Para ubicarte en el mapa: las zonas de Viena que debes conocer antes de ir

Arte del centro, Viena

Adrián Roque

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Viena no es solo la ciudad de los valses, los palacios imperiales y la música clásica. Es también una metrópoli vibrante y moderna, llena de contrastes, donde la historia se mezcla con la creatividad contemporánea. Sus barrios —o Grätzel, como los llaman los vieneses— son pequeños mundos con personalidad propia: desde antiguos distritos judíos y zonas aristocráticas hasta rincones bohemios repletos de arte y cafés con encanto.

A continuación, te presentamos cuatro de los barrios más representativos de la capital austríaca, perfectos para orientarte antes de tu visita y descubrir qué hace de Viena una ciudad única.

Karmeliterviertel: historia judía y aire bohemio

En el distrito de Leopoldstadt, junto al canal del Danubio, se encuentra el Karmeliterviertel, un barrio que combina herencia judía, espíritu artístico y vida de mercado. Antes de la Segunda Guerra Mundial, esta zona era uno de los centros comerciales más prósperos de la ciudad, repleto de tiendas, cafés y teatros. Tras décadas de silencio, hoy vive un renacimiento que lo ha convertido en un punto de encuentro entre la tradición y la modernidad.

El corazón del barrio es el Karmelitermarkt, un mercado de agricultores donde se mezclan puestos de productos frescos, panaderías kosher, floristerías y locales de comida internacional. Es el lugar ideal para desayunar entre vecinos y viajeros, rodeado de un ambiente multicultural.

A pocos pasos, el Augarten ofrece uno de los parques más bellos y antiguos de Viena. Además de su enorme jardín barroco, alberga la fábrica de porcelana de Augarten, la más antigua de Austria, y el Muth, auditorio donde actúan los célebres Niños Cantores de Viena.

Y si te atraen las historias oscuras, no te pierdas el Museo del Crimen (Kriminalmuseum), una curiosa colección de casos policiales que van desde la Edad Media hasta los asesinos en serie del siglo XX.

Servitenviertel: elegancia vienesa con sabor francés

Al otro lado del canal se extiende Servitenviertel, uno de los barrios más refinados de Viena, ubicado en el distrito de Alsergrund. Con sus fachadas elegantes, terrazas soleadas y cafés de inspiración parisina, es el sitio perfecto para disfrutar del lado más sofisticado de la ciudad.

Aquí se respira calma y buen gusto. Los vieneses lo eligen para almorzar, hacer brunch o simplemente pasear. Entre sus imprescindibles destaca el Museo Sigmund Freud, instalado en la casa donde el padre del psicoanálisis vivió y trabajó durante casi medio siglo. Sus estancias conservan objetos originales y documentos que permiten asomarse al pensamiento del doctor que cambió la forma de entender la mente.

Otro punto de interés es el Palacio de Liechtenstein, rodeado de jardines impecables y una arquitectura barroca que evoca el esplendor de los antiguos imperios. Y para los más golosos, la fábrica Xocolat es una parada obligatoria: allí se elaboran chocolates artesanales y se imparten talleres para aprender a prepararlos.

Spittelberg: arte, color y vida de barrio

Situado en el distrito de NeubauSpittelberg es el barrio más bohemio y romántico de Viena. Sus calles estrechas, sus fachadas coloridas y sus patios llenos de flores lo convierten en un refugio para artistas, diseñadores y amantes de la cultura.

Muy cerca se encuentra el MuseumsQuartier, el complejo museístico más importante de la ciudad, con espacios como el Leopold Museum, el Mumok (Museo de Arte Moderno) o el Kunsthalle Wien. En sus plazas se respira un ambiente joven y creativo, ideal para tomar un café al sol o visitar una exposición improvisada.

Durante el invierno, Spittelberg se transforma gracias a uno de los mercados navideños más encantadores de Viena: pequeño, acogedor y lleno de luces, huele a castañas tostadas y vino caliente. Una postal viva del invierno vienés.

Gußhausviertel: tradición, música y modernidad

En el distrito de Wieden, el Gußhausviertel resume lo que es Viena en estado puro: clasicismo y vanguardia. Aquí conviven embajadas, cafés históricos, templos barrocos y espacios culturales que celebran la vida social de la ciudad.

El símbolo más icónico del barrio es la Iglesia de San Carlos Borromeo (Karlskirche), una joya barroca levantada en el siglo XVIII en agradecimiento por el fin de una epidemia de peste. Su cúpula verde y sus columnas inspiradas en Trajano son una de las imágenes más reconocibles de Viena.

A pocos metros se encuentra el Museo de Viena, que acaba de reabrir sus puertas tras años de reformas, con una colección renovada que recorre la historia de la ciudad desde sus orígenes hasta la actualidad.

Y si te gusta la buena comida, el barrio ofrece de todo: desde el Gasthaus Buchecker & Sohn, ideal para probar cocina austriaca tradicional, hasta restaurantes contemporáneos como Z’SOM, con propuestas más creativas y modernas.

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