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Aguirre ocultó a Cifuentes y a los 400 miembros de su dirección regional la dimisión de Ignacio González hasta el final

Ignacio González y Esperanza Aguirre, en una imagen de archivo.

Marcos Pinheiro

Esperanza Aguirre ocultó a la presidenta madrileña, Cristina Cifuentes, y a la dirección del PP la dimisión del secretario general del partido en Madrid, Ignacio González, y tampoco se lo comunicó a los más de 400 miembros de la formación regional reunidos en la Junta Directiva del 22 de enero, a pesar de que Aguirre ya tenía por escrito la dimisión del que fuera su lugarteniente y sucesor al frente de la Comunidad de Madrid.

Aguirre justificó la ausencia de su número dos en ese cónclave argumentando que estaba de viaje. Durante su intervención, no consideró necesario comunicar a todos los presentes que el partido ya no tenía secretario general. No informó de que su número dos, que hasta hace unos meses presidía la Comunidad de Madrid, se apartaba de la política después de no haber conseguido repetir como candidato como consecuencia de los casos de corrupción que le rodeaban.

La ya expresidenta del PP madrileño asegura que supo que González formalizaba definitivamente su renuncia el mismo 22 de enero, aunque era consciente de sus intenciones desde mucho antes. Hacía meses que sabía que González quería alejarse de la política y volver ejercer como abogado.

Ese día también se lo podía haber comunicado a la dirección del partido, porque a la Junta Directiva acudió el vicesecretario de Organización del partido, Fernando Martínez Maíllo. El número tres del PP ha expresado este lunes su malestar por que no se informase a la dirección nacional de la dimisión de González con anterioridad. Lo supieron este domingo, al tiempo que se enteraban de la renuncia de la propia Aguirre.

Ignacio González llevaba meses avisando a Aguirre de que iba a dejar la secretaría general del PP madrileño, después de que hace casi un año el partido hubiese apostado por Cristina Cifuentes como número uno de la candidatura a las elecciones autonómicas de mayo de 2015. El caso ático y el temor a nuevas informaciones sobre corrupción hicieron que Mariano Rajoy se decantase por la delegada del Gobierno en la capital.

Aguirre le pidió que aguantara, que no dimitiese. Primero le dijo que esperase a que se celebrasen los comicios de mayo, para los que Aguirre era candidata a alcaldesa de Madrid. Ganó, pero no consiguió el bastón de mando. Luego le pidió que siguiese aguantando en su puesto, que esperase a después de las elecciones generales del 20 de diciembre.

Un mes después de esos comicios, y sin fechas que obligasen a postergar su decisión para no dañar la imagen del partido, González escribió una carta a Aguirre poniendo por escrito que era el momento de formalizar su dimisión. En la carta plasmó lo que le había contado antes a Aguirre por teléfono, según ha descrito ella en la rueda de prensa de este lunes. No ha dado detalles de la misiva, más allá de que está “maravillosamente escrita”.

Esa carta llega a manos de la secretaria de Esperanza Aguirre, ha explicado la política madrileña, que quiere entregársela a su jefa poco antes de que comience la Junta Directiva Regional del PP de Madrid, el día 22 de enero. Aguirre intuye qué contiene el sobre y le pide a su secretaria que no se lo dé. Le pide que espere a que acabe el cónclave en el que están reunidos los principales representantes de la formación madrileña y al que ha acudido un miembro de la dirección nacional.

Su argumento es que esa Junta Directiva, la primera que los populares de la capital celebraban tras las elecciones generales, iba a estar centrada precisamente en eso, en analizar los resultados electorales. Hacer pública la dimisión del número dos del partido hubiese enturbiado esa reunión: “Mátenme, pero me pareció que no debía interferir con la carta de la dimisión del secretario general”.

Lo cierto es que la política madrileña había preparado un discurso que se habría empañado con la dimisión de Ignacio González. Un mes después de las elecciones, Aguirre dejaba caer por primera vez, con poco disimulo, que Rajoy debía abandonar para facilitar un gobierno del PP apoyado en el PSOE y Ciudadanos.

Ante los allí reunidos, pidió “los sacrificios personales que hagan falta”, dijo que “lo de menos” es quién preside el Gobierno y sentenció que no era “hora para las ambiciones personales”, recordando que ella ofreció su cabeza al PSOE para que Ahora Madrid no se hiciese con la Alcaldía, en una estrategia fallida.

Anunciar que el secretario general del PP de Madrid, un nombre inevitablemente asociado a las tramas de corrupción que afectan a los populares madrileños, había dimitido hubiese copado todos los titulares enterrando el mensaje de Aguirre hacia Rajoy. Decidió dejar la noticia para la siguiente Junta Directiva Regional.

Pero no hubo siguiente. Aguirre dimitia este domingo como presidenta del PP en Madrid, una circunstancia que le ha obligado a revelar que el partido, además de quedarse sin número uno, había perdido a su número dos hace semanas. Aunque solo lo sabía ella.

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