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Una bola de toallitas húmedas del tamaño de seis coches colapsa un colector de aguas residuales en San Sebastián

Eduardo Azumendi

Vídeo: Aguas del Añarbe

La generalización del uso de las toallitas húmedas está provocando verdaderos problemas a las redes de alcantarillado de las ciudades cuando se arrojan por  el inodoro. Un producto que empezó a comercializarse hace unos años para los bebés y que con el paso del tiempo se ha ido extendiendo a muchos otros usos. Cada poco tiempo, aparece uno de los monstruos de las alcantarillas, formado por las toallitas que se tiran al váter sin tener en cuenta las consecuencias. Ahora le ha tocado el turno a San Sebastián,  donde una amalgama de toallitas y otros productos de higiene personal y desechos sólidos han formado una masa compacta del tamaño de seis coches que ha obturado uno de los tres grandes colectores que transportan las aguas residuales de la ciudad. La bola ha alcanzado un volumen de 75 metros cúbicos y una longitud de 100 metros que ha taponado un conducto de 1,60 metros de diámetro. Los especialistas trabajan desde hace unos días en la disolución de esta bola.

Las toallitas húmedas se han convertido en un problema global  al causar atascos en la red y problemas en las depuradoras cuando se tiran por el inodoro. El presidente de Aguas del Añarbe (el consorcio público que gestiona el saneamiento de San Sebastián), Enrique Noain,  ha enfatizado que se trata de  “la mayor obstrucción jamás conocida” en la ciudad. Los especialistas en saneamiento calculan que serán necesarios al menos varios días para desatascar completamente el colector, ya que los técnicos deben trabajar en un espacio muy reducido y en unas condiciones penosas.

El periodista ambiental José Luis Gallego ya alertaba hace unos meses en eldiario.es sobre los perjuicios de arrojar las toallistas húmedas por el inodoro. “La gente que trabaja en el sector del tratamiento de las aguas residuales está absolutamente superada por los acontecimientos. Como los responsables de las estaciones depuradoras de aguas residuales, esos equipamientos que nos han costado un pastón y que están perdiendo eficacia por culpa de las toneladas de toallitas que entran en las balsas de decantación dañando el sistema y provocando costosas reparaciones”.

Iban Zubeldia, responsable de comunicación de Aguas del Añarbe, explica que hace 10 años este problema era desconocido. “Las toallitas húmedas prácticamente ni se conocían. Pero en los últimos años, el consumo es exponencial. Una parte de la ciudadanía considera el inodoro como un gran vertedero en el que se puede arrojar cualquier cosa sin preocuparse de lo que puede ocurrir. Se arrojan todo tipo de desperdicios y en el caso de las toallitas húmedas lo que ocurre es que no se deshacen porque están hechas de fibras sintéticas. Se juntan y forman bolas ingentes”.

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