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“Hay populismos de izquierdas, y tienen sus peligros”

El profesor José Antonio Pérez, en un momento de la conferencia en Bilbao.

Aitor Guenaga

Bilbao —

José Antonio Pérez no es de los que se acomoda y se suma sin más al discurso en boga o al último experimento político con éxito. Este historiador de la UPV, comprometido con la memoria en Euskadi frente al terror, sabe el precio que tiene defender hoy en día lo que Podemos de manera despectiva califica del “régimen del 78”, el que alumbró la Constitución tras 40 años de dictadura y que atraviesa ahora su momento de crisis más profunda.

“Uno no hace muchos amigos defendiendo el régimen del 78. Y cuando se emplea ese término de alguna manera se quiere compararlo con el régimen anterior”, el de Franco, explica Pérez. En una charla en la que hizo un repaso por las luces y las sombras del siglo XX y las luchas durante esos 100 años contra todo tipo de desigualdades -“lideradas por las organizaciones de izquierdas”, precisó- José Antonio Pérez defendió abiertamente el derecho a la crítica también contra los movimientos que censuran abiertamente el actual modelo. “Es necesario ser crítico con los críticos”, apuntaba, al tiempo que advertía de que “también hay movimientos populistas en la izquierda”. Que no es, como muchos piensa, patrimonio de la derecha. Y fue en ese momento de su intervención cuando criticó a los que se dedican a “deslegitimar las instituciones” o “no nos dicen cómo se van a financiar esos beneficios sociales” que defienden.

No hablaba directamente del partido Podemos, que lidera el también profesor universitario, Pablo Iglesias, el mayor éxito político en los últimos años en España. Pero esa formación política revelación, a la que algunas encuestas sitúan ya como segundo partido por delante del PSOE, flotaba en el ambiente en el centro cívico de la capital vizcaína. Y de hecho advirtió contra la tentación de “despotricar un poco de manera gratuita” A preguntas del público presente, Pérez reivindicó la “participación activa”, que consideró “positiva”. Lo que le dio pie a colocar una bomba de racimo para extender a todos los ciudadanos la responsabilidad del clima de desafección, crisis institucional y política. “Los políticos son reflejo de la sociedad”, sostuvo, y “los ciudadanos hemos sido cómplices” con esta situación. “No hemos querido o podido controlar a las personas que hemos elegido”, admitió en primera persona.

Con todo, también citó como una experiencia “muy positiva” el sistema de elección y de asamblea participativa alumbrada por Podemos en la últimas semanas, y se refirió a ella como una forma de participación y de empoderamiento de la ciudadanía.

“Balance incierto”

Durante la charla, José Antono Pérez hizo un repaso por las diferentes luchas sociales que alumbró el siglo XX: desde los movimientos por la independencia de los pueblos colonizados, a la lucha de las sufragistas por el voto universal (recordó que España extendió el voto a las mujeres en 1931, mientras que “algunos cantones suizos tardaron hasta el año 71”, reveló). Habló de la lucha contra la discriminación racial, laboral, y la batalla por el acceso a la educación y la sanidad universales, entre otras luchas del siglo pasado, un Estado del bienestar que ahora está siendo cuestionado. “Las desigualdades van a constituir la base del capitalismo y se mantienen prácticamente hasta la actualidad”, apuntó.

Y se refirió también a cómo ha evolucionado España, ese país que pasó de la cartilla de racionamiento al sescientos en apenas cuatro años. El mismo en el que la Iglesia católica ha tenido un papel de sostenedor del 'estatu quo' establecido. “El poder de la Iglesia por legitimar las desigualdades sociales ha sido un elemento fundamental en España”, censuró. Un país que entró en la CEE en 1985 de la mano de los socialistas, los mismos que luego defendieron que España era “el país del mundo donde más rápidamente uno puede hacerse rico” (Carlos Solchaga, ministro de Economía en el Gobierno de Felipe González. Y así se pusieron, apuntó, las bases de la “cultura de la rapiña”, la “beautiful people” y la “cultura del pelotazo”. “Y de aquellos polvos, estos lodos”, explicó, en alusión a la corrupción que ha terminado por emponzoñar la vida política hasta hacerla irrespirable.

¿Y qué balance se puede hacer del siglo XX? José Antonio Pérez no es categórico. Si mira solo a esos 100 años, considera que hay muchas más luces que sombras y que el salto histórico es enorme. Un siglo “muy positivo”, en definitiva. Pero también reconoce que lo sucedido tras el inicio de la crisis en 2008 ha tenido “consecuencias desoladoras” que no se pueden obviar. Como tampoco es posible orillar la “brecha tecnológica” que está produciendo una quiebra entre generaciones porque muchas personas mayores “se están quedando fuera de juego”. Por no citar, como hizo el público, las consecuencias de la inmigración o las propuestas xenófobas del alcalde Javier Maroto (PP).

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