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Rivera compromete su palabra a que Cs no volverá a hacer presidenta a Susana Díaz

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos.

Daniel Cela

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No ha bastado que Ciudadanos lo diga una vez ni dos ni tres veces. Los votos de la formación naranja en Andalucía “no servirán para investir presidenta a Susana Díaz”, como ocurrió en 2015. Lo anunció por sorpresa la semana pasada Juan Marín, portavoz de Cs en Andalucía y candidato a la Presidencia de la Junta, lo ha refrendado este lunes el Comité Ejecutivo Nacional del partido, reunido en Madrid, y finalmente lo ha suscrito el propio Albert Rivera como un compromiso personal. Una periodista, escéptica, le preguntó si le iba su palabra en ello, si se estaba comprometiendo nominalmente -y como presidente de Cs- a no hacer presidenta a Díaz: “Efectivamente, se lo confirmo”, contestó.

El órdago de Ciudadanos de cara a las elecciones andaluzas del 2 de diciembre significa que la formación naranja no quiere el papel de partido bisagra entre PSOE y PP, sino que aspira, como poco, a suplantar a los populares como líder de la oposición. Sin embargo, el anuncio de Marín de que no harán presidenta a Susana Díaz ha sido recibido con escepticismo por PP, PSOE, Podemos e IU, y también una larga lista de periodistas que hace tres años y medio escuchó que no apoyarían un Gobierno del PSOE en Andalucía- y lo apoyaron- y hace dos años escucharon a Rivera asegurar que no respaldarían la investidura de Mariano Rajoy, y lo hicieron. 

Marín estuvo el lunes en Madrid, como miembro del Comité Ejecutivo, y volvió a repetir la que hasta ahora es su consigna más potente de campaña electoral: “Después del 2 de diciembre, la señora Díaz y el PSOE no van a gobernar con los votos de Ciudadanos”, dijo. Detrás de él, vino Rivera para remarcar sus palabras: “Lo que ha dicho Juan Marín es una política de partido que apoyamos desde la ejecutiva nacional. Suscribo y apoyo lo que ha manifestado nuestro candidato de que es hora de un cambio, y si es hora de un cambio, ese cambio no puede ser otro Gobierno del PSOE. Creo que lo entiende todo el mundo. Habrá que buscar mayorías alternativas, habrá que liderarlas y encabezarlas”, sentenció.

Con los sondeos de intención de voto en la mano, una mayorías alternativa a la alianza PSOE-Ciudadanos se antoja difícil de imaginar. El desplome del PP que calculan los sondeos complicaría la alternativa más plausible, es decir, que los dos grupos conservadores PP y Cs conformen Gobierno. Es la única baza a la que juega el candidato y presidente de los populares, Juanma Moreno, haciendo campaña por la alianza con los naranjas, mientras Rivera da señas ineludibles de querer fagocitarles.

La coalición progresista de Podemos e IU (Adelante Andalucía) también ha garantizado que “ni por activa ni por pasiva” dejarán que gobierne la derecha. Susana Díaz dice que su intención es gobernar en solitario, pero todos los discursos previos de los cuatro partidos que compiten el 2-D hacen inviable el entendimiento y que la legislatura eche a andar. En 2015 estuvo bloqueada 80 días, hasta que Cs cambió de parecer y pasó del no al sí en la investidura de Díaz, tras firmar un acuerdo con los socialistas con 72 medidas de Gobierno.

Los socialistas son ahora la fuerza más votada y cuentan con 47 diputados (las encuestas le auguran menos apoyos, pero una resistencia en el primer puesto). El PP tiene 33 escaños y es el partido con los sondeos más adversos (alguno incluso ha descrito el sorpasso de Cs). La confluencia de Podemos e IU (Adelante Andalucía) aspira, como mínimo, a mantener los votos y escaños que lograron hace tres años por separado (20 diputados). Sus líderes, Teresa Rodríguez y Antonio Maíllo, confían que al rebasar el listón que la ley d'Hont impone a los partidos pequeños sumarán más diputados en las circunscripciones pequeñas -Jaén, Huelva y Almería-, pero las encuestas también hablan de un leve retroceso. Los naranjas son los únicos que puntúan alto en los sondeos, aunque ninguno tan alto como las expectativas de sus propios líderes, que hablan de pasar del 9% al 27% del escrutinio.

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