Moda Gatsby
Dentro de unos días se estrenará la película de Baz Luhrmann El gran Gatsby, basada en el best seller de Francis Scott Fitzgerald. El film, protagonizado en esta ocasión por Leonardo DiCaprio, Tobey Maguire y Carey Mulligan (en la versión de 1974 los actores principales fueron Robert Redford y Mia Farrow), ha traído consigo un renovado interés por la estética charlestoniana años veinte que ya se nota en la moda –no hay más que mirar los especiales de las revistas especializadas de los últimos meses– y en la literatura.
La editorial Sexto Piso publicó a finales del año pasado una nueva edición de esta historia sobre este mito del dandi estafador y seductor que Scott Fitzgerald creó en 1925 y que tan bien supo retratar esos años felices de vino, rosas y (algunas) espinas. También el sello Anagrama tiene su propia edición del libro. Y se puede encontrar en DeBolsillo, RBA y Cordelia, por hacer un breve repaso.
Es interesante esta nueva mirada a Gatsby. Y no solo por la película y la moda, sino por lo que el personaje significa. La historia se centra en 1922, muchos años antes del gran crack bursátil de 1929. Era una época de fiestas en las que corría el champán, la felicidad y el desparrame. Eran los años del jazz en los que también se colaron especuladores financieros creando un mundo ficticio. Un universo que tenía que estallar, como después sucedió. Y allí estaba Gatsby, como quizá en años más actuales han estado otros, aunque sin tanta seducción como este misterioso personaje. La novela, la película, cualquiera de sus aproximaciones estéticas, nos sirven para echar la mirada hacia atrás y comprobar que nunca nada es realmente nuevo. Aquí hubo muchos que tuvieron sus fiestas con confeti y serpentinas. Hubo muchos dandis de pastiche. Quizá es hora de que esas bolas de discoteca les estallen en la cara.
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