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“La robótica educativa ayuda a los alumnos a razonar; eso vale para Informática y para Filosofía”

El profesor de la Universidad Pública de Navarra Alfredo Pina / Foto: Iñaki Zaldúa.

Garikoitz Montañés

Pamplona —

¿Para qué puede servir que los escolares de Primaria empleen un robot en el aula? Las aplicaciones van más allá de recurrir a la tecnología como un juguete. Se trata, más bien, de que los niños se acostumbren a la resolución de problemas, a fomentar su curiosidad, a lograr un aprendizaje significativo. Porque el objetivo es que las nuevas generaciones no se limiten a “apretar botones”, sino que aprendan cómo funcionan. Así lo explica el profesor de Informática Alfredo Pina, integrante del Departamento de Ingeniería Matemática e Informática de la UPNA. La Universidad Pública de Navarra acoge precisamente desde este lunes y hasta el próximo 29 de agosto un curso de verano sobre la robótica informática. Este seminario pretende formar a profesores en el uso de la tecnología como “una herramienta” con un fin. Y no se trata solo de ‘criar’ nuevos científicos, sino también de divertir con la ciencia y de lograr que la programación no suene tan extraña.

El curso sobre robótica educativa suma ya tres ediciones. ¿Han conseguido extender su uso por los colegios navarros?

En realidad, son tres ediciones pero llevamos más años trabajando en esta materia. Se trata de ver la robótica como una herramienta, no como un fin como tal, sino que la meta es que la usemos para fomentar el aprendizaje por indagación, orientado a resolver problemas.

¿Y desde Primaria?

Ya contamos con una veintena de profesores apuntados al curso, y hay participantes incluso de la Universidad de México. Pero sí, hay bastantes profesores de Primaria, de primer y segundo ciclo. Además, una de las ventajas de este curso es que primero está la parte más técnica y después, la semana que viene, participarán 45 chavales a los que los profesores podrán explicar lo que han visto.

¿No es demasiado pronto para los escolares?

No queremos que nuestros críos, o los adultos, sean robots, sino que sepan trabajar con ellos. Necesitamos movernos en la vida mediante botones, y hay que alimentar la curiosidad de los niños, que sepan qué funciona al apretar ese botón. Y en Primaria hay esa curiosidad, por eso en el curso trabajamos con escolares de 5º y 6º, para que luego en la ESO se pueda continuar en esa línea. De hecho, uno de los objetivos es que los estudiantes de 12 años sepan programar.

¿Por qué los profesores deben apostar por emplear la robótica en clase cuando no es, precisamente, una herramienta barata?

Sí es verdad que usarla es un reto, que depende mucho de la motivación de los docentes, y que puede resultar caro. Un robot de los que habitualmente utilizamos vale alrededor de 300 euros. Por eso desde el Departamento navarro de Educación se intenta que los profesores se sientan apoyados y que se compartan estos recursos. Se les facilitan alternativas. Por ejemplo, también se puede trabajar con robots virtuales: no tenemos un aparato que se mueve, pero sí lo vemos en pantalla. Además, compaginar lo virtual y lo real puede darnos el beneficio de que los estudiantes comparen ambos, y que vean que lo que funciona en teoría no resulta tan preciso en la realidad. Y eso les anima a buscar soluciones.

Los chicos ya están acostumbrados desde pequeños al móvil, los ordenadores, las pantallas… ¿Los profesores tienen que ponerse las pilas para no quedarse atrás?

Sin duda. Los estudiantes son nativos digitales. Enseguida son capaces de echar a andar un robot. El trabajo de los profesores consiste en sacar partido de esa energía y dirigirla hacia el aprendizaje. Que los robots les lleven a preguntarse cosas. El uso de la tecnología en el aula no debe ser gratuito: tienen que divertirse, pero también pensar.

Pero sin duda la robótica ayudará a que la Ciencia no parezca, y es verdad que se lo dice alguien de Letras, tan aburrida…

Sí es verdad que los profesores podemos tener a veces ese defecto de no bajar al nivel de los estudiantes, de no saber cómo hacer la enseñanza divertida. Pero en este curso de verano, tenemos que conseguir que sea divertido sí o sí. Y, en eso, un robot puede servir para motivar a la gente y vencer los mitos. Emplearlos no tiene por qué ser tan complicado.

¿Diría que en la educación navarra se está apostando por esta vía o todavía hay margen de mejora?

Creo que se está utilizando. Nosotros desde la universidad ahora formamos a los profesores, pero en los centros se encuentran con otras condiciones: a veces tienen que dar clase en aulas de más de 20 o 25 alumnos. Pero las cifras avalan este uso: ya hay una red de centros de robótica educativa con 30 miembros, el Planetario de Pamplona se ha consolidado como un centro especializado en esta materia, y también se compite en eventos como la First Lego League. Creo que hay proyectos tangibles.

¿Quieren generar científicos o estas enseñanzas valen a cualquier estudiante?

Ambas cosas. En Europa ya se ha detectado un déficit de científicos, y hay un problema real si en ocho o diez años no podemos competir con otras potencias. Pero este también es un aprendizaje que sirve para todos. No hablamos de alta tecnología, sino de herramientas para resolver problemas. Hablamos de formar a los chavales, ayudarles a razonar, y eso vale para las clases de Informática, pero también para las de Filosofía.

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