Daniel Ruiz García novela a un “coach” como producto de tiempos de oscuridad

Daniel Ruiz García, ganador del último Premio Tusquets de Novela con “La gran ola”, ha dicho a Efe que el “coach”, uno de los cuales protagoniza su obra, es “un producto de tiempos de oscuridad, como en la Edad Media lo fue la brujería”.

“El 'coach' es parte del pensamiento mágico más oscuro, esa búsqueda suya del pensamiento positivo tiene grandes dosis de pensamiento mágico; de ahí sus conexiones pseudocientíficas, además de que comparten elementos con los gurús y con los líderes de sectas, por un lado, y con los monólogos de la Paramount Comedy, por otro”, según el novelista.

También les recuerda a “los predicadores norteamericanos” que con sus discursos inflamados “generan un ambiente de temblor en la sala para extirpar el pecado; aunque el 'coach' lo que trata de extirpar es el pensamiento crítico”.

Ruiz García, también por razones profesionales -periodista de formación, trabaja en una consultora de comunicación-, dice haber conocido a muchos 'coach', de los que puede salvar sólo “un porcentaje ínfimo”.

De la técnica del 'coaching' ha asegurado que “es un gran embuste, un camelo que sorprendentemente ha embaucado a mucha gente y a puestos de alta responsabilidad en numerosas empresas”.

Ruiz García ha asegurado que sin la crisis no hubiera escrito esta novela porque “está muy apegada a la realidad social y a las circunstancias de la crisis, a su germen y a sus consecuencias; de la burbuja inmobiliaria y el dinero fácil al posterior batacazo y arribismo, y a la degradación de las condiciones laborales; tiene más que ver con la crisis que con el 'coach', lo que pasa es que esta figura no había sido tratada en la literatura”.

“La gran ola” cuenta la llegada de un 'coach' a una empresa tradicional que pretende implantar métodos modernos para lograr una mayor productividad y competitividad.

No obstante, la eficacia del 'coach' también resulta dudosa a Ruiz García en términos de productividad: “Lo que pasa es que a ver quién es el que se atreve a cuestionar ese pensamiento positivo; en plena crisis todos están predispuestos a decir que sí a todo, y al que se distingue como crítico se le cataloga de persona tóxica”.

“Ahora resulta que la competencia emocional es más importante que la capacidad para desempeñar una labor concreta, porque se trata de un elemento para manipular a los empleados y llevarlos de un lugar a otro”, ha añadido.

“Al final termina siendo una forma de coerción aparentemente inocua, invisible, incluso amable o suave”, ha añadido el autor, al criticar también la idea de que “ahora todos tienen que ser Steve Jobs o Bill Gates y todos tienen que tener ideas geniales y mantenerse por su cuenta”, con lo que se está ocultando “la falta de opciones a un puesto de trabajo digno y decente”.

El autor ha señalado la amarga ironía de que “un emprendedor, al final, es alguien que está dispuesto a trabajar en precario, alguien al que se contrata como autónomo en vez de ponerle en nómina”, por eso, ha añadido: “Me revienta el discurso de los emprendedores”.

También ha criticado las nuevas escuelas de negocias porque, en vez de proporcionar elementos con los que los alumnos puedan desenvolverse -labor tradicional del mundo educativo-, se limitan a una labor ideológica de manera “machacona”.

Si “La gran ola” está ambienta en el sector privado, su novela anterior, “Todo está bien” (Tusquets), se ocupaba de la corrupción política, concretamente en una administración autonómica, de ahí que cuando se le pregunta si se inspiró en el caso de los ERE, exclame que su novela se escribió antes de que ese caso estallara, de modo que, ha señalado con humor, si alguien inspiró a alguien fue su novela a la realidad.