para completar sus colecciones. Esa fiebre mundial por los muñecos de cabeza grande alimentó durante años una maquinaria empresarial que hoy atraviesa una situación delicada.

La empresa admite que atraviesa un momento crítico

Funko, la compañía estadounidense que los fabrica, ha reconocido que podría declararse en bancarrota en los próximos meses. En su último informe trimestral, presentado ante la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, la empresa señaló que existen “dudas sustanciales” sobre su capacidad para seguir operando a lo largo del próximo año si no logra refinanciar su deuda. La cifra pendiente asciende a cerca de 250 millones de dólares, lo que equivale a algo más de 216 millones de euros, y el aviso representa una llamada de emergencia a inversores y acreedores.

Durante años, los funkos arrasaron en tiendas de todo el planeta y se convirtieron en un objeto de deseo para coleccionistas de todas las edades

Josh Simon, que asumió el cargo de consejero delegado el pasado septiembre tras su paso por Netflix, afirmó durante la presentación de resultados que “la estrategia Make Culture Pop ofrece una oportunidad para ejecutar con rapidez en la intersección de la cultura, la creatividad y el comercio”. En esa misma intervención aseguró que la compañía confía en aprovechar “las múltiples oportunidades de transformación para un crecimiento sustancial” apoyándose en sus 27 años de historia y en la fidelidad de su comunidad de seguidores.

La empresa trata de sostener el negocio mediante iniciativas que combinan velocidad y personalización. Entre ellas destaca la serie Bitty Pop, una línea de figuras en miniatura que se distribuye en cajas con elemento sorpresa y que incluso se vende a través de máquinas expendedoras. También ha impulsado lanzamientos relacionados con acontecimientos de actualidad, como el set de figuras dedicado a la victoria de los Dodgers o los productos vinculados al cierre de la serie Stranger Things y al estreno de Wicked: For Good.

El consejo busca salidas antes de que sea tarde

Las medidas buscan compensar un panorama financiero adverso. En el último trimestre Funko registró pérdidas de 1 millón de dólares, una caída significativa respecto a los más de 8 millones de beneficio del año anterior. Parte del deterioro económico proviene de los aranceles aplicados a los juguetes importados durante la administración de Donald Trump, que afectaron directamente a su producción y a los costes de distribución. Además, la saturación del mercado con un número excesivo de licencias redujo la rentabilidad de cada lanzamiento.

El consejo de administración ha iniciado un proceso de revisión estratégica para estudiar posibles vías de supervivencia. Entre las opciones que se barajan figuran la venta parcial del negocio o una operación completa de adquisición por parte de otra compañía. En paralelo, el fabricante prepara su campaña navideña, el periodo más importante de su calendario, y mantiene el lanzamiento de Pop! Yourself, una iniciativa que permite a los consumidores crear figuras personalizadas a precios reducidos.

FUNKO POP

La situación ha provocado también un relevo interno. Cynthia Williams dejó su puesto como consejera delegada durante el verano y Michael Lunsford volvió a ocupar el cargo de forma temporal. Charles Denson, presidente del consejo, explicó que “el nombramiento de Lunsford se orienta a ofrecer pleno valor a los accionistas y a asegurar la estabilidad en un momento complejo para la empresa”. El propio Lunsford señaló que las condiciones del mercado mundial han limitado los planes de crecimiento y que el objetivo inmediato pasa por recuperar estabilidad sin perder la ambición de expansión a largo plazo.

Funko, que durante años impulsó un modelo basado en licencias de más de 1.000 marcas de cultura popular, se enfrenta ahora a un futuro incierto. Los próximos doce meses determinarán si la empresa logra mantener su actividad o si la historia de los cabezones más famosos del mercado queda reducida a reliquias para coleccionistas.

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