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Flo 6x8: vuelve la “artillería flamenca” contra la banca

Flo 6x8 realizó tres acciones en oficinas de Bankia, BBVA y Caixabank de Sevilla.

Ana Carretero

22 de mayo de 2013. La oficina de Bankia de la avenida de la Constitución de Sevilla está repleta de clientes. De repente, algunos de ellos comienzan a tocar las palmas. Se oye un cajón, una guitarra y taconeos. La bailaora, de riguroso negro y con gafas de sol, despliega su artillería flamenca por el vestíbulo principal del banco. Se mueve con destreza, como si el mármol del suelo de la sucursal fuera el mejor tablao posible. Se le une un cuerpo de baile, mientras algunos trabajadores intentan impedirlo. Los curiosos se agolpan en la puerta. Los activistas de Flo 6x8 continúan con la acción. Unos cantan, otros bailan, otros graban.

Un año después, la guerrilla del flamenco ataca de nuevo. Se acaba el cante y abandonan la oficina como si la cosa no fuera con ellos. Un jubilado sigue discutiendo acaloradamente con la empleada de la oficina por un cargo en su cuenta que no le cuadra. Ya en la calle, estos activistas dejan de ser La Niña Ninja, La Niña Esqueleto, La Embargá, María de la Deuda, la Niña de los duros antiguos, el Morosito o el Pastako. Seguramente vuelvan a ser artistas vinculados al cine, a la gestión cultural o al mundo del flamenco que estos días contemplan como cualquier ciudadano cómo esa deuda contraída por los bancos les ahoga.

“Armados” con cante y baile

Detrás de su arte político, de su arrojo y su inventiva, también está la historia de unos indignados, de trabajadores precarios, que decidieron pasar al compromiso al compás del toque flamenco. “Yo me animé a bailar porque 15 días antes murió mi madre. Tenía demencia senil y fue una de las afectadas por los recortes en materia de dependencia. La dejaron morir. No podía estar contemplando este genocido social sin actuar y mi baile es mi principal arma”, cuenta una de las bailaoras.

Las tres piezas audiovisuales han sido difundidas, como en otras ocasiones, por su canal de Youtube esta noche. Y en tan sólo unas horas ya cuentan con cientos de visitas. De nuevo se prende la mecha de un flamenco que surge por combustión espontánea, que brota de este colectivo de arte político y conecta con el público al ritmo acelerado de la bulería. Sus otras intervenciones: Bankia, pulmones y branquias o La prima por las nubes tuvieron un éxito arrollador en las redes sociales y les catapultó a la fama mediática. Estos activistas, sin embargo, se empeñan en poner por delante el contenido a la autoría y destacan, por encima de todo, que este es un trabajo colectivo.

La repolitización del flamenco

Esta vez recorrieron tres oficinas, tres asaltos al corazón bancario sevillano: Bankia, Caixabank y BBVA. Los cuatro trileros es una soleá por bulerías que cuenta cómo los banqueros hicieron que los españoles fueran “cautivos de la troika”. Esta es la letra: “Le ordenaron rescatar, se juntaron cuatro trileros y liaron al ministro, compañerita mía, o es que él se dejó liar. Nos empeñaron pa los restos, mare mía de mi alma y ahora quién lo va a pagar”.

El grupo tiene objetivos ambiciosos: apuestan por un “juicio de Nuremberg contra el capital financiero y sus esbirros” en el que paguen por sus delitos quienes consideran están perpetrando la mayor estafa tras la segunda Guerra Mundial. “El flamenco ha vivido una etapa dormida al abrigo de las administraciones, como el mundo de la cultura en general. Nosotros apostamos por una repolitización del flamenco”, así lo explica uno de los componentes de Flo 6x8.

Si el cante y el baile han expresado durante generaciones el duelo, la fiesta o la opresión, los activistas de este colectivo quieren reivindicar ese flamenco que se retuerce contra el abuso de poder, el flamenco más apegado al pueblo y que sale de las entrañas de “los estafados por el sistema financiero” y los desahuciados. “Las letras flamencas tradicionalmente eran de denuncia, sobre el éxodo rural, los abusos del señorito”.

Frente al flamenco acomodado, Flo 6x8 cambia las caceroladas y las pancartas por el taconeo y, a juzgar por los resultados, no es de extrañar que dentro de poco, en la puerta de las oficinas bancarias se pueda leer ese “Prohibido el cante” tan propio de las bodeguitas andaluzas de otro tiempo.

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