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Greta Thunberg y sus memes reúnen en las redes múltiples batallas ideológicas

Mural de 15 metros en Bristol llevado a cabo por el artista Jody Thomas

Felipe G. Gil

Greta Thunberg es un icono viral. Allá por donde va su presencia genera ruido. En el último trayecto en tren que realizó entre Lisboa y Madrid le acompañaban un total de 30 periodistas. Sus apariciones se asemejan más a las de una estrella del pop que a las de una activista. Su llegada a Madrid, como no podía ser de otra forma, también deja un reguero de mensajes, debates y demás contenidos generados en redes sociales. Y memes, cómo no.

Los contenidos generados en torno a Thunberg pueden categorizarse de forma general en tres: quienes utilizan su imagen para generar un humor blanco, quienes ensalzan su figura y aprovechan para sumarse a sus reivindicaciones medioambientales y quienes niegan su figura. Obviamente, en todas ellas hay matices y concomitancias con las otras. El primer grupo generalmente está compuesto de personas que, sin cuestionar su figura, utilizan su elevada presencia mediática para construir chistes locales. “¿Y si greta Thunberg ha sido siempre Iñigo Errejón?”. ¿Es Greta Thunberg murciana?

Otro grupo es el que se inspira en ella para crear contenidos que refuerzan su figura, insisten en algunas de las reflexiones o mensajes alertando sobre el cambio climático, o aprovechan su imagen para crear otros contenidos que orbitan en torno a cuestiones como el ecologismo o el activismo juvenil. En esta categoría entraría que un artista coja un discurso de Thunberg y le añada una base de Fatboy Slim para crear una remezcla musical.

Por último tendríamos al grupo de negacionistas de Greta. Aquí los hay de todo tipo: los que niegan el cambio climático y por tanto consideran que su figura es absurda, los que consideran que una niña debería centrarse en ir al colegio y no en ser activista, los que consideran que está siendo instrumentalizada (aquí se abriría otro subgrupo en la que el origen de dicha instrumentalización puede ser sus padres, los gobiernos, los medios de comunicación, filántropos varios, etc.), los que consideran que su discurso es vacío y que hay otras soluciones silenciadas, los que piensan que es un producto, los que niegan su agencia por ser niña y ser mujer, los que creen que sus padres son personas horribles... el listado de haters es amplio y, como no podía ser de otra forma, los memes son variados.

Como todo icono viral que se precie, la historia de Greta Thunberg también forma parte de la biblia del meme Know Your Meme. Y como todo buen mito, se describe un origen donde se ensalza el conflicto entre dos principios fundamentales: Greta incumplió la ley para defender el anonimato. Así se tituló una de las primeras piezas en las que se hablaba de ella y, como sucede con el famoso vídeo del baile alocado que se usa para explicar la viralidad, empezó sola y ahora la siguen millones de personas.

Su figura es imparable y mucha gente suscribe lo que el cineasta Darren Aronofsky definió como “el icono que el planeta necesita desesperadamente”. Lo que ocurre es que, como todo mito, se tiende a la simplificación y a la concentración. El activismo climático no empezó con Greta Thunberg. Hay miles de organizaciones que llevan años sosteniendo el mismo discurso. De hecho, ella misma lucha contra la idea de ser un meme y recordaba ayer en Madrid: “No tenéis que escucharme a mí antes que a otros; es importante que haya más activistas climáticos”. Y quizás en esto, como en su lucha contra el cambio climático, lleve razón.

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