Es el año 1977 y suena “Te Estoy Amando Locamente” de Las Grecas. Han pasado siete años desde las primeras marchas en Estados Unidos, tras la revuelta de Stonewall, cuando Barcelona acoge la primera manifestación del Orgullo en nuestro país. Aunque la Ley de Peligrosidad Social no sería derogada hasta finales de 1978, ese año ya se abría un camino hacia la libertad. En Andalucía, los primeros destellos de organización LGTBI+ surgieron ese mismo año con la formación de la Unión Democrática de Homosexuales de Málaga. Poco después, el 25 de junio de 1978, Sevilla fue escenario de la primera manifestación por la libertad sexual en nuestra comunidad.
“I have a dream…” Así comenzó Martin Luther King uno de los discursos más poderosos del siglo XX, con un sueño compartido, una visión de justicia que aún no existía, pero que se volvió imparable cuando empezó a ser pronunciada, imaginada, repetida.
Este 2025, el Día Internacional del Orgullo LGTBI+ se ha celebrado el sábado 28 de junio, acompañado por una agenda de actividades que se ha extendido a lo largo de todo el mes de junio y los primeros días de julio. Ciudades como Sevilla han desplegado una programación completa del 26 al 29 de junio, culminando con un gran desfile nocturno. Málaga, Cádiz, Granada, Almería, Huelva, Córdoba y Jaén también han acogido sus propias marchas, conciertos y encuentros, mostrando la vitalidad de un sueño colectivo que sigue presente hoy con fuerza. Un Orgullo que reafirma la dignidad de orientaciones sexuales e identidades de género históricamente marginadas y reprimidas, y que sigue ocupando el espacio público para visibilizar su presencia y sus demandas.
Violencia, datos, lucha actual
Sin embargo, esta celebración se ve empañada por una cruda realidad que nos obliga a mantenernos vigilantes y a seguir alzando la voz. Como señala Cristóbal Fábrega Ruiz, coordinador de Amnistía Internacional Jaén, la pasada semana se denunció la brutal agresión homofóbica sufrida por un joven de 30 años en Jaén, tras las fiestas del Orgullo. Fue atacado por tres personas, recibió once grapas en la cabeza, y la violencia estuvo acompañada de insultos homófobos, confirmando que se trató de un delito de odio. Además, otro agresor, acompañado de una mujer y dos niños, continuó atacándolo físicamente y verbalmente. Esta agresión no es un caso aislado: colectivos como Arco Iris alertan sobre el aumento constante de la violencia contra el colectivo LGTBI+, y señalan directamente a los discursos de odio propagados por la extrema derecha como una causa principal.
Gracias al Orgullo tenemos ocasión para una reivindicación constante y una llamada a la acción para vivir libres de miedo y con plena dignidad. Cada pancarta, canción, abrazo, grito compartido en la marcha del Orgullo andaluz lleva el eco de aquella frase: “yo tuve un sueño”
Los datos oficiales respaldan esta alarma. Entre 2002 y 2021, uno de cada cinco delitos de odio en España (22,7%) tuvo como motivo la orientación sexual o identidad de género, según el Consejo General del Poder Judicial. En 2021, el Ministerio del Interior registró 466 delitos de odio por estas razones, representando el 26% del total y un aumento del 67% respecto a 2019.
En este contexto, las palabras de Samantha Hudson en el pregón del #MADO Madrid Orgullo 2025 resuenan con especial fuerza y relevancia. La artista fue clara al señalar que, si bien hemos conquistado hitos históricos como el matrimonio igualitario, “esto no ha hecho más que empezar. Sigamos pensando hacia delante, no nos conformemos. Que no nos tomen por tontas, queda mucho que hacer, queda mucho camino que recorrer”. Hudson denunció la “ola reaccionaria fascista” que sacude el mundo y subrayó la urgencia de una lucha “interseccional y transversal”, capaz de conectar la defensa de los derechos LGTBI+ con otras causas como la ley de inmigración y la necesidad de entender la vivienda como un derecho fundamental, no como un bien mercantil. Su mensaje es un recordatorio potente de que la lucha LGTBI+ debe abrazar todas las causas de derechos humanos, sin dejar a nadie fuera.
Desde Amnistía Internacional reiteramos que, en virtud del derecho internacional, todos los Estados tienen la obligación de promover y proteger los derechos humanos de todas las personas, sin discriminación alguna. Gracias al Orgullo tenemos ocasión para una reivindicación constante y una llamada a la acción para vivir libres de miedo y con plena dignidad. Cada pancarta, canción, abrazo, grito compartido en la marcha del Orgullo andaluz lleva el eco de aquella frase: “yo tuve un sueño”. Andalucía, con su historia compleja y su identidad mestiza, sabe bien lo que cuesta soñar. Pero también sabe que es capaz de abrir caminos donde antes había silencio.
0