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La inminencia del 25S reaviva los contactos entre PSOE y Unidos Podemos para investir a Pedro Sánchez

Pedro Sánchez pasa por delante del escaño de Pablo Iglesias en el hemiciclo.

Aitor Riveiro / Irene Castro

Las elecciones gallegas y vascas del próximo domingo marcarán el inicio de la última intentona para formar un Gobierno. La fecha tope: el 31 de octubre. Si nada lo evita, el 1 de noviembre se disolverán las Cortes y los españoles estarán llamados a los terceros comicios generales en un año. La inminencia del 25S, cuyos resultados serán determinantes para el escenario a nivel estatal, ha reactivado los contactos discretos entre el PSOE, Unidos Podemos y sus aliados, mientras los líderes intentan mantenerse en un segundo plano para no quemar las pocas opciones de alcanzar un acuerdo que permita la investidura de Pedro Sánchez.

A pesar de que Sánchez está inmerso en la campaña de las vascas y gallegas por lo que ha apartado de su agenda los contactos públicos con el resto de líderes para “buscar una solución conjunta” que permita salir del bloqueo, los socialistas han iniciado movimientos discretos. “El PSOE está intentando una interlocución con nosotros. Quieren constatar si vamos en serio o no”, aseguran a eldiario.es fuentes parlamentarias de Unidos Podemos. Estos contactos se sumarían a los mantenidos con Compromís y entre la coalición valenciana y el grupo que lidera Pablo Iglesias.

Un juego soterrado y a tres bandas en el que las sutilezas y las desconfianzas generadas en los últimos meses hacen complicado avanzar. Tras la publicación de esta información en eldiario.es, el portavoz de Podemos en el Senado, Ramón Espinar, ha confirmado en una entrevista en Cope la existencia de contactos en un segundo nivel. 

“Sí hay conversaciones con el PSOE”, ha expresado Espinar. No obstante, ha reconocido que ve “muy complicado” que se sumen otras formaciones a un hipotético acuerdo entre los socialistas y Unidos Podemos, que para él es la “única alternativa a terceras elecciones”. 

Por el momento, la única propuesta pública que hay sobre la mesa es la de Compromís, que a principios de septiembre invitó a PSOE y Podemos a sentarse en una mesa a negociar sobre la base de un documento de 30 puntos. La respuesta fue tibia y la repercusión mediática menor a movimientos similares llevados a cabo en la anterior legislatura.

Más allá del anuncio público, del que algunos en Unidos Podemos recelan por lo que consideran un ansia de protagonismo de la coalición valenciana, los representantes de Compromís han tenido contactos con diputados de los distintos grupos para tantear el estado de ánimo de las partes imprescindibles para sacar adelante una votación en segunda ronda, es decir con mayoría simple.

Compromís pisará el acelerador esta semana y planteará a las direcciones socialistas y de Unidos Podemos explorar de verdad un Gobierno conjunto. Su papel: ejercer de árbitro entre ambos.

Fuentes de Compromís aseguran a eldiario.es que en la dirección del PSOE están “abiertos” analizar el documento presentado por la coalición valenciana. La base de la propuesta es limitar a 30 los puntos a tratar para evitar que documentos tan prolijos como los utilizados en las negociaciones multipartitas de marzo echen por tierra las opciones. “Hay que dejar una salida a todos: al PSOE, a Podemos y también a Ciudadanos”, aseguran fuentes parlamentarias de Compromís.

El papel del partido de Albert Rivera también es fundamental. Por eso el documento presentado por Compromís recoge los seis puntos del pacto anticorrupción sellados por Ciudadanos y el PP. Textuales. Y encabezando la propuesta. La intención de los valencianos: una abstención de sus 32 diputados para que haya Gobierno y legislatura.

Juego al despiste con los contactos Sánchez-Iglesias

En el PSOE ven esta opción con buenos ojos, según fuentes socialistas próximas a Pedro Sánchez consultadas por eldiario.es. Pero no añaden ni quitan más información. 

Las conversaciones se mantienen a varias bandas pero en un discreto segundo plano. Sánchez e Iglesias demoran el segundo contacto que iban a mantener. A principios de la semana pasada el secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, anunciaba que el PSOE les había llamado para preparar una reunión entre Sánchez e Iglesias. Sin más datos. Los socialistas rebajaron inmediatamente las expectativas sobre el movimiento del gabinete de Sánchez y recordaron que en su primera conversación ya se emplazaron a seguir hablando en los días siguientes.

Desde entonces, nada se ha comunicado sobre los contactos entre ambos líderes. En el PSOE juegan al despiste: “Mi jefe tiene un teléfono e Iglesias tiene un teléfono. No puedo decir si la llamada se ha producido o no”, expresa el responsable del gabinete de Sánchez, Juanma Serrano. En Unidos Podemos esperaban que la conversación fuera esta semana, pero aseguran que no se ha producido un nuevo contacto.

División en el PSOE y Unidos Podemos

Además de la dificultad de sumar a Ciudadanos a un hipotético acuerdo “transversal” en el que estén incluidos Podemos y sus confluencias, Sánchez tiene complicado el camino a Moncloa por las discrepancias internas tanto del PSOE como del partido de Iglesias. Fuentes del equipo negociador que Sánchez escogió hace siete meses para su investidura ven imposible el entendimiento. “Ya se vetaron una vez”, responden con insistencia.

Pero la principal adversidad Sánchez la encuentra en los barones socialistas, que tienen parte del poder territorial del partido. Susana Díaz no esconde su malestar ante el intento de Sánchez de formar gobierno y le emplaza a quedarse en la oposición. También lo han hecho otros barones, que abren la puerta a la abstención para permitir que gobierne el PP.

La próxima reunión del Comité Federal -que se celebrará tras el 25S- puede ser clave. El sector crítico quiere salir del cónclave con un compromiso de Sánchez de que el PSOE será oposición. Ferraz, por el contrario, considera que su criterio -mantenerse en el no e intentar una alternativa de “cambio”- goza del apoyo mayoritario de las bases y cuadros intermedios. En el entorno de Sánchez tampoco creen que llegue a fraguarse un golpe en la Ejecutiva que fuerce la salida del secretario general mediante la dimisión de la mitad más uno de sus miembros.

En Podemos también hay distintas posiciones, aunque más disimuladas, respecto a la una hipotética investidura de Sánchez. En el sector más próximo a Iglesias son reacios a dar el Gobierno al PSOE a cambio de nada: “Nuestros cinco millones de votos no caben en un cheque en blanco”, expresó la portavoz adjunta de Unidos Podemos, Irene Montero, en una entrevista concedida a la agencia Efe recientemente. Una frase que también ha dicho de forma insistente el secretario general

En los órganos de Podemos, sin embargo, ya comienza a plantearse de forma minoritaria la opción de un apoyo incondicional, o con condiciones muy laxas, al PSOE y pasar a la oposición parlamentaria. Una idea que encuentra dos ejemplos inversos en los ayuntamientos de Madrid y Barcelona. La propia Ada Colau aseguró en La Sexta hace una semana que sí es posible gobernar en solitario con 85 diputados y se puso de ejemplo a ella misma, que fue alcaldesa con 11 concejales de los 41 que constituyen el Pleno municipal.

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