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“Me llegan propuestas para encabezar un cambio político”

José Chamizo de la Rubia 2

Lucrecia Hevia / Fernando Vicente

Su despacho, atiborrado y, sin embargo, ordenado. En su mesa, un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio. José Chamizo viste informal, pero pulcro y bien planchado. De presencia elegante y humilde, consciente de la importancia de la propia imagen para convencer al prójimo, tiene un punto de coquetería en el vestir, en el ademán, y sobre todo, en la sonrisa.

Acostumbrado de siempre a convivir a diario con el marginado, el excluido, y, sobre todo, el desamparado; a contar incluso con una muerte tan cotidiana para él como lo es el atardecer para el resto, no es hombre de carcajadas, pero sí de sonrisa. Unas veces abierta, y otras, las más, mordaz y sarcástica. Con ella te seduce y con ella ataca. Chamizo es suave por fuera, pero firme e inamovible por dentro.

La entrevista se inicia con “se cumple un año de Gobierno”, a lo que él responde con firmeza que no habla de política “porque no es su competencia”. Para a continuación acepta hacerlo sobre “cómo las políticas afectan” a la gente.

¿Qué predomina en este año de legislatura, lo positivo o lo negativo?

Ha sido un año muy difícil; lo más duro, los desahucios. Pero también por la aparición del fenómeno de las corralas, ocupaciones realizadas por personas que se veían en la calle sin vivienda. Este problema ha tenido una respuesta, que es el decreto de la Consejería de Fomento y Vivienda, que va en la dirección que nosotros habíamos indicado ya a finales de 2011. Por lo tanto, nada que decir. Hay otro problema de fondo que no acaba de resolverse, que es el último sobre el que nos hemos pronunciado, la Dependencia. Este es un problema grave.

¿En qué sentido?

El Gobierno central hizo un recorte muy fuerte, la Junta también hizo un recorte, y ahora parece que se quiere reponer parte de lo que hubo que recortar. Es un tema de mucho, mucho, calado. Pensamos que sólo concierne a personas mayores, que están en su casa, pero no. Entre unas cosas y otras afecta a casi un millón de personas.

Contando a las familias…

Sí, me explico. No por el número de dependientes -graves son ciento y pico mil- sino por la red que conlleva. Si están con ayuda familiar, las personas que están trabajando con ellos; si son los servicios de ayuda a domicilio, el empleo de, sobre todo, las mujeres. Especialmente en el ámbito rural. En definitiva, la Ley de Dependencia es un elemento dinamizador laboral que no se está teniendo en cuenta.

¿Con qué consecuencias?

La consecuencia es que si no ejecutamos bien esa Ley, estamos incrementando los problemas sociales. Los que tienen los propios pacientes y sus familias, y por otra parte los problemas laborales y sociales, por el malestar que se crea en el pueblo. A esto parece que se va a responder mínimamente: sólo son 20 millones de euros.

¿Es poco?

Hombre, si el Gobierno central quito 179 y la Junta 60...; si no hay tasa de reposición, es decir, que los que mueren no son sustituidos… esto no lo resuelve. Habrá que echar más imaginación. Yo sé que esto no es fácil para el Gobierno en la situación actual, pero esto es un tema muy importante, prioritario.

¿Se están confundiendo las prioridades?

No, las prioridades se conocen. El Gobierno, por fin, parece que está respondiendo a los problemas reales, eso es lo positivo. Pero lo negativo es el retraso en la aplicación de estos programas.

A continuación, el Defensor del Pueblo Andaluz desde 1996, interrumpe su discurso y tira de su sonrisa para expresar una queja personal: “Va un poco lento, nosotros hacemos propuestas, luego las asumen los gobiernos. Pero no nos nombran, y está muy bien que no lo haga. Por ejemplo, en el tema de utilizar los comedores infantiles en el verano, que lo llevo yo diciendo desde hace mucho tiempo”. Y, como si nada, vuelve a la seriedad de su discurso:

A mí me queda una espina conceptual. ¿Por qué se hace un decreto y no se ha asumido la ley de inclusión social, que está hecha, que la tienen muchas comunidades, y que creo que daría respuesta a muchas de estas cosas añadiéndole algo del decreto? ¿Por qué no se hace con rango de Ley?

¿Qué tiene La ley de Inclusión Social que no contemple el decreto?

Los itinerarios y los seguimientos de los itinerarios laborales. Yo te doy una ayuda y tú me devuelves la ayuda con cuatro horas de servicio a la comunidad. Es lo que sería el salario social, y lo que pide la sociedad. La sociedad rehúye de la paga por la paga, sin una prestación devuelta a la sociedad. La gente es muy solidaria, pero…

¿Se queda corto? (y en la respuesta aparece su retranca, cómo no, acompañada de sonrisa)

Tal vez, pero no sabemos. Porque aquí hablan del decreto que ya está hecho, pero aquí nadie sabe dónde está el decreto. Parece ser que se aprueba en el próximo Consejo de Gobierno, parece ser, si no lo dejan para otro día. En definitiva, hay muchos problemas y por fin parece que después de un año se están dando respuestas. ¡Después de un año! Me sorprende lo que tardan en oír las voces de la calle. Por ejemplo, estoy harto de decir que la dación en pago es un clamor absolutamente mayoritario: Pues no se hace.

¿Por qué?

Pues imagino que por intereses, o por miedo a los bancos, que ya está bien lo que se ha pagado a los bancos.

Así pues, no le extrañará que surjan alternativas ciudadanas…

Estamos en un cambio profundo. No sé si culminará en algo o no. Lo que me gustaría es que los partidos políticos pensaran dónde estamos, en una sociedad que por un lado se está articulando en cuanto a estos pequeños grupos que surgen, y por otro se deshace con respecto a lo que es el sistema; y eso tiene mala pinta.

También puede ser positivo, que esos grupos fuercen un cambio en los que ahora no les dan respuestas, ¿no?

Esa es la esperanza, lo que ocurre …

(Por primera vez, Chamizo, hasta entonces tranquilo, se revuelve en su silla, inquieto. Está dudando si soltarlo o no. Decide tirarse al río y dar un vuelco a la entrevista)

Yo lo que mantengo es que los partidos políticos tradicionales no tienen ganas de cambiar. Lo que me inquieta es la aparición de los salvadores. A mí me están llegando propuestas de encabezar cambios políticos, y yo no lo veo claro.

¿Por qué?

Porque no veo cómo se hace eso. Ni quiero ser Grillo, ni pertenecer, entre comillas, a un partido tradicional. La gente se sentiría traicionada, pensaría que yo lo que quiero es mantenerme en el poder, y no es eso. Mira el 15M. Es verdad, no tenían estructura, pero es tan fuerte y tan monolítico el sistema establecido, que es muy difícil crear unas alternativas que no se contaminen. Si creas un grupo y te presentas a unas elecciones es para estar en el Parlamento. Y ahí viene el lío.

¿Cuáles son las exigencias mínimas para que aceptara una de esas propuestas?

No lo sé. No es que no quiera contestar, es que no lo sé. ¿Cuál sería el equilibrio entre lo nuevo y lo viejo? No lo veo.

A lo mejor lo que falta es un líder capaz de encontrar ese equilibrio.

No sé si está la cosa para líderes. Como decimos en Andalucía, está todo muy deshilachado. Muchos grupos y grupúsculos, pero no hay un movimiento que cohesione alternativas.

¿Cree que es necesario que lo haya?

Pues no lo sé tampoco. Palabra. Transmito mis dudas de corazón, no es una pose. No lo veo claro. Yo suelo ser una persona segura, pero en esto me pierdo. Insisto, ha habido mucha gente que ha entrado en política con el objetivo de renovar, y al final la maquinaria los absorbe, o los echa. Me ha interesado mucho lo de Grillo en Italia, hasta que ha tenido que pactar y ha dicho que no. Con lo cual es un desorden lo que se ha creado. O eres alternativo o estás metido en la dinámica. Eso sí lo veo muy claro.

¿Con quién se siente más identificado?

Ahora mismo con nadie. Me identifico con los problemas de la gente. Honestamente, lo demás no me atrae. Otra cosa es que se planteara algo serio y yo lo viera y diera el paso. Pero lo mío siempre ha sido estar al lado de los problemas de la gente, y con la gente. Aunque dicen que soy más político de lo que parece, pero bueno.

¿Está de acuerdo con los que ven un ataque a la institución del Defensor?

Contra ésta no, pero a las pequeñas se las están cargando. Ahora va a caer Asturias, que es una pena. Una defensoría de un poderío tremendo, y de una gran complicidad con la sociedad. La quita el diputado de UPyD, que es la llave. Por supuesto el PP se incorpora rápido, y tampoco es que el PSOE la haya defendido mucho. Sólo lo ha hecho Izquierda Unida. Es que es muy curioso.

¿Y en Andalucía no está en riesgo?

Aquí no puede estar en riesgo. A la gente se le olvida que en el Estatuto de Autonomía el Defensor del Pueblo es la institución que debe garantizar los derechos sociales. Para desmontarla habría que cambiar el Estatuto. Sería un escándalo social.

Entonces, lo que está en riesgo no es la institución sino la persona que la ocupa…

Claro, a mi me quitarán, sin duda. Vendrá alguien.

Y Chamizo no se quiere ir.

No, yo no me quiero ir ahora. Hasta que se vea un poco de luz. Pero uno se va. Vamos, que tampoco quiero estar yo aquí agarrado a la silla. Eso sí, me parece que por coherencia y por decencia ahora no es el momento, con la que está cayendo. Me lo dice la gente por la calle: Usted ahora no se puede ir. Mi meta es que esto mejore, y si no mejora, me iré cuando me jubile.

¿Cuándo es eso?

En octubre de 2014. Pero a ver si es verdad que esto empieza a levantar cabeza a final de año.

¿Qué le parece que su sustitución se convierta en un cambio de cromos entre instituciones?

Qué me va a parecer, que una cosa es el defensor y otra cosa es la RTVA. Este es el tipo de negociación al que nos tienen acostumbrados los partidos tradicionales. Pero es cuestión de esperar, han dicho que lo tendrán en junio-julio.

¿Qué tres lecciones ha aprendido en esta oficina?

La primera, que todo tiene que estar por escrito. La segunda, el instinto de supervivencia de la gente y la cantidad de personas que se solidariza. Y tercero, que hay gente mala, pero la gente tiene buenos sentimientos. También que la emoción te tiene que llevar a la acción, sino se queda en una terapia de llanto. Y lo que más me ha impresionado, la fuerza de la enfermedad mental en la sociedad. ¡Están en las cárceles muchos de ellos!. Algunos son inimputables, están en prisión y no tienen condena. La sentencia es: aplíquenle a este señor una medida de seguridad.

Siempre dice que al final siempre pierden los mismos. Más aún, que los pobres siguen siendo los mismos.

Son los mismos porque ni en la época de bienestar se resolvió, porque no se hicieron las políticas adecuadas. Yo siempre he tenido muy claro que la política social tiene dos pilares, la solidaridad extrema y la exigencia extrema. Si tengo un taller de empleo, tengo que buscar el dinero para mantenerlo, pero las personas que están dentro tienen que saber que tienen que trabajar, que es una aportación de la sociedad. Porque a partir de ese taller esa persona tiene que estar capacitada para buscar. Si no, tendremos siempre 300.000 pobres en Andalucía.

Hoy son muchos más, según todos los informes.

Se han incorporado otros 500.000 más, que no eran exclusión social, sino clase media. Con el agravante de que no saben moverse. Si en una situación social normal, de repente te llega el paro, y de golpe no es que seas pobre, es que estas excluido... O eres muy listo, o te quedas paralizado. No sabes ni a qué hora abren los comedores, ni donde está el reparto de ropa. Ni tienen las habilidades sociales para buscarse la vida, y eso es trágico. Por eso ahora los problemas sociales son diferentes, porque hemos pasado de los 300.000 excluidos, a gente que viene a la exclusión en masa.

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