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Podemos Andalucía evita forzar la confluencia con IU en los municipios donde gobierna

Teresa Rodríguez pide que no se imponga la marca Podemos en las municipales

Daniel Cela

La negociación entre Podemos e IU en Andalucía para concurrir juntos a las próximas elecciones andaluzas y municipales parece haber superado un campo de minas: los ayuntamientos. La confluencia política está allanada desde hace meses a escala regional, pero aún tropieza en los municipios donde es “prácticamente imposible” extrapolar “una misma alianza bajo un mismo nombre”, admiten fuentes de ambos partidos. 

Finalmente, Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo han renunciado a una coalición a gran escala y no forzarán las alianzas en los municipios donde sea “inviable” el entendimiento entre el candidato local de IU y el de la marca blanca de Podemos. “Se va a negociar la confluencia pueblo a pueblo, no vamos a forzar nada”, avanza el secretario político de la formación morada, Jesús Rodríguez. Desde la coalición de izquierdas avalan esta misma conclusión: “Es lo más sensato”, dicen, habida cuenta que muchas de las marcas instrumentales de Podemos en los municipios nacen de una escisión del grumo local de IU, y “la reconciliación, a veces, es complicada”. La mayor fricción está, precisamente, en las localidades con alcaldes de IU.

Desde el principio, la confluencia Podemos-IU en la comunidad autónoma se ha topado con dos escollos. Uno era la reticencia de los alcaldes de IU (79 en toda Andalucía) a coaligarse con sus ex socios; y el otro son los problemas internos de Teresa Rodríguez para alcanzar la autonomía política de Podemos Andalucía, aún muy sujeta a la dirección federal. Sobre este aspecto, el último episodio interno que arroja incertidumbre sobre la confluencia surge de la reciente consulta del partido a sus bases para saber cómo deben afrontar las elecciones autonómicas y municipales de 2019. El 92,29% de los inscritos de Podemos en Andalucía ha respondido sí a las dos preguntas: sí a presentarse en coalición con otras fuerzas del cambio y sí a preservar el nombre Podemos en la candidatura. 

Excepciones, potestad de la dirección regional

La dirección regional se reserva la potestad de autorizar las excepciones en las candidaturas municipales, es decir, donde existen marcas consolidadas que no tendrán que rebautizarse con las siglas de Podemos de cara al 2019. Sin embargo, esa vía alternativa no existe para el nuevo sujeto político que concurrirá a las elecciones autonómicas andaluzas.

El resultado de la consulta avala la tesis de Pablo Iglesias, que logra blindar sus siglas en casi todos los territorios (excepto donde haya cristalizado otro nombre). Pero aparentemente también frustra el proyecto de Teresa Rodríguez, que aspiraba a impulsar una marca propia andaluza junto a Antonio Maíllo. La gaditana llegó incluso a inscribir el nombre de Marea Andaluza en el registro de partidos del Ministerio de Interior para que otros no le robasen el cartel electoral de cara a las autonómicas, aunque luego ha aparcado esta idea, en parte, por los recelos de IU.

Sea como fuere, el referéndum de Iglesias obliga a los dos artífices de la confluencia andaluza a sentarse a negociar el nombre de su proyecto político bajo la condición de que Podemos esté en el título. Es una exigencia de las bases que deja poca maniobra a Rodríguez y a Maíllo, porque ambos reclaman la misma visibilidad para sus formaciones y ambos están de acuerdo en “no repetir el error de Unidos Podemos”, la coalición electoral con la que concurrieron a las generales de 2016. Cabe preguntarse ahora si la dirección regional de IU aceptará tan cómodamente el nombre de sus compañeros, un extremo difícil de imaginar. El propio Maíllo vetó el título de Marea Andaluza porque “se asociaba directamente a la candidatura de Teresa Rodríguez en las primarias de Podemos”.

Sin embargo, esta aparente contradicción entre el mandato de las bases y la hoja de ruta que había trazado Podemos Andalucía no existe, según sus dirigentes. “Lo que dice la consulta no es contradictorio con lo que proponíamos, sólo que nosotros tenemos una tesis distinta de trabajo”, explica el secretario político de la formación morada, Jesús Rodríguez. Tampoco la dirección de IU quiere detenerse en el conflicto sobre el nombre que tendrá la confluencia e insiste en que “hay una coincidencia total en el contenido del nuevo sujeto político”. “La discusión sobre el nombre aún no ha aparecido. Aparecerá. Pero es la última parte de la discusión con IU”, sostiene Rodríguez.

La confluencia, “antes de verano”

Donde sí hay coincidencia es en los plazos. Tanto Podemos como IU creen que el debate sobre la confluencia, que lleva más de un año abierto, debe cerrarse definitivamente “antes del verano”. Para lograrlo, las dos formaciones de izquierda han avanzado mucho y con mucho sigilo en el terreno más espinoso que pisan juntos: el de los ayuntamientos.

La coalición entre Podemos e IU en Andalucía tiene dos fases, una fácil y otra difícil. La fácil es la fusión de sus proyectos políticos a escala regional, que ya cuenta con el empeño, la implicación y el compromiso de ambos líderes, Rodríguez y Maíllo. Hace meses que sus agendas y sus iniciativas legislativas se solapan. El hecho de que el resto de fuerzas políticas -empezando por la propia presidenta Susana Díaz- no haga distinción entre unos y otros es prueba evidente de que la confluencia Podemos-IU funciona como una realidad. 

La parte difícil viene al intentar extrapolar esa alianza al universo municipalista de Andalucía, donde el proyecto integrador de Rodríguez y Maíllo choca con la dispersa realidad de cada pueblo. La mayor dificultad estriba en el origen mismo de la formación morada. Podemos no concurrió a las últimas municipales (2015) con su marca, pero dejó que otros partidos de nueva creación y agrupaciones de electores capitalizaran sus colores, presentándose como satélites de la formación morada. Casi todas las marcas blancas de Podemos que existen en los municipios andaluces surgen de la escisión (siempre complicada) de IU, que tiene más implantación territorial, poder institucional e historia que sus socios. De ahí la complejidad de volverlos a sentar en la misma mesa para negociar una suerte de reunificación. La coalición de izquierdas ocupa el último lugar del Parlamento autonómico (cinco diputados frente a los 15 de Podemos), pero gobierna en 79 alcaldías, cuenta con mil concejales y tiene presencia en 380 municipios. De hecho, otro de los escollos a salvar por las dos formaciones es el veto que plantea Podemos a los pactos de Gobierno con el PSOE, ya que en 29 de los municipios IU cogobierna con el partido socialista.

IU Andalucía es la federación con más peso político del país, alrededor del 50% de los afiliados a la coalición de izquierda provienen de esta región (unos 7.000), donde cuentan con más de 300 asambleas locales y provinciales. En las últimas elecciones municipales presentó candidaturas en más de 500 municipios. La formación morada nunca ha ocultado que el “gran botín” de la confluencia es, precisamente, el arraigo territorial y los cuadros medios de IU, el músculo que le falta a un partido joven aún necesitado de estructura.

Ya sea por los recelos de los alcaldes de IU como por las reticencias de la dirección federal de Podemos, la confluencia andaluza parece alejarse del proyecto inicial, que buscaba “un trabajo coherente entre lo municipal y lo andaluz”, en palabras de Pablo Pérez Ganfornina, de la dirección regional del partido morado. El Consejo Ciudadano Andaluz, máximo órgano de decisión entre asambleas, aprobó recientemente impulsar la creación y registro de un nuevo partido político que “aglutine y uniforme” todas las marcas instrumentales de Podemos que existen ahora en los municipios andaluces. 

Se buscaba así corregir la diversidad de nombres de las candidaturas populares que concurrieron a las urnas en 2015 bajo el paraguas de la formación morada y homogeneizarlas bajo unas mismas siglas de cara a los comicios de 2019. De esa pretensión inicial, habrá que excluir ahora los municipios donde no cuaje la confluencia con IU y aquellos donde los partidos vinculados a Podemos se legitimen como “marca consolidada” y reclamen a Rodríguez seguir manteniendo sus siglas.

 

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