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Los siete momentos que la tecnología nos dejó en 2018

Un dron en pleno vuelo

David Sarabia

Es un hecho: cada año que pasa, la tecnología cobra más protagonismo en nuestras vidas. El Internet de las Cosas, aunque aún inseguro, se populariza; los robots se vuelven más humanos y la Inteligencia Artificial resuelve problemas que antes no podíamos ni imaginar. También aparecen algoritmos que cada vez hacen mejor el trabajo de los humanos e inventos dignos de una película de ciencia ficción.

Pero la ciberseguridad sigue siendo el gran problema al que se enfrentan las grandes compañías: porque si 2016 fue el año de los grandes ataques cibernéticos y 2017 siguió con la tendencia, 2018 ha corroborado todo lo que nos temíamos. A pesar de que estos últimos 12 meses no hayan sido tan desastrosos como los anteriores, también ha habido grandes brechas de información, hackeos a gran escala y errores de bulto en el código de algunas apps y servicios.

2018 podría haber sido el año de Elon Musk, del bitcoin o de los coches autónomos si no fuera porque sobre todos ellos se ha erigido un protagonista: Facebook. La compañía de Mark Zuckerberg se ha hundido en bolsa y ante los consumidores por sus constantes escándalos y fugas de datos, más allá del famoso caso Cambridge Analytica. Pero como no todo son redes sociales y datos, la tecnología también nos dejó estos momentos para recordar.

Gatwick: la amenaza fantasma

Nadie sabía de dónde salían ni adónde iban, tan solo que eran entre dos y cinco y que estaban volando dentro del espacio aéreo de Gatwick (Reino Unido). Los drones que causaron el caos entre el miércoles 18 y el viernes 21 de diciembre en el segundo aeropuerto de Inglaterra se fueron igual que vinieron, ocasionando pérdidas millonarias a las aerolíneas y dejando en tierra a más de 120.000 pasajeros.

A esto se suma otro punto de incertidumbre si añadimos que los dispositivos de la marca DJI, el primer fabricante de drones del mundo, resultaron tener un agujero en sus sistemas que permitía a un atacante ver el registro de vuelos, las fotos y los vídeos tomados por el aparato. La vulnerabilidad no llegó nunca a ser explotada por nadie, según los investigadores.

Elon Musk al rescate

En julio, 12 niños tailandeses se quedaron atrapados junto a su entrenador en la cueva Tham Luang, al norte del país. Allí estuvieron durante más de quince días, sin comida y sin poder salir por culpa del nivel del agua, que subió repentinamente. Más de 19 buzos participaron en las tareas de rescate, e incluso uno de ellos murió. Elon Musk, fundador de PayPal y dueño de Tesla, propuso enviar una cápsula submarina para rescatar a Los Jabalíes Salvajes, llamados así en honor al equipo de fútbol en el que juegan. La idea fue desechada rápidamente por las autoridades tailandesas y algún que otro buceador incluso cruzó varios insultos con Musk. Al final, los doce chicos y su entrenador fueron rescatados sanos y salvos, a pesar de que un exmarine perdiese la vida.

El primer atropello mortal de un coche autónomo

Este año también pasará a la historia como ese en el que se produjo el primer atropello mortal de un coche autónomo. Ocurrió a finales de marzo en Tempe, Arizona (EEUU), cuando una mujer cruzaba por mitad de la carretera y el vehículo autónomo, conducido por un empleado de Uber, la arrolló. El lidar, que es el pequeño dispositivo láser que permite al coche saber por dónde va y qué tiene delante, no funcionó correctamente, terminando en el trágico desenlace.

Y el bitcoin hizo boom

boomLa burbuja del bitcoin explotó y, con ella, las ilusiones de todos los especuladores que se dedicaban a la compraventa de la divisa. Hace exactamente un año, un bitcoin se cambiaba por casi 20.000 dólares, un precio que ha ido bajando a medida que transcurría 2018 y que finalmente ha terminado por desplomarse: mientras se escriben estas líneas una unidad de la criptodivisa se cambia por cerca de 3.800 dólares, perdiendo un 81% del valor que tenía en diciembre del 2017. Entre las causas de la explosión de la burbuja, la huida de inversores no profesionales y el fracaso de las ICO (Initial Coin Offering - Oferta Inicial de Moneda), un mecanismo propio de la cadena de bloques que permite emitir una oferta de financiación para un proyecto y que, quien quiera, contribuya aportando sus criptodivisas.

Nos vemos en la otra vida, Google+

Una de las redes sociales más desconocidas de todos los tiempos, Google+, echará el cierre, condenada por los fallos de seguridad y sumida en el ostracismo. Alphabet, la matriz de Google, anunció en octubre su cierre tras descubrir que los datos de más de 500.000 personas habían quedado expuestos en Internet por un error de programación. Unas 450 apps tuvieron acceso a esos datos a través de la API (una interfaz de programación) de Google+, aunque la compañía aseguró que no había encontrado pruebas “de que ningún desarrollador fuera consciente de este error”. Según los datos de la multinacional, la red social apenas tenía uso y el 90% de los usuarios apenas pasaban más de cinco segundos allí.

El año negro de Facebook

No ha sido el año de Facebook. Ni de Mark Zuckerberg. Ni de la privacidad de los datos en la red social. Todo empezó en marzo, cuando The New York Times publicó una entrevista a Christopher Wylie, un trabajador de la consultora Cambridge Analytica y también uno de los ideólogos de la herramienta que aupó a Donald Trump a la presidencia de los EEUU. Después, las noticias se sucedieron en cascada una detrás de otra: Facebook y la venta de datos de 87 millones de usuarios, Facebook y el “nosotros no lo sabíamos”, Zuckerberg testificando ante el Congreso de los EEUU, Zuckerberg haciendo lo mismo ante el Parlamento Europeo... Y cuando parecía que todo había pasado, vino la segunda oleada: 50 millones de cuentas hackeadas en septiembre, cientos de documentos que confirman que varias empresas tenían acceso a los datos personales de los usuarios y 6,8 millones de fotos que quedaron al descubierto por un fallo de programación. Las consecuencias se han traducido en alguna que otra multa por parte de las autoridades, la pérdida del apoyo de la prensa estadounidense, un movimiento en Twitter para borrar Facebook (#deleteFacebook) y un ligero descenso de usuarios en Europa (en torno a un millón). ¿Qué le pedirá Zuckerberg al año nuevo?

Inteligencias Artificiales al poder

Mientras la sociedad se debate entre si las máquinas nos quitarán o no el trabajo, las personas que las crean piensan en cómo facilitarnos la vida a los humanos. Por eso crean Inteligencias Artificiales (IAs) que, por ejemplo, ganan a los médicos a la hora de diagnosticar tumores cerebrales o que pronostican qué pacientes saldrán del coma y cuáles no mejor que los profesionales. También las hay que construyen en pocas horas la tabla periódica de elementos que a nosotros nos llevó siglos, que crean refranes de la nada e incluso que presentan noticieros por la televisión con apariencia de humano. Y qué decir de la IA a la que Amazon despidió por machista, o de la que lee, busca y extrae los datos del historial médico de los pacientes. Menos mal que siempre nos quedará esa que crea mundos artificiales a partir de los vídeos de ciudades reales...

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