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Adiós a Don Rickles, el fantástico rey del insulto

Frank Sinatra, uno de sus fans más incondicionales, lo llamaba "cabeza de bala" ya que disparaba a matar

Michael Carlson

El comediante Don Rickles, que ha fallecido a los 90 años, era el rey del insulto en EEUU; insultos dirigidos al público en general y a los famosos en particular. Era como un perro bulldog con cara de bóxer. Frank Sinatra, uno de sus fans más incondicionales, lo llamaba “cabeza de bala” ya que disparaba a matar. Sin embargo, su discurso agresivo contrastaba con su sonrisa radiante y sincera.

Rickles dominaba el arte del insulto. Atacaba a sus víctimas sin piedad –una de las más conocidas, Frank Sinatra– pero con un arte que las desarmaba y no podían hacer otra cosa que reírse de sus ocurrencias. Aunque sus comentarios étnicos quedaron desfasados con el paso del tiempo, gracias a su sonrisa y agudeza nunca se convirtió en el blanco de ataque de los políticamente correctos. “No me importa lo que seas, para mí eres un ser humano”, decía. Y tras una pausa afirmaba: “No te quiero volver a ver”.

No se reía de grupos sino de personas concretas. Se reía de todo y de todos; también del hecho de que él era judío. “Para hacer mis chistes me baso en la intolerancia –indicaba– pero si no te ríes cuando te los cuento, no es gracioso”.

Se dio a conocer gracias a Sinatra

Rickles se hizo famoso en 1957 cuando Sinatra, la persona más poderosa del mundo del espectáculo, entró en el club nocturno de Slate Bros, situado en Los Angeles, en medio de una actuación del comediante. “Ponte cómodo, como si estuvieras en tu casa, Frank”, le dijo. “Golpea a alguien”. Sinatra se quedó de piedra y entonces soltó una carcajada.

Rickles echó más leña al fuego: “Vi tu última película (Orgullo y pasión), Frank. Los cañones eran geniales”. Y entonces soltó el golpe de gracia: “Frank, créeme, te lo digo como amigo, has perdido la voz”. Sinatra hizo que toda su pandilla pasara por el local y se convirtieran en las víctimas de las bromas de Rickles, que se convirtió en algo así como en el bufón del grupo.

Esta era la anécdota favorita de Sinatra: en una ocasión Sinatra estaba cenando en el Hotel Sands, en Las Vegas y el comediante se acercó para explicarle que estaba intentando impresionar a una mujer, que no se creía que lo conocía. Cuando terminó de cenar, Sinatra se acercó a la mesa de Rickles. “Eh, Don, ¿cómo demonios estás?”, le dijo. Rickles lo miró y le espetó: “Ahora no, Frank, ¿no ves que estamos cenando?”.

Siguiendo el ejemplo del admirado Sinatra, otros famosos acudían en masa a sus espectáculos con el objetivo de ser ridiculizados por el comediante. Rickles solo los podría haber insultado si los hubiera ignorado.

En realidad, el sueño de Rickles había sido convertirse en actor. Nació en Queens, que en esa época no dejaba de ser un suburbio del Nueva York más dinámico. Su padre, Max, era un inmigrante lituano que vendía seguros. Su madre Etta (que de soltera se apellidaba Feldman) fue quien más lo apoyó. En una de sus actuaciones la comparaba con el general estadounidense George Patton y la llamaba “la Patton judía”. Vivió con ella hasta que se casó, a los 39 años, y entonces se mudó a la casa contigua.

Tras graduarse en el instituto, se alistó en la Marina de Estados Unidos y durante la Segunda Guerra Mundial sirvió en el Pacífico. Entretenía a sus compañeros con su sentido del humor. Tras la guerra, regresó a Queens y trabajó, con poco éxito, como vendedor.

Más tarde se matriculó en la Academia Estadounidense de Arte Dramático de Nueva York. Tenía como compañeros a Jason Robards, Grace Kelly y Anne Bancroft. Sin embargo, le resultó muy difícil encontrar papeles y empezó a trabajar como comediante en locales nocturnos de la ciudad. En más de una ocasión afirmó que su humor basado en el insulto fue una forma de reaccionar ante un público que se aburría con su actuación o porque algún propietario de un club nocturno de striptease le pidió que machacara a la clientela.

Un invitado habitual en televisión

Tras el aval de Sinatra, los famosos acudieron en masa a sus espectáculos, y en 1958 consiguió su primer papel en una película, uno secundario pero relevante en la película bélica Torpedo. Sin embargo, no llegaron a concretarse otros papeles, aunque sí fue un invitado habitual en la pequeña pantalla.

A mediados de los sesenta, actuó en cuatro estrenos, interpretando a personajes con nombres como Jack Fanny, Big Drag y Big Bang. Su agente, Jack Gilardi, estaba casado con Annette Funicello, una de las actrices del Club Mickey Mouse, y actriz principal de estas películas. Gilardi también tenía una secretaria, Barbara Sklar. Ella y Don se casaron en 1965.

Las bromas de Rickles se consideraban demasiado pesadas para la televisión. Esto cambió en 1965, cuando Johnny Carson le dio una oportunidad en el Tonight Show y el comediante consiguió arrancar una carcajada a todo tipo de invitados.

Sus primeras palabras a Carson fueron “Hola, bobo” y criticó su tacañería: “Ganas 50 millones anuales y tus pobres padres están atrapados en Nebraska y cenan saltamontes”. Pronto se convirtió en un habitual de eventos de gala en los que se rendía homenaje a alguien (y Rickles lo ridiculizaba).

Cuando homenajearon a Carson, el comediante le espetó: “Quiero decirte algo desde el fondo de mi corazón, todos te detestan”. En 1968 sacó su primer disco con monólogos –Hola, bobo– y consiguió su primer programa de televisión, que no funcionó, como tampoco funcionó una serie cómica que se estrenó en 1972.

El humor de Rickles era totalmente improvisado, no necesitaba guión. Sus dotes para la improvisación lo convirtieron en un gran presentador, un buen imitador pero no necesariamente en el protagonista de una serie.

En 1970, interpretó al sargento Crapgame en Los violentos de Kelly, un film bélico protagonizado por Clint Eastwood; un grupo de soldados de la Segunda Guerra Mundial (al estilo de M*A*S*H). En el film también salía Carroll O’Connor, con el que más tarde volvió a coincidir en la serie Todo en familia y la secuela Archie Bunker's Place. Pese a todas estas series, no consiguió ningún papel en la gran pantalla.

Sin embargo, de 1976 a 1978 volvió a interpretar el papel de Crapgame en su serie más exitosa, C.P.O. Sharkey. Rickles ya se había convertido en toda una institución en Las Vegas y en programas de televisión. Según el comediante, consiguió llegar a lo más alto cuando Ronald Reagan le pidió que actuara en su segundo baile inaugural, ya que Sinatra se empeñó. A su vez, Sinatra también tuvo que cantar, ya que Nancy Reagan se empeñó.

Puso voz a Mr. Potato

Su carrera cinematográfica consiguió remontar en los noventa, interpretando al abogado de unos mafiosos en la comedia de vampiros Sangre fresca. Tres años más tarde, interpretó el papel de un director de casino, Billy Sherbert, en Casino, de Martin Scorsese. Scorsese supo captar el don de improvisación de Rickles. En 1993 participó en otra serie, Daddy Dearest, que no consiguió mantenerse mucho tiempo en la pequeña pantalla. Más tarde puso voz a Mr. Potato en el film Toy Story (1995) y sus secuelas.

En 2007 publicó su autobiografía, Rickles’ Book, y John Landis hizo un documental sobre él, Mr. Warmth: The Don Rickles Project, para HBO. Landis ganó un Emmy y el hijo del comediante, Larry, que lo produjo, otro.

A pesar de sus problemas de salud, nunca abandonó los escenarios. En 2014, actuó en el Teatro Apollo de Nueva York, para celebrar su 88º cumpleaños. Un año más tarde, se convirtió en uno de los últimos invitados del programa de David Letterman, que dejó de emitirse cuando Letterman se jubiló.

Cuando finalmente le llegó el turno a Rickles y sus amigos le prepararon un homenaje, Henry Youngman le dispensó el mismo trato que él había dado a tantos homenajeados: “Podría decir muchas cosas de Don Rickles..., pero ¿para qué molestarme?”.

Traducido por Emma Reverter

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