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El pozo sin fondo del pabellón de Carboneras: la Diputación de Almería adjudicó obras a la empresa del actual alcalde de Tíjola

Pabellón Deportivo de Carboneras

Néstor Cenizo

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Finales de los 90. El dinero fluye, parece que hay para todo y para todos, y a algunos responsables políticos de Carboneras se les ocurre que los 8.000 habitantes del pueblo no solo merecen el mejor pabellón deportivo, sino también el más grande. El 2 de febrero de 1999 arrancan las obras de una estructura faraónica: 11.500 metros cuadrados de instalaciones deportivas en cinco alturas, donde disfrutar de gimnasio, piscina cubierta climatizada, salas de actividades dirigidas, un rocódromo o una ludoteca.

Casi 25 años después, poco de eso se ha convertido en realidad. El Ayuntamiento solo puede mantener abierta una parte del pabellón, que ha estado en obras prácticamente dos décadas, y sigue prometiendo que algún día abrirá la piscina. Entre medias, se han gastado unos 15 millones de euros de dinero público, según han ido contando los distintos alcaldes.

Un informe de la UDEF, aportado al sumario en el que se investiga si técnicos, funcionarios y el PP de Almería cobraron mordidas a cambio de adjudicar obras a la constructora Hispano Almería, ha vuelto a poner sobre el mapa esta infraestructura infrautilizada. Los investigadores tienen un recibí que acreditaría el pago de 8.500 al “PP Almería (Diputación)”. Fue esta institución, liderada entonces por Luis Rogelio Rodríguez Comendador (PP), quien adjudicó las cuatro primeras fases de la obra. Sin embargo, el pabellón lo promovía el Ayuntamiento, por entonces en manos del poderoso Cristóbal Fernández (PSOE), tío del actual regidor de Carboneras. Fernández adjudicó las últimas fases también de manera irregular, según los investigadores. 

Ni siquiera la supuesta terminación de la estructura, en 2010, puso fin a los trabajos. Durante años, el municipio y la Diputación siguieron invirtiendo para reformar, mantener y adecuar el pabellón a sus posibilidades de uso. Incluso para asegurar que el talud bajo el que se sitúa no se derrumbara. El rastro de las obras en el pabellón de Carboneras está a priori fuera del radar de la UDEF; pero sirve para mostrar cómo políticos comparten intereses con constructores o son, incluso, la misma persona.

Un contrato firmado como empresario cuando era concejal

Es el caso de José Juan Martínez, empresario de la construcción y hoy alcalde de Tíjola, un municipio del Valle del Almanzora a hora y media de Carboneras. Martínez suscribió en 2018, cuando era concejal raso de Ciudadanos, un contrato con la Diputación de Almería para que sus empresas realizaran las obras de “acondicionamiento y adaptación” del pabellón de Carboneras, a cambio de 330.578,51 euros. Debía arreglar el vaso de la piscina, que perdía agua y era demasiado profundo, y adaptar una planta para gimnasio.

La obra fue adjudicada a una UTE de dos empresas: Inversiones y Promociones Tágilis, S.L. e Hijos de David Martínez, S.L. Martínez había sido su administrador único, según consta en las páginas de información societaria. Eloísa Fernández, su mujer, le sustituyó como administradora en Tágilis cuatro meses antes de esta licitación, que el Ayuntamiento de Carboneras venía anunciando desde 2016. El propio Martínez estampó su firma en el contrato de obras que suscribió con Gabriel Amat, por entonces presidente de la Diputación, el 9 de enero de 2018. “Yo era el gerente por entonces”, explica Martínez, que sigue siendo apoderado.

La obra fue adjudicada formalmente por la Junta de Gobierno de la Diputación. El diputado de Fomento y encargado de las obras en los municipios era por entonces Óscar Liria, quien saltó a la escena nacional el verano pasado, cuando fue detenido por la Guardia Civil, acusado de cobrar entre 200.000 y 400.000 en comisiones por un contrato de suministro de mascarillas suscrito por Diputación. Durante el registro, la Guardia Civil pidió también una veintena de expedientes de contratos menores del ente con una sociedad de otro de los investigados.

“Tengo aprecio a Óscar Liria”

Además de esta obra, Tágilis fue beneficiaria de al menos una decena de contratos adjudicados por la Diputación entre 2018 y 2020, según acredita el perfil del contratante de Diputación. Son contratos menores del Plan Acelera, o para la reforma de parques infantiles o cementerios en pequeños municipios. En total, recibió de Diputación 189.700 euros en el ejercicio 2020, cuando Martínez ya era alcalde de Tíjola, su mujer era administradora de Tágilis y Liria diputado de Fomento. Varias fuentes señalan que a Martínez y a Liria les une una estrecha amistad. “Lo conozco desde hace tiempo y le tengo aprecio”, admite el alcalde.

Sin embargo, niega que eso o su posición política le haya facilitado nunca el acceso a contratos públicos, y dice que estos representan en torno al 20% de su facturación. “La reforma del pabellón salió en abierto y fuimos la empresa más barata. Llevamos cuarenta años funcionando. Nos presentamos en muchos sitios, también en Ayuntamientos del PSOE. Hay obras que me llevo, y la inmensa mayoría no. Pero si tengo la oferta más ventajosa me lo tienen que dar”. Aunque Diputación le adjudicara ocho contratos menores (previa invitación) en 2020, Martínez resalta que le descartó en más de una veintena.

Está convencido de que no hay nada ilegal en lo que hace, porque el Pleno le concedió la compatibilidad para seguir ejerciendo como administrador de su empresa. “A las obras que saca mi Ayuntamiento no puedo presentarme, evidentemente”. La mañana la dedica a la política y la tarde al negocio. “Es de lo que vivo. Me bajé el sueldo público cuando llegué a alcalde”.  

Enfrentamiento entre alcaldes por unas obras

La contratación pública de sus empresas ya le ha generado a Martínez algún conflicto. El año pasado, Domingo Ramos, alcalde de Lubrín (PSOE) denunció la inejecución de una obra en pleno centro del pueblo. La obra había sido adjudicada por la Diputación a Tágilis, que a su vez la había subcontratado a un tercero. El asunto se presentó en los medios como un enfrentamiento entre regidores, que se cruzaron acusaciones.

“El día anterior a la Nochebuena [de 2020] me dejaron la calle como un santo cristo, llena de escombros. Tuve que pasar con un féretro por encima de la vía. Paralicé la obra de Tágilis para defender la seguridad de mis vecinos”, explica hoy Ramos, que fue denunciado ante la Guardia Civil por el alcalde-empresario de Tíjola, que entendía que su colega había actuado arbitrariamente. La denuncia llegó a un juzgado, que la archivó por entender que no había nada penal.

En paralelo, Ramos escribió a la Diputación para advertir de que Tágilis había certificado unas partidas de obra no ejecutadas, y que por tanto no debían ser pagadas. No sabe qué hizo el ente provincial. Tampoco Martínez sabe en qué punto están las tres demandas contra Ramos que anunció en su día, aunque asegura que, si no se han presentado, pronto lo hará.

De PP a Ciudadanos y posible retorno al PP

Martínez no es un desconocido en la política almeriense. Su padre fue el primer alcalde del pueblo en democracia y él, un miembro destacado de Nuevas Generaciones. Asegura que sus aspiraciones siempre se ciñeron a su pueblo. Fue concejal de 1999 a 2007 con el PP, después se apartó de la política y volvió a presentarse con un partido independiente. En 2015 se integró en Ciudadanos, con el que logró la alcaldía en 2019. Según recogió El País en junio de 2005, el entonces concejal socialista Juan Carlos Usero denunció un “probable fraude de ley en la adjudicación de obras municipales” en Almería capital, alertando de la asignación de obras por unos 700.000 euros a empresas de Martínez, por entonces portavoz del PP en Tíjola.

Hoy es alcalde, aunque tiene menos concejales (tres) que el PP (cuatro). El pacto era alternarse a mitad de mandato. En mayo de 2021, dejó Ciudadanos para convertirse en no adscrito, y un mes después acordó con el PP seguir como están. El portavoz del PP argumentó que su renuncia a la alternancia era “para evitar entrar en guerras y conflictos políticos”.

Muchos dan por descontado que Martínez acabará volviendo a las filas populares. “Esto requiere mucho tiempo, y genera disgustos y problemas. No sé si compensa. Vamos a ver si me presento... Es verdad que tengo muy buena relación con gente del PP, a la que conozco de hace 25 años, pero eso no significa que me presente con el PP”.

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