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¿Le compraría un coche de segunda mano a Sonia Castedo?

Sonia Castedo, junto con Alberto Fabra en un acto del PP.

Voro Maroto

Sonia Castedo (PP) ha dejado caer la posibilidad de concurrir a las elecciones municipales de mayo de 2015 bajo las siglas de un nuevo partido. La alcaldesa de Alicante, enfrentada al presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, por su imputación en el caso Brugal, carga contra los “advenedizos” de la política y presume de popularidad. “Cada vez me pide más gente por la calle que me monte un partido”. Sin embargo, sus posibilidades de éxito parecen escasas, más allá de la dificultad obvia de lanzar una nueva marca electoral.

Ni Castedo ni Alicante han sido ajenos a la pérdida de apoyos del PP en la Comunitat Valenciana. En las europeas de mayo, obtuvo sólo el 28% de los votos en la ciudad, menos que el PP en la autonomía (29%). La alcaldesa no mitiga el declive del PP y, con todas las limitaciones que comporta extrapolar los resultados de las europeas a unas municipales, el PP podría perder el poder. Castedo está desgastada y, ante la irrupción de fuerzas nuevas y pujantes como Podemos, es inevitable identificarla como un miembro del establishment, de la vieja política.

Imputada por corrupción: caso Brugal

Castedo está imputada por cohecho, tráfico de influencias y revelación de información privilegiada, lo que le he enfrentado a Fabra y ha forzado su dimisión como diputada de las Corts Valencianes. La alcaldesa, según la investigación, podría haber favorecido al constructor más importante de la ciudad, Enrique Ortiz, con un pelotazo urbanístico provisionalmente valorado en 120 millones de euros. Además de en el caso Brugal, también podría estar salpicada por la trama Gürtel.

Castedo tiene o tenía una relación de gran confianza con Ortiz, con quién hablaba a menudo – “la tía más grande que he visto en mi vida” , le decía el constructor-, compartía fiestas señaladas (en Nochevieja) o de quien pudo recibir regalos. Según las últimas revelaciones policiales, el promotor y la alcaldesa pudieron urdir un cambio urbanístico para facilitar la instalación de una tienda Ikea en Alicante y generar suculentas plusvalías. Ortiz, dueño del Hércules CF, tiene el 70% del suelo urbanizable de la ciudad.

Un ayuntamiento en quiebra

Castedo tampoco puede presumir de gestión. Aunque pocas administraciones pueden sacar pecho por el estado de sus cuentas, el Ayuntamiento de Alicante está al borde de la quiebra tras sus seis años (desde 2008) en la alcaldía. Tiene una deuda de 151 millones al cierre de 2013 y está prácticamente intervenido por el gobierno, que le ha prestado 75 millones de euros para pagar facturas atrasadas.

Con esta hoja de servicios, y parafraseando a un clásico del marketing político de Estados Unidos, ¿Quién le compraría un coche de segunda mano a Sonia Castedo (especialmente compitiendo contra el PP?

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