Redes antisociales como crítica a la dependencia de los 'likes'
En la era de la hiperconectividad, donde las relaciones también son virtuales, un simple ‘me gusta’ se equipara al placer de comer chocolate o ganar dinero. Pero imagina una red social que deja de ser social. Un Facebook sin notificaciones ni amigos, en el que nadie puede comentar y tampoco compartir publicaciones. Binky o mi:nu:ti:ae son aplicaciones que limitan todo eso para mostrar cuánto lo necesitamos.
“Tú no eres tu timeline”, recoge el manifiesto de mi:nu:ti:ae. Según ellos, se suponía que las redes sociales nos iban a mantener en contacto con nuestros amigos. Sin embargo, “nos han convertido en monos sin conocimiento que participan en el estudio de consumo más largo del mundo”, añaden en el escrito.
Los creadores de mi:nu:ti:ae tienen claro que su app no es como cualquier otra. Solo se puede utilizar un minuto al día en el momento arbitrario que elija la propia aplicación. Además, únicamente permite subir una foto que se comparte de forma anónima. Todo esto debe hacerse en menos de cinco segundos y, si no se consigue, hay que esperar 24 horas para tener otra oportunidad. Además, la cámara frontal está desactivada como mecanismo antiselfis. “Minutae es vida. La vida real. Incierto. Sin filtros. Sin seguidores”, afirman sus creadores.
De esta forma, sus desarrolladores pretenden ofrecer una alternativa que “no es un concurso de popularidad”, sino una red autodefinida como antisocial. Lo importante no es compartir una imagen para conseguir el máximo número de ‘me gusta’, sino crear una colección de momentos aleatorios a lo largo de cuatro años. Una vez que finaliza ese periodo, el usuario puede descargar la colección de todos esos instantes.
Redes sociales con efecto placebo
En la misma línea está Binky, una app donde todo parece real, pero nada lo es. Funciona como un parche de nicotina: ofrece una pequeña dosis controlada para disminuir el estrés y las ganas de visitar redes sociales.
Como Dan Kurtz, su creador, comenta en The Atlantic, la idea surgió mientras esperaba el tren y empezó a actualizar Facebook y Twitter sin ningún tipo de interés, solo como un acto reflejo. “Siento que debo mirar mi teléfono, como si fuera mi estado predeterminado de estar”, indica el programador en el medio estadounidense. Para intentar frenar ese impulso nació Binky.
La aplicación de Kurtz ofrece lo mismo que una red social tradicional. Se puede comentar en publicaciones o incluso compartirlas haciendo re-bink. La diferencia es que ninguna de esas acciones tiene efectos reales. Así, emula todo aquello que los usuarios de smartphone quieren pero en realidad no necesitan. “Binky resuelve el problema de cuando quieres desplazarte por algo, pero nada en particular”, explica su autor en Techcrunch.
Para su desarrollador, esta es una manera de evadir la información nociva que en ocasiones puede encontrarse en páginas como Facebook. “Cuando tus otros contenidos estén llenos de esa persona de la que estás harto, Binky te mostrará fotos de pájaros”, indican con sarcasmo en la web oficial de la aplicación.
Evitar amigos incluso fuera del mundo virtual
Mientras que apps como Foursquare o Instagram permiten compartir la ubicación con el resto del mundo, Cloak aprovecha esos datos para evitar encuentros con usuarios indeseados. Tras añadir los contactos a evadir, la mismo aplicación lanzará una notificación cuando estos se encuentren en un radio cercano.
La idea de Cloak procede de Chris Baker, director creativo de Buzzfeed. “Creo que las cosas antisociales están en aumento”, confesó al Washington Post. De hecho, Cloak no es la única desarrollada por el autor. También ideó otra herramienta para Facebook llamada Unbaby.me, la cual sustituía las fotos de bebés por imágenes de gatos o comida.
Posteriormente, la aplicación de Baker evolucionó para no dedicarse exclusivamente a cambiar instantáneas de infantes. Con Rather, la nueva versión, la herramienta amplió sus horizontes: se puede reemplazar cualquier cosa, incluso spoilers de Juego de tronos.
Cuando las redes sociales perjudican la productividad
Combatir la procrastinación no es fácil, pero las redes sociales empeoran todavía más la situación. Por ello, han surgido herramientas como Freedom, que ayudan a “eliminar las distracciones y centrarse en una sola tarea”. ¿La forma de hacerlo? Bloqueando aquellas páginas y aplicaciones que distraen del trabajo.
Por otro lado, AntiSocial: phone addiction está dedicada a monitorizar el uso del móvil para romper con hábitos adictivos. Para conseguirlo, recoge un informe en el que detalla el tiempo que una aplicación permanece abierta. Después de conocer estos datos, permite al usuario reducir su uso bloqueando o limitando la app a ciertas franjas horarias.
El afecto transmitido en forma de ‘me gusta’ consigue banalizar relaciones en las que, queramos o no, las redes sociales ya juegan un papel fundamental. “Lo que posees acabará poseyéndote”, indicaba Tyler Durden en El club de la lucha. Sin embargo, deshacerse de ello no es tan fácil.