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La desconexión digital, nuevo factor de despoblación

En Oliete (Teruel) conectan el medio urbano con el rural con un ADSL de 10 Mbps.

Marta Salguero

Teruel es una de las provincias españolas donde hablar por el teléfono móvil o navegar por Internet se convierte en algo difícil, incluso imposible, en algunos municipios. Allí todavía prevalecen zonas en blanco, donde no hay conexión 4G desde el móvil y en las que la velocidad del ADSL no llega a los 10 Mbps. En concreto, un 26,8 % del territorio no tiene acceso a esta velocidad, una brecha digital que aumenta en el caso de la fibra óptica.

En la provincia turolense, esta tecnología llega solo al 25,31 % de los municipios, y en Huesca al 29,75%; mientras que en Zaragoza el alcance es del 75,40 %, según datos del informe Cobertura de banda ancha en España a mediados de 2016, del Ministerio de Energía.

Las nuevas tecnologías se han convertido en algo tan imprescindible para el desarrollo económico que la dificultad de acceder a ellas en algunos pueblos favorece la despoblación. Las zonas más despobladas son las que más dificultades encuentran para hablar por el teléfono móvil o navegar por Internet.

El ejemplo de Oliete

En Oliete, un pequeño municipio de Teruel, no tienen acceso a las nuevas tecnologías en las mismas condiciones que en otras provincias españolas, pero han conseguido conectar el mundo urbano con el medio rural con un ADSL de 10 Mbps. Así han puesto en marcha la iniciativa ‘Apadrina un olivo’,  para poner en valor los recursos naturales de la zona a través de las nuevas tecnologías. Buscan proteger los más de 100.000 olivos centenarios que se encuentran abandonados en la zona con la colaboración de la sociedad aragonesa.

En este pueblo, el éxodo rural llevó a cientos de personas a abandonar sus olivos debido al trabajo que suponía su mantenimiento. En 90 años, Oliete ha perdido el 90 % de su población y actualmente cuenta con cerca de 500 habitantes, según datos del Instituto Nacional de Estadística, lo que lo convierte en un pueblo en vías de desaparición.

Por ahora, han recuperado 5.000 olivos que llevaban abandonados 30 años y han construido una almazara para elaborar aceita natural que envían como forma de agradecimiento a los padrinos y madrinas, que a kilómetros de distancian cuidan de ellos, explica uno de los cofundadores, Alberto Alfonso. De esta forma, han encontrado también algo positivo en el abandono de estos árboles: la seguridad de que durante 30 años han estado libres de productos químicos.

Este proyecto de emprendimiento social y ambiental requiere para su desarrollo el acceso a las nuevas tecnologías. Necesitan tratar todas las consultas que llegan a través de su página web, gestionar a los 2.000 padrinos, acceder al correo electrónico, actualizar la información, enviar las fotografías de sus olivos, publicarlas en redes sociales…, indica Alfonso. Para ello, cuentan con un ADSL de 10 Mbps. Llegan a todo y, si surgen incidencias las solucionan, pero no tienen la misma oferta que si trabajaran en las ciudades, resalta.

“Desde las operadoras nos dicen que son infraestructuras costosas que no hay población suficiente, pero si queremos vertebrar el territorio, que España no sea solo la costa y las grandes ciudades, hay que llevar las tecnologías a todo el territorio, si no nos convertiremos en Laponia del Sur”, señala.

Por eso, esta iniciativa se ha presentado al concurso #enREDatupueblo de Hispasat, que premiará al ganador con una conexión gratuita a Internet de 30 Mbps vía satélite durante un año con varios puntos de acceso.

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