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Antequera ya ocupa su lugar en el Olimpo del Patrimonio

La delegación celebra la declaración de Patrimonio Mundial por la Unesco.

Amalia Bulnes

Han cumplido 6.000 años de existencia y paradójicamente, los Dólmenes de Antequera acaban de escribir hoy uno de los mejores capítulos de su historia. Un reconocimiento, una corona del mejor laurel artístico, turístico y patrimonial, que los coloca en el Olimpo de la Cultura Mundial: la concesión por parte de la Unesco de la declaración de Patrimonio Mundial.

A pesar de ser la crónica de una recompensa anunciada -nunca antes había sido rechazada una candidatura llegada a esta fase final-, el anuncio oficial no se produjo hasta pasadas las 3 de la tarde del viernes 15 de julio, día de luto en toda Europa y de emoción por tanto contenida, para la cultura, no sólo andaluza, sino nacional y continental. La declaración se hizo pública durante la 40ª Reunión del Comité de la Unesco que se celebra estos días en Estambul, hasta donde ha viajado una exultante comitiva andaluza, con indisimulables signos de euforia en sus rostros confiados en el feliz desenlace. La delegación, ejemplo de unidad institucional, ha estado capitaneada por la Consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Rosa Aguilar; el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo; y el alcalde de Antequera, Manuel Barón, que inició el pasado verano una campaña mediática de gran alcance social que ha cristalizado en esta feliz noticia.

Aguilar, no obstante, fue quizás quien, tras conocer la noticia, resumió de manera más certera y con necesidad de menos palabras el verdadero alcance que tiene este reconocimiento mundial: “Empieza ahora un tiempo nuevo para los Dólmenes, que han abierto una ventana al mundo para que los puedan mirar, sentir y disfrutar”. Efectivamente, estar dentro de la Lista de Patrimonio Mundial de la Unesco es una confluencia entre dos factores de suma potencia: la excelencia cultural, artística y patrimonial, y las posibilidades turísticas, económicas y generadoras de riqueza que se abren con este foco que incide desde ahora en el corazón geográfico de Andalucía y su entorno más inmediato.

Promovida por la Junta de Andalucía, pero elegida finalmente por el Ministerio de Cultura en el Consejo de Patrimonio Histórico de marzo de 2014 , la candidatura del Sitio de los Dólmenes de Antequera -en su nomenclatura oficial- ha sido, durante el año pasado y el primer semestre de 2016, una de las más mediáticas, mejor valoradas y bendecidas políticamente de las últimas que se recuerdan en el país, con el consenso de todas las administraciones políticas, tanto de la Junta de Andalucía -de quien depende el yacimiento- como del Gobierno Central, único con competencias para elevar la propuesta andaluza al órgano supranacional de la Unesco.

El trabajo empieza ahora

Ahora bien, como bien ha señalado el ministro de Cultura, Íñigo Méndez de Vigo, tras conocer el reconocimiento, “el trabajo empieza ahora”. Expertos del Comité Científico de la Unesco visitaron el pasado mes de octubre el conjunto malagueño y emitieron un informe con una serie de recomendaciones y cambios indispensables para poder ostentar esta categoría de excelencia cultural internacional. Tanto es así, que el director del Sitio de los Dólmenes, Bernardo Ruiz, se apresuró a manifestar a los medios, inmediatamente después del anuncio, que el siguiente paso que se va a dar desde el ahora monumento megalítico Patrimonio de la Humanidad es dar “cumplimiento a los requerimientos de Icomos y Unesco”.

En primer lugar, se llevará a cabo “la reducción del edificio del museo de sitios”, que se encuentra a la entrada del conjunto arqueológico y su impacto visual afecta a los Dólmenes. El segundo paso a efectuar, que es competencia exclusiva del Ayuntamiento de Antequera, es el de “elaborar un plan especial de protección para amortiguar el impacto de las naves del polígono industrial anexo”, principal hándicap con el que ha contado la candidatura. 

Además, Ruiz ha puntualizado que se van a descalificar “115 hectáreas industriales para que pasen a su estado anterior”, que era el de suelo de uso agrícola. Asimismo, Antequera se comprometió a finalizar el plan especial para abordar las principales presiones de desarrollo que puedan afectar a los dólmenes, disponer de indicadores para evaluar el impacto turístico, mejorar la gestión a través de la coordinación de organismos que la gestionan y evaluar los impactos de los programas.

¿Qué integra el sitio?

Es un bien cultural en serie formado por tres bienes culturales (los dólmenes de Menga y Viera y el tholos de El Romeral) y dos bienes naturales (La Peña de los Enamorados y El Torcal de Antequera). Se trata de una de las primeras integraciones conscientes de arquitectura y paisaje monumental de la Prehistoria Europea, derivada de unos pobladores neolíticos cuyo origen se remonta a comienzos del VI milenio ANE.

Los Dólmenes de Antequera se sitúan ya en el mapa de los grandes monumentos megalíticos del mundo, convirtiéndose en el primer bien de esta tipología en toda la Europa Continental. En la Lista Representativa con la categoría de Megalitismo del periodo neolítico han sido inscritos hasta el momento los Sitios de Newgrange en Irlanda, Las Orcadas, Stonehenge y Avebury en el Reino Unido y los Templos Megalíticos de Malta. Con su inscripción en la Lista del Patrimonio Mundial, la Unesco reconoce a los Dólmenes de Antequera como uno de las manifestaciones de la arquitectura megalítica más destacas y reconocidas universalmente. 

 

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