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“Ascacibar confundió su papel de supervisor en la planta de purines con una implicación personal”

Iker Rioja Andueza

Leopoldo López, el administrador concursal de Karrantzako Minda, la entidad que gestionó la fallida planta de purines del valle de Carranza, se ha sumado al Estado y ha presentado un recurso contra la sentencia del juzgado mercantil de Bilbao que absolvía al exdirector del Departamento de Agricultura, Martín Ascacibar (PNV), y al resto de acusados y que no les obligaba a la devolución del dinero que han perdido los acreedores, principalmente las instituciones que invirtieron en este proyecto que se ha tragado unos 10 millones de euros de dinero público. Según el administrador concursal, muy crítico en sus alegaciones con la polémica sentencia absolutoria que dictó la juez Olga Ahedo, la “ausencia de rigor empresarial” en la puesta en marcha de la infraestructura es palpable y, además, quien fuera impulsor político del plan, Ascacibar, “confundió su actuación administrativa de tutela y supervisión de un proyecto empresarial para dar solución al problema de los purines con una implicación personal absoluta en el proyecto”.

Ascacibar es el personaje central en este caso. El alto cargo del PNV no sólo fue el impulsor de las ayudas públicas salidas desde el Gobierno autonómico hacia Karrantzako Minda, sino que era el representante “exclusivo” del Ejecutivo en la comisión de seguimiento de ese proyecto que nunca se ha llegado a completar. Ascacibar salió del Ejecutivo en julio de 2009, cuando el PSE-EE relevó al PNV en Ajuria Enea, y apenas once días después del cese pasó a ser representante de la sociedad Karrantzako Minda, la misma a la que le había concedido ayudas. Se da la circunstancia de que, desde 2007, asimismo, había participado también en la sociedad Ade Biotec, elegida por Karrantzako Minda para construir la infraestructura.

“Ascacibar fue quien ideó el proyecto, quien decidió que Ade Biotec acometiera el proyecto, [quien decidió] cuáles eran los terrenos en los que debía instalarse la planta y quien decía a Karrantzako Minda cuáles eran las ayudas que tenían que solicitar y que él mismo aprobaba solicitando, incluso, el cambio de concepto en las facturas para que tuviesen encaje en la subvención”, se puede leer en el recurso presentado por el administrador concursal. La apelación recuerda que Ascacíbar formaba parte de la dirección de Ade Biotec “a título personal”, no por razón de su cargo en el Ejecutivo.

En este sentido, incide en que Ade Biotec recibió “pagos anticipados” antes de que se iniciaran las obras de construcción de una planta aún hoy inacabada. Ya “el primer día” ingresó 1,7 millones. En total, obtuvo 5,1 millones “con cuyo importe habrá podido sanear las maltrechas arcas que tenía cuando se hizo cargo del proyecto, todo ello sin contar con las cantidades que se le pagaron por dar formación a unos empleados que no existían”. En conclusión, se produjeron “desviaciones sustanciales del proyecto” que inflaron su coste.

Asimismo, la administración concursal entiende como un indicio de culpabilidad que se eligieran unos terrenos muy concretos para levantar la instalación que luego tuvieron que ser reemplazados por otros por su falta de idoneidad. “Cabe preguntarse en voz alta si alguna persona con un grado intelectual medio compraría un solar para edificarse una casa sin conocer previamente si en dicho solar se puede edificar o no”, ironiza el escrito de Leopoldo López, que recuerda que este problema acarreó también un “mayor coste” debido a la necesidad de comprar una nueva parcela.

La sentencia absolutoria argumentaba que los impulsores de Karrantzako Minda no fueron culpables de la quiebra porque había unas expectativas razonables de que el Gobierno vasco mantuviera sus ayudas públicas y que la insolvencia se produjo cuando el Ejecutivo, tras la llegada del PSE-EE en sustitución del PNV, cerró el grifo de las subvenciones. La administración concursal, muy al contrario, reseña que es precisamente ésa la prueba de la “ausencia de rigor empresarial”, ya que en cuanto desapareció la financiación pública el proyecto cayó cual castillo de naipes. Es más, remarca que el Gobierno no sólo no liberó más fondos sino que “al no cumplirse los hitos de las concesiones” anteriores “obligó” al reintegro del dinero ya entregado, extremo que no se produjo. El recurso se apoya en la declaración como testigo del viceconsejero de Agricultura con los socialistas, Jon Azkue, actualmente titular de Trabajo en el Gobierno de coalición de PNV y PSE-EE, y que denunció el descontrol existente en Karrantzako Minda.

El administrador concursal insiste, asimismo, en que además de Ascacibar han de ser condenados el resto de consejeros de Karrantzako Minda por mucho que algunos declararan en el juicio que eran “los tontos del pueblo”. “La falta de preparación, la ignorancia o la temeridad al asumir puestos de administración y gestión de empresas tiene su correlativa consecuencia. Si se prestaban a ser utilizados como hombres de paja, que es lo que en definitiva afirman todos ellos, deben asumir las consecuencias de sus actos sin que ese papel les exima de responsabilidad frente a terceros”, afirma Leopoldo López.

El recurso de la administración concursal se une al de la abogada del Estado, Macarena Olona, que mantiene viva la pugna para recuperar los 4 millones que aportó el Ministerio de Ciencia a la planta de purines. El Gobierno vasco, la Diputación de Bizkaia y la Fiscalía, por el contrario, han dado por bueno el fallo y no han presentado alegaciones. Está por ver, en todo caso, si en los próximos días se oponen a los recursos sí presentados. El Ayuntamiento de Carranza, finalmente, expresó su deseo de mantener la batalla jurídica aunque económicamente no le ha sido posible debido al elevado coste del proceso.

En paralelo, el fiasco de la planta de los purines se ventila también en la vía penal, en la que varios impulsores del proyecto, incluido Ascacibar, han sido citados a declarar ya en calidad de investigados. Ascacibar calificó de “normal” que el proyecto recibiera subvenciones públicas aun cuando algunas solicitudes fueran presentadas en blanco.

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