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“Pasolini construye su propia mitificación a través de la muerte”

Juan Ribas, de la compañía murciana Teatro de la Perturbación / ER

Elisa Reche

Murcia —

Le mataron de forma cruel por marica, por poeta, por pensador, por no callarse la boca frente a los poderes fácticos, tanto políticos como económicos, en la tumultuosa década de los setenta en Italia. En un día de los muertos de hace cuarenta años en la playa de Ostia murió asesinado el cineasta Pier Paolo Pasolini con cuatro casos cerrados sin resolver.

Dentro del ciclo de eventos en su homenaje organizados por la profesora de la ESAD, Edi Liccioli, el Centro Párraga abrió la veda este lunes con la acción poético-performativa Pasolini: la desesperada homologación de la compañía murciana Teatro de la Perturbación. El próximo 17 de febrero también llevarán a escena Pasión Pasolini en el Teatro Circo de Murcia. Hablamos con su director Juan Rivas.

¿Cuál es el origen de las dos piezas sobre Pasolini?

El proyecto procede de Edi Liccioli, quien organizó algo similar hace 20 años. Es profesora de la Escuela Superior de Arte Dramático y Danza y a mí me dio clase de Historia de la Puesta en Escena. Nos ofreció la dirección de la obra sobre Pasolini porque estaba muy preocupada por conectar con los nuevos códigos y canales de la gente joven. En general, los jóvenes piensan en el teatro como algo anquilosado, fuera de su tiempo. Nosotros llevamos una línea de trabajo donde lo visual, la estética, las composiciones, el tema de los ritmos son muy importantes.

Mónica Adán y yo ya pensamos en esto cuando se nos ocurrió la idea de montar la compañía Teatro de la Perturbación al ver que el público va menguando. Cuidamos mucho el espacio sonoro y el audiovisual. En el espacio sonoro está Pablo Jordán y en audiovisuales, Ángel Castillo. También buscamos mucho el trabajo en equipo. Trabajamos con procesos de creación y necesitamos gente que se implique mucho.

¿Qué ha sido lo más complejo para abordar una figura con una obra tan prolífica y una vida tan controvertida?

Estamos entrando en el final de la pieza de febrero y es la parte más visceral. En Pasión Pasolini hacemos un recorrido de su vida, cómo él mismo construye su propia mitificación a través de la muerte ya que en muchos de sus textos barrunta cómo va a terminar sus días.

Tiene un concepto de arraigarse a lo ancestral, a lo anterior, por eso en sus películas vuelve a temas como Medea y modelos arquetípicos que traspasa a su propia vida. Tiene un imaginario y un ideario tan complejo que es muy difícil abarcarlo todo. Cuando Edi nos pasó la dramaturgia de Pasión Pasolini podía haberse convertido en una obra de dos horas y media, pero lo hemos dejado en hora y veinte. Reflejar todo ese recorrido, cómo llega a construirse su propio mito ya desde pequeño, los problemas que tuvo, el lazo edípico con la madre, las contradicciones con el padre. Tenía una doble vida , por el día se dedicaba a la creación y a la intelectualidad y por la noche se iba al arrabal a buscar chaperos jóvenes. Además quien conozca su filmografía va a reconocer muchas escenas y símbolos. La desesperada homologación ha sido consecuencia de la cantidad de material con el que nos hemos encontrado en Pasión Pasolini, lo que iba a ser una lectura dramatizada se ha convertido en una acción poético-performativa.

¿Qué es lo que más te ha resonado de su personalidad y obra?

Antes de la investigación yo pensaba que era un cineasta, pero ahora pienso que es un poeta, ya que el poeta lleva inexorable el concepto de martirio. En la última entrevista que le hicieron esa tarde le hizo una referencia a su posible muerte horas antes de que le asesinaran.

Lo que más me resuena es lo que él denomina homologación ya en los años sesenta y que puede ser un equivalente de la globalización. También cómo habla de la televisión como la herramienta del poder para someter al pueblo. De hecho, hace dos años y medio que no tengo televisión en casa. La televisión nos vende la manera correcta de vivir y no te puedes salir de ahí. Pasión Pasolini también entra más en los núcleos poéticos de su obra: como la madre virgen, la madre asesina, el padre oscuro, el padre blanco, la televisión, la relación edípica, Medea, la sexualidad en todas las vertientes y, por supuesto, la muerte.

¿Te ha resultado la aproximación a Pasolini muy compleja desde el teatro?

Es el montaje más difícil que he hecho hasta la fecha y pasará tiempo antes de que me enfrente a un montaje así. Va a pasar un año desde que empecé a aproximarse a la figura de Pasolini hasta el estreno en febrero en el Teatro Circo. Es muy importante el tesón que le están poniendo los actores. De hecho, nunca he buscado divas, sino gente trabajadora que se conecte con el proyecto. También queremos probar otras dinámicas de distribución, ir a festivales y salir fuera.

También quiero que el espectador que vaya a Pasión Pasolini, aunque no haya visto su obra cinematográfica, lo pueda entender todo. No es sólo el Pasolini adulto, sino también el niño y el adolescente. Hay una fuerte contradicción en él. Consideraba que el acto de nacer era morir y viceversa, que la vida es una transición y que la liberación vendría a través de la muerte.

¿Dónde ves un ejemplo claro de la contemporaneidad de Pasolini además de en la manipulación televisiva?

Pasolini tuvo un encontronazo fuerte con los integrantes de la Revolución del 68 y los llamaba los hijos obedientes desobedientes. Algunas de esas visiones se pueden trasladar a nuestra sociedad, como la gente joven que se mete en política pensando en ellos y no en el pueblo.

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